Aquellas niñas que fuimos y las mujeres en las que nos convertimos. María Pilar Queralt del Hierro publica Tal como éramos… Las niñas que fuimos y las mujeres que somos (Edaf, 2016)

Aquellas niñas que fuimos y las mujeres en las que nos convertimosPor María Pilar Queralt del Hierro | Historiadora y escritora

Aprendimos a escribir con plumilla, crecimos escuchando la radio, compramos los primeros tocadiscos,… pero hoy somos unas expertas manejando el Whatsapp; vimos nacer la televisión, y ahora escuchamos música en MP3 o a través de Spotify. Veranear era un lujo al alcance de unos pocos y ahora nos plantamos en la otra orilla atlántica y nos bañamos en el Pacífico o en el Índico con toda naturalidad. Es más, aún recordamos aquello de las conferencias “con demora” pero no sabemos vivir sin el móvil.  Nos maravillamos cuando apareció el fax y  hoy dependemos absolutamente del correo electrónico, mientras que nos asomamos a diario a esa ventana abierta al mundo que es Internet. El lavavajillas, el aspirador, la lavadora han transformado nuestro hogar que ya no tiene nada que ver con aquel que esclavizó a las mujeres de generaciones anteriores.  Conducimos coches, motos y aviones; hablamos idiomas, viajamos, pagamos con dinero “de plástico”, nos hemos incorporado al ejército y a la política, somos mayoría en la universidad y nutrimos el mundo del trabajo. Estoy hablando de las  mujeres  nacidas en los años 50 y 60 del siglo XX.  Es decir, aquellas que tanto en España como en el resto de occidente, hemos vivido un cambio radical en nuestro día a día.

Unas niñas que, como cantaba Rocío Dúrcal,  éramos  “una niña buena”, escribíamos  “sin ningún borrón”, aprendíamos “a sumar ” y seguíamos “los consejos de papá y mamá”. No se nos exigía más. A fin de cuentas se suponía que nuestro destino era ser madres y esposas y, por tanto, con saber las cuatro reglas, coser decentemente, saber cocinar y llevar una casa teníamos más que suficiente. Sin embargo, contra lo que la mayoría pensaba, íbamos a ser precisamente aquellas niñas tan buenas y obedientes las que, definitivamente, y contra lo que se nos demandaba, asaltaríamos la Universidad y el mercado laboral, y conformaríamos un nuevo tipo de mujer que poco tenía que ver con el modelo que nuestros mayores con la impagable colaboración de la Sección Femenina nos imponía.

Fotografía cedida por Editorial Edaf.

Fotografía cedida por Editorial Edaf.

El cambio se inició mediados los sesenta, cuando llegaron desde Europa aires de revolución en forma de minifalda o revueltas estudiantiles y, pese al férreo control de la censura que impedía la difusión de toda noticia que augurara un nuevo tiempo,  captamos el mensaje. La semilla del inconformismo que ya habían sembrado en nosotras madres y abuelas, germinó y los últimos años sesenta y los primeros setenta contemplaron el despertar de niñas y adolescentes que reproducían modelos de conducta aprendidos mediante el cine o la televisión, que comenzaban a viajar al extranjero, estudiaban idiomas, se pintaban y no dudaban en acortar sus faldas aunque solo fuera doblando la cinturilla en el ascensor de casa para evitar las iras del pater familiae. Luego, las más osadas, ya en la universidad, iban a ser uno de los motores del cambio político y social que auspició la España de la Transición.

Ha sido un camino largo y difícil, hecho de renuncias, contradicciones, y dificultades. Todavía en los años 70 los “Payasos de la tele”  cantaban la peripecia de una niña que quería ir a jugar pero no podía porque tenía que planchar, coser, fregar… y mil y una tarea más. Pero a quienes lo recorrieron  (lo recorrimos) deben las mujeres del siglo XXI su actual estatus y es bueno que conozcan cómo fue la niñez y adolescencia de sus madres o sus abuelas.  Eso, precisamente, es lo que hemos tratado de recordar, sin acritud, sin juicios de valor, con un punto de nostalgia y –discúlpenme aquellas que no se vean reflejadas en las páginas del libro—mucho de memoria personal en Tal como éramos.

Del día a día, de los sueños y las esperanzas, la música, los juegos, o el quehacer diario de aquellas mujeres que nacieron en los años 50 y 60 del pasado siglo. La revolución tecnológica y el cambio político y social que registró España a partir de 1975, nos llevó a vivir en una sociedad que poco o nada tiene que ver con aquella para la que nos educaron. El mundo era otro. Y nosotras también. Las niñas que fuimos quedaron atrás y ya como mujeres hechas y derechas, educamos a nuestras hijas  para que pudieran decidir la clase de vida que deseaban tener con los únicos límites de su circunstancia social y económica. Nosotras también lo habíamos hecho, pero con muchas más dudas y sorteando múltiples impedimentos tanto en el campo personal como en el profesional. Si lo hemos hecho bien o mal, la historia tiene la palabra. Ahora es su turno. Nosotras, aquellas niñas que nacimos en los 50 o en los 60,  les hemos pasado el testigo. Hay que esperar que nuestro ejemplo haya servido para que las jóvenes mujeres del siglo XXI encuentren su propio camino y consigan hacer del mundo –no solo de Occidente- un lugar acogedor y justo donde no haya discriminación alguna en razón de sexo, ideología o condición social.  Las circunstancias de nuestra infancia y adolescencia fueron muy diferentes a las suyas.  Cierto que no se nos preparó para el mundo que se avecinaba pero supimos distinguir con precisión nuestros objetivos, nadar a contracorriente y llegar a la orilla deseada. Por eso no hay que olvidar que gracias a las niñas que fuimos, hemos acabado por convertirnos en las mujeres que somos.

Homenaje a las mujeres nacidas en los 50 y 60: Aquellas niñas que fuimos y las mujeres en las que nos convertimos

María Pilar Queralt del Hierro, buena amiga de este blog desde que nos habló de los amantes de las reinas hace un año y de la historia de la gastronomía española con este trivial hace unos meses, regresa a nuestras estanterías con un libro que, me consta, ha disfrutado y ha volcado mucho de ella en él. Ha volcado conocimientos y también su vida.

Con Tal como éramos… Las niñas que fuimos y las mujeres que somos (Edaf, 2016) esta historiadora recuerda a la generación de mujeres españolas nacidas en los cincuenta y sesenta que, sin ellas saberlo muchas veces, adentraron en muchos aspectos, a España en la modernidad. En mucho, tuvieron éxito. Y en otros aspectos, todavía deben seguir luchando, ellas y todos. Un libro estupendo para recordar y homenajear a madres y abuelas, que nos presenta la autora misma…

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