Llevo tiempo diciendo que nuestro país es cada día más inconsistente, más miserable y menos creíble. La muerte de Rita Barberá ha sido el nuevo detonante que ha levantado el cacareo de las dos Españas para demostrar el bajo nivel de nuestra realidad nacional.

Y es que desde esta mañana, la señora Barberá ha pasado de la presunta corrupción al martirologio, del escarnio desde su propio partido al santoral pepero, de presunta culpable a víctima de la prensa y la política.

       No me alegro en absoluto de la muerte de la senadora valenciana: la muerte de cualquier ser humano me entristece y me recuerda que no estoy muy lejos de que me toque a mí. Pero la muerte no empaña mi percepción de la realidad. Hay montones de evidencias que nos hablan de irregularidades en su gestión, de gastos desmesurados e injustificables, de compañeros de viaje imputados, al igual que ella. Mi juicio no deja de ser un juicio moral, que no tiene el mismo valor que el judicial, pero en tanto llegue este, tengo la convicción de que era una de las cabecillas más significativas del PP en ese oscuro entramado de corrupciones diversas. Y eso no lo cambia ni la misma muerte de la imputada, ni la sentencia que hubiera podido emitir un juez más o menos proclive a soslayar la corrupción del PP, y hay muchos por lo que parece.

      El hecho es que la senadora ha muerto y España entera se convierte en una nueva corte de los milagros donde cada cual expone de forma virulenta su punto de vista. Parece que el enfoque esencial del asunto es si Podemos ha hecho bien o mal al ausentarse del hemiciclo durante ese desacertado minuto de silencio, cuando la lente debería planear más bien sobre si era oportuna semejante muestra de reconocimiento. Pero la ausencia de Podemos, tan censurada desde la derecha, e inexplicablemente desde la izquierda, no es un hecho significativo en sí mismo.

       Creo mucho más decisivos otros aspectos tales como: ¿por qué se le permitió a Rita Barberá ir en las listas al Senado? ¿era creíble incluir a una imputada cuando se han hecho tantos gestos vacíos apelando a la lucha contra la corrupción? Y una vez escrutado el resultado de las urnas, ¿por qué no la obligaron con más contundencia a renunciar a su escaño en el Senado? Creo que porque podría haber dado demasiada información peligrosa, así que se le permitió la pantomima del pase al Grupo Mixto para mantenerla aforada y callada.

Madrid 27 10 16 Pleno de investidura Unidos Podemos abandona el hemiciclo FOTO JOSE LUIS ROCA

Madrid 27 10 16 Pleno de investidura Unidos Podemos abandona el hemiciclo FOTO JOSE LUIS ROCA

      En esta cadena de despropósitos y marrullerías veo mucho más coherente la salida del hemiciclo de Podemos que la permanencia de los miembros del Congreso de las demás fuerzas políticas. El Congreso, y en general las instituciones, no están para levantar aplausos o mostrar reconocimientos. Si lo hicieran, tendría que ser para agradecer, recordar, homenajear o reconocer una labor impoluta, una ejecutoria inmaculada y un mérito incuestionables, pero este no era el caso, de ahí lo inoportuno de ese minuto de silencio.

       No he podido evitar una asociación, una pura fábula política: tras la imaginaria muerte de Arnaldo Otegi, el Parlamento vasco organiza un minuto de silencio en su honor. ¿Cuántos parlamentarios del PP se habrían quedado? Obviamente, ninguno. Pero la necesidad de desviar la atención de la naturaleza de la fallecida hacia otro tema escandaloso hace que se ponga el mayor énfasis en que los parlamentarios de Podemos han abandonado el hemiciclo. No hubieran tenido que hacerlo si no se hubieran dado las premisas necesarias.

        Pero España se renueva ahora en su costumbre inquisitorial, en su desvergüenza picaresca, en su fervor cofrade de Monipodio, en su estupidez, que sustituye el análisis por el apasionamiento, la práctica política por el exabrupto y la razón por la coz. El Lazarillo, los sueños de Quevedo, Goya, el eterno esperpento… en la época de las nuevas tecnologías. Así nos va.

 FOTO PRINCIPAL: Rita Barberá en una imagen de Kiko Huesca, Efe en El Español

Alberto GRANADOS

https://albertogranados.wordpress.com/

 

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