El salón está trepado de libros. En las mesas quedan rastros de lecturas de periódicos. En la penumbra la conversación va tomando brío y Emilio Lledó no pierde el entusiasmo si habla de Platón, de Aristóteles, de su infancia de niño de la guerra, de su exilio de estudiante seguro del camino y a la vez desconcertado. Leer Más »
