NUNCA LLEGARÁS A NADA  por Juan Alfredo Bellón  para EL MIRADOR DE ATARFE  del domingo 01-01-2017

Cuando yo nací, en 1946, andábamos en uno de los mayores pozos de la Historia, no tanto ni solo porque acabábamos de salir del gran hoyo de la 2ª Guerra Mundial y por todas partes apestaban los rescoldos de sus contiendas, sino porque aún no teníamos perspectivas para saber hacia dónde caminaba este planeta enloquecido llamado Tierra, ni qué sería en él lo nuevo y lo viejo, lo duradero y lo periclitado. Han hecho falta sesenta o setenta años para darnos cuenta de lo que de verdad había comenzado a desaparecer, de lo que permanecería con persistencia a pesar de todo y de lo que tendría la posibilidad real de transformarse para acabar siendo realmente nuevo sin parecerlo, contra toda apariencia de modernidad.

¿Quién nos hubiera dicho en los primeros años de nuestra infancia semi consciente que el Régimen de Franco tenía dentro la semilla de su desaparición y que esta se produciría a manos de los hijos de los vencedores y que la alternativa de la Monarquía democrática-liberal acabaría siendo una alternativa firme y viable, a medio plazo, en buena parte de Europa? ¿Y quién nos iba entonces a decir que nuestra sociedad acabaría luego por acoger los valores democráticos como los políticamente correctos para ordenar en torno a sí la sociedad, la familia y hasta la religión, la relación entre etnias, clases y géneros; ideologías, filosofías y naciones.

Bueno pues ahora cuesta saber dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos. Lo único que parece cierto es que continúa rigiendo los valores de la Revolución Francesa basados en la separación de poderes y en la consecución de la libertad, la igualdad y la fraternidad pero no podemos olvidar la existencia de lo que los franceses llaman la Ley del máximo enmierdamiento según la cual todo es infinitamente enmierdable y por eso es erróneo decirle a la gente que nos desea feliz 2017 que puede que, desde el convencimiento de lo malo que fue 2016, no cabe pensar que 2017 será mejor, porque puede que se cumpla ley esa y entonces nos deprimiremos viendo que Trump, y Rajoy tienen parangón a peor (o no) en Putin y se nos quitan las ganas de pensar por un futuro mejor sin guerras, terrorismo, nirefugiados y luchar para que desaparezcan.

Por eso, ahora que, a pesar de los muchos problemas que nos atenazan, pertenecemos a la parcela relativamente acomodada del planeta, debemos procurar revertir los recortes que nos trajo la crisis y equilibrar sus mermas insoslayables, avanzando hacia la consolidación de una sociedad justa e igualitaria que preserve el crecimiento suicida e insostenible del Planeta, del Universo y su espacio exterior (Trump mediante) y sin olvidar que el proto-negacionista universal fue José María Aznar, que siempre tuvo (y nosotros lo vimos) más peligro que una piraña en un bidet a propósito de su ultra reaccionaria visión del mundo. ¿Será ahora, al desgajarse del PP, cuando empiece a ser aún más peligroso? El tiempo lo dirá, posiblemente a partir de 2017. Lo cierto y casi seguro es que no acabará la década sin que truene el albur con efectos retroactivos bien palpables y Podemos se aclarará sobre su indefinición de clase, sobre si es anticapitalista, anticentralista o antiautoritario.

Si todas estas incógnitas se resolvieran en 2017, incluso en un lustro, llegaríamos a mucho. Comprenderíamos que la sistematización temporal por años es una frivolidad historiográfica que no vale para echarle las cuentas a una explotación agraria como si fuera otra comercial. Para la existencia de las personas, cuando su esperanza de vida era de cincuenta o sesenta años, podía ser. Pero cuando casi se ha duplicado en poco tiempo esa expectativa, quizá conviniera hacer las cuentas pensando en los cinco que convienen a la agricultura con cosechas semi anuales, salvo los membrillos, que se parecen a las de ciertos humanos… Ya entonces podríamos felicitarnos diciendo “feliz lustro nuevo” o “hasta el bienio que viene” pero eso será mañana: mañana será otro día y verá el tuerto los espárragos, con lo que huelen…; o en las décadas, o en la veintenas, que definen la diferencia entre generaciones: la de los ye-yé; la del 75; la de la OTAN; la del 92; la de Zapatero; la de la Crisis, las de Rajoy, etc. Qué más dará el periodo si la dicha es buena… y cierta. Y si no, Tampax Evax, que regulan un periodo menor aunque interesante, succionando incluso hacia arriba. Feliz menstruación. ¡Hasta la que viene! El caso es la periodicidad.

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