La contraseña es la barrera que ponemos para evitar que accedan a nuestra privacidad. ¿Por qué no invertimos los esfuerzos necesarios para que éstas sean robustas y seguras?

A día de hoy, son muchos los usuarios que no son conscientes de lo importante que es elegir bien una contraseña. Algunos casos que han circulado por los distintos medios de comunicación ponen de manifiesto, aunque parezca increíble, que contraseñas como ‘123456’ o ‘password’ están dentro de las más usadas por los usuarios. Si no os lo creéis, sólo tenéis que echar un vistazo a la siguiente imagen que recoge las 23 contraseñas más utilizadas en Adobe por parte de sus usuarios. Los datos están extraídos de un estudio realizado por Jeremi Gosney de Stricture Group tras “el hackeo que sufrió la empresa” recientemente.

Captura de pantalla con top 10 contraseñas usadas

Captura de pantalla extraída de Securiy By Default

Esto no puede seguir ocurriendo, debemos poner las medidas necesarias para que nadie acceda a nuestra privacidad de una forma tan sencilla. ¿Dejarías la puerta de tu casa sin cerrar? No ¿verdad? Estarías poniendo las cosas demasiado fáciles a los ladrones… Pues en Internet pasaría igual. Si nos ponemos por un momento en el lugar de los malos, ¿qué contraseñas introduciríamos para intentar colarnos en el perfil de un usuario de Facebook? “nombre”, “apellidos”, “redsocial”, “facebook”, etc. No hace falta que expliquemos que pasaría si su contraseña fuese alguna de las mencionadas…

Tenemos que poner las medidas de seguridad necesarias para que nadie acceda a nuestra privacidad y pueda robar y utilizar nuestra información. ¿Cómo? Haciendo uso de contraseñas robustas, difíciles de adivinar. La pregunta del millón: ¿qué características debería tener una contraseña para ser robusta y segura?

Infografía. Consejos para crear contraseñas seguras

 

Y RECUERDA

  • No uses la misma contraseña para diferentes cuentas. Sobre todo si son de alto riesgo, como las de los servicios bancarios o comerciales.
  • La contraseña es algo privado, no la dejes escrita en ningún sitio, y mucho menos al lado del ordenador.
  • Bajo ningún concepto facilites a nadie por teléfono tu contraseña. Tampoco por correo electrónico, aunque supuestamente te lo solicite un servicio, podría tratarse de un fraude de tipo phishing o scam.
  • Cambialas contraseñas que traen por defecto los dispositivos y servicios en línea. Un ejemplo es el de los router WiFi, que traen por defecto contraseñas públicamente conocidas, que un atacante podría utilizar.
  • Cuidado si haces uso de ordenadores públicos, no te olvides de cerrar la sesión después de utilizar el servicio en el que hayas estado logueado.
  • Limita el uso de las contraseñas almacenadas en el navegador para los servicios críticos. Si es posible el mejor sitio es la memoria de uno mismo.
  • Apóyate en las herramientas que te permiten gestionar  de forma segura todas tus contraseñas robustas.
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