El gráfico que demuestra que los horarios españoles son razonables

Con la llegada del cambio de hora de primavera aparecen los ya tradicionales artículos de prensa sobre los horarios. Traigo una pequeña recopilación: este aparecido en el diario ABC o este de La Vanguardia que no son más que rebotes acríticos de la argumentación de la ARHOE (Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles).

Este otro aparecido en El Español viene a decir que el cambio de hora no sirve para nada según demuestran «los estudios». Desconozco que haya habido alguna vez un estudio que compare lo que ocurre en un verano sin cambio de hora con lo que ocurre en un verano con cambio de hora. Imagino que sería posible comparar datos de Arizona (estado de los Estados Unidos donde no hay cambio de hora salvo en una pequeña región navaja) con los de Nuevo México o California (donde sí hay cambio de hora). Es posible que este estudio se haya hecho.

En La Voz de Galicia Jorge Mira, catedrático de Electromagnetismo de la Universidad de Santiago y colaborador científico del periódico, publicó un artículo a contracorriente que explica las razones del cambio primaveral y critica las pretensiones de ARHOE.

Finalmente en El País aparecieron los dos artículos más interesantes. El primero es 100 años cambiando la hora donde se hace un repaso por la historia del asunto. La parte buena del repaso es que liga el cambio de hora a la actividad económica y, particularmente, a periodos de guerra. Esto es útil para desterrar el leyenda urbana de que Franco hiciera el cambio de hora para contentar a Hitler: es un puro accidente geográfico que Alemania esté más al este que España, la dirección hacia la que se mueven los cambios horarios. En el debe del artículo hay que señalar que olvide la historia de España: durante la Guerra Civil la parte de España controlada por la II República también vivió esos cambios horarios y, de hecho, implementó exactamente el mismo horario que manejamos ahora: una hora de desfase en invierno y dos en verano.

El segundo artículo que apareció en el periódico global fue El gráfico que muestra que en España tenemos horarios raros. El título invita a la chanza: ¿de verdad hace falta un gráfico para demostrar que los horarios españoles son raros? No es que haga falta viajar, basta con que te visiten: ver, por ejemplo, a qué hora comen en los restaurantes de la playa los muchos forasteros que nos visitan. La «pistola humeante» es una reconstrucción basada en datos de Eurostat de cómo transcurre el día en España, Italia, Francia, Alemania y Suecia, expresado en horas civiles. Incide en el conocido hecho de que los horarios españoles vespertinos son tardíos y compara acríticamente (es decir, sin anestesia alguna) datos de países con latitud muy diferente.

Lo interesante, sin embargo, es mostrar gráficamente que los horarios españoles a pesar de que puedan parecer raros responden, más o menos, a la misma lógica que inspiran otros horarios. Es decir, que no son raros. A esto dedico algo de mi tiempo desde hace ya unos meses/años y a eso dedico esta entrada.

Después de haberles mostrado cómo entramos y salimos del trabajo; o cómo transcurre vigilia, voy a mostrar aquí a qué hora comemos y me he tomado la libertad de ser sensacionalista en el título del artículo. Las graficas mostrarán las mismas encuestas de tiempo que he analizado anteriormente (Dinamarca, España, Francia, Irlanda, Italia, Reino Unido, Canadá y Estados Unidos); sin embargo la discusión la haré principalmente sobre las encuestas europeas, dejando aparte las americanas (pero mostrándolas en las gráficas).

El análisis de esta actividad (comer) tiene de antemano un problema de difícil solución: de las encuestas de uso del tiempo podemos determinar cuándo comemos pero no cuánto comemos. El cuánto puede ser importante para entender ciertas características del problema. Por ejemplo cuánto tiempo pasa entre una comida y otra.

La primera figura muestra qué hora se desayunan los los trabajadores en Dinamarca, España, Francia, Irlanda, Italia, Reino Unido, Canadá y Estados Unidos en día laborable (L-V):

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Hora solar del desayuno de los trabajadores en día laborable (L-V) representada junto a la latitud geográfica. La hora del desayuno se determina por el máximo relativo de la ocurrencia de la actividad «comer» en las primeras horas del día. Los mapas se dibujan para la hora civil promedio expresada entre paréntesis.

La figura muestra los valores de la hora del desayuno muy bien agrupados entorno a la línea del amanecer invernal, ya que ésta determina la actividad de los trabajadores en esta franja del día. En general a mayor latitud se desayuna más tardíamente porque amanece más tardíamente en invierno.

En el lapso de dos horas solares se agrupan todos los valores observados. En horas civiles el rango se reduce a una hora y cuarto desde las 07:04 de Estados Unidos a las 08:15 de Dinamarca. El eje horizontal se ha expandido sin embargo durante cuatro horas para comparar la situación del desayuno con las del almuerzo y cena.

Poco más se puede añadir para esta ocurrencia.

La siguiente figura muestra la situación del almuerzo también para trabajadores y en día laborable. Los datos se disponen de forma marcadamente diferente a como lo hacen en la Figura 1.

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Hora solar del almuerzo de los trabajadores (L-V) representada junto a la latitud geográfica. La hora del almuerzo se determina por el máximo relativo de la ocurrencia de la actividad «comer» alrededor del mediodía. Los puntos en gris muestran la situación de los horarios españoles y franceses si se retrasasen sus huso. Los mapas se dibujan para la hora civil promedio expresada entre paréntesis.

Como se observa en la figura el almuerzo se expande durante dos horas si lo expresamos en términos de horas solares, y durante unas dos horas y veinte (desde las 12:19 de Dinamarca a las 14:38 de España) si lo hacemos en horas civiles.

La figura puede analizarse desde diferentes puntos de vista. El más común sería centrarse en la hora solar que es lo mismo que centrarse en el meridiano local. Así veríamos dos comportamientos diferentes. El primero agrupa la hora del almuerzo entorno al mediodía e incluye a Dinamarca, Francia, Estados Unidos y Canadá. El segundo se agrupa alrededor de las 01pm e include a Irlanda, Reino Unido, Italia y España.

Esta interpretación es poco satisfactoria en mi opinión. Si quitamos mentalmente de la gráfica a Francia y España (son países que tienen el huso horario desfasado respecto del geográfico) lo que destaca ahora en los países europeos es que el patrón de la hora del desayuno se ha invertido. Ahora a más latitud (y, por tanto, día invernal más corto) se le corresponde una hora más temprana del almuerzo. Y si analizamos la hora del almuerzo en relación con la distancia al anochecer invernal vemos que en Dinamarca, Irlanda, Reino Unido e Italia se almuerza unas tres horas antes que el anochecer invernal. Puede ser una coincidencia pero puede ser responder a una lógica elemental: almorzar suficientemente antes de cualquier anochecer.

También puede ser otra muestra de que, contrariamente a lo que suele argumentarse, el mediodía (el tránsito solar por el meridiano) no determina necesariamente las actividades humanas ya que pasa desapercibido. El amanecer no pasa desapercibido, y por eso condiciona fuertemente la hora del desayuno o la hora de la entrada al trabajo.

Ahora déjenme que introduzca en este contexto los casos de Francia y España que cambiaron el huso durante la Segunda Guerra Mundial y no volvieron atrás. En la figura se ve que el horario español es congruente en este sentido como el italiano, británico y danés: almorzamos unas tres horas antes del anochecer invernal. El horario francés, por contra, se adelanta a este patrón y almuerzan hasta cuatro horas antes del anocher.

Esta diferencia muestra la forma en que ambos países se adaptaron al cambio de huso. Mientras en Francia el cambio de huso no alteró, probablemente, la hora del almuerzo, en España el «pueblo» respondió al adelanto gubernativo del huso con un retraso de los horarios, hasta hacerlos coincidir en hora solar con los italianos (más precisamente con las regiones de Italia que comparten latitud con las españolas), quienes no han cambiado de huso. AROHE atribuye el retraso de los horarios españoles a vicisitudes del desarrollo económico durante el franquismo pero sinceramente creo que la explicación más racional y simple es una readaptación de los horarios paralela al cambio de la actividad solar: en España dejó de amanecer en invierno a las 7 de la mañana para empezar a hacerlo a las 8 de la mañana.

La diferente adaptación al cambio de huso en Francia y España puede verse también indirectamente si hacemos que Francia y España vuelvan a su huso geográfico. Como para hacer esto hay que retrasar el huso (pasar del huso CET=UTC+01 al huso WET=UTC+00, es decir, el tipo de cambio que hacemos todos los otoños) los puntos franceses y españoles se desplazarían una hora hacia la derecha, como se observa en la gráfica para el valor medio representativo. Francia caería justamente sobre el hueco que hay entre Italia y Reino Unido y seguiría la tendencia general europea. España pasaría a una situación anómala en la que el almuerzo sería, como mínimo, unas siete horas después del amanecer y llegaría a ser sólo dos horas antes de anochecer.

Reparen, por cierto, en esta paradoja: la tan manida frase de volvamos a Greenwich para estar bien es absurda en sí misma. Volver a Greenwich haría que los datos españoles fueran muy anómalos. Pero igual que el cambio franquista fue seguido de un retraso de los horarios, el cambio arhoeísta, si llega, tiene que venir acompañado de un adelanto de los horarios (esto lo reconoce la propia ARHOE)… para quedarnos como ya estamos.

Last but not least, la coincidencia entre los horarios solares españoles e italianos del almuerzo destruye por sí sola cualquier posibilidad de marcar los horarios civiles españoles como raros. O, mejor dicho, explica la racionalidad de una aparente irracionalidad. Alternativamente habría que ir pensando en pasarse por Italia, por su Mezzogiorno, y pregonar que tienen unas costumbres raras. Y no habría que buscar un culpable alternativo al huso.

La última figura muestra la hora de la cena donde en Europa sigue observándose la tendencia de horarios más tempranos cuanto mayor es la latitud (y más corto es el día invernal).

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Hora solar de la cena de los trabajadores (L-V) representada junto a la latitud geográfica. La hora de la cena se determina por el máximo relativo de la ocurrencia de la actividad «comer» en las horas posteriores al anochecer invernal. Los mapas se dibujan para la hora civil promedio expresada entre paréntesis.

Y donde, de nuevo, los horarios del Mezzogiorno italiano y los españoles son bastante coincidentes.

Como he discutido en otra entrada, la situación de la Península Ibérica en Europa (arrinconada en el extremo suroccidental, por donde se pone el Sol invernal) y el huso español amplifica la sensación (sólo sensación) de que sus horarios son tardíos. Veámoslo comparando la hora de la cena británica (18:44) y la española (21:42). Para los españoles las 18:44 (hora civil) es una hora muy temprana para cenar porque, en invierno y a esa hora, apenas ha anochecido. Para los británicos las 21:40 (hora civil) es una hora muy tarde para cenar porque, en invierno y a esa hora, hace cinco horas y media que ha anochecido. Voy a traducirlo a un horario que todos entendamos: en España cenar cinco horas y media después del anochecer invernal supondría hacerlo a las 23:30, aproximadamente.

Visto en relación con el anochecer invernal las 21:40 es muy tarde en el Reino Unido, pero no lo es en España. De hecho las tres horas civiles de diferencia entre la cena británica y la cena española se reducen a sólo una si medimos la cena en relación con la puesta del Sol invernal: en el Reino Unido se cena tres horas después de esa puesta de Sol, en España, cuatro horas después. De esta forma, y teniendo en cuenta que no sabemos cuánta energía se ingiere en uno y otro almuerzo, no parece que haya mucha diferencia ni que seamos tan raros.

El resumen para los trabajadores europeos es: desayunan antes del amanecer invernal; almuerzan unas tres horas antes del anochecer invernal; cenan unas tres horas después del anochecer invernal.

Referencias

  • Det Nationale Forskningscenter for Velfærd, Danske Tidsanvendelseundersøgelsen. Centre for Survey and Survey/Register Data [distribuidor]. 2001.
  • Instituto Nacional de Estadística, Encuesta de Empleo del Tiempo 2009-2010.
  • L’Institut National de la Statistique et des Études Économiques, Enquête Emploi du Temps et Décisions dans les Couples 2009-2010.
  • Economic and Social Research Institute, The Irish National Time-Use Survey Irish Social Science Data Archive [distribuidor] 2005.
  • L’Istituto nazionale di statistica (Istat) Uso del tempo 2008/09
  • Ipsos-RSL y Office of National Statistics United Kingdom Time Use Survey 2000 [computer file]. Tercera edición. Colchester, Essex: UK Data Archive [distribuidor]. Septiembre 2003.
  • Statistics Canada/Statisque Canada, General Social Survey, Time Use. Cycle 19, 2005. 2006.
  • Bureau of Labor Statistics American Time Use Survey [archivo multianual 2003-2012]. US Departament of Labor. 2013

¿A qué hora comemos?: El gráfico que demuestra que los horarios españoles son razonables

 

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