¿Cómo creen los profesores que será la educación dentro de cinco años?

El 70% de los docentes entrevistados para una encuesta augura que se sentirán desmotivados y poco valorados. El 80% cree que de aquí a 2020 no se logrará un Pacto de Estado por la Educación que dote de estabilidad al sistema

El panorama educativo en España de aquí a los próximos cinco años es bastante negro a juzgar por lo que dicen los propios profesores. La mayoría se siente desesperanzada y cree que la situación no remontará en el futuro, a pesar de que nos recuperemos de la crisis. Los docentes auguran que no mejorará el nivel de excelencia ni la imagen social del profesorado por «falta de estímulos y de reconocimiento», vaticinan que no se logrará un Pacto de Estado en Educación y consideran que será insuficiente el apoyo presupuestario.

Éste el el retrato general que se desprende de la investigación Educación en España. Horizonte 2020, realizada por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), el BBVA y la Comisión Española de Cooperación con la Unesco a partir de una encuesta a 200 docentes y expertos educativos.

El estudio prospectivo sobre el futuro de la educación no universitaria en España, que se ha presentado este viernes en Madrid, intenta averiguar cómo creen los profesores que será la educación en los próximos años, qué dilemas tendrá que afrontar el sistema educativo y qué oportunidades y alternativas surgirán.

Las conclusiones son pesimistas. Por ejemplo, el 70% de los entrevistados opina que en 2020 se sentirán desmotivados y poco valorados, mientras que el 61% no se espera una mejora del reconocimiento y de la valoración de la labor docente.

No habrá Pacto de Estado

El 80% cree que no se logrará un Pacto de Estado por la Educación en los próximos cinco años que dote de estabilidad al sistema. Los consultados opinan de forma mayoritaria que el marco normativo será «inestable» y «poco consensuado» entre los distintos partidos: las leyes seguirán cambiando conforme lo hagan los gobiernos de turno, no se consolidará un modelo estable, ni se podrá evaluar porque el sistema se modificará antes de que se pueda comprobar y medir su eficacia real.

Vaticinan que la comunidad educativa no será consultada ni participará de forma activa en las modificaciones de la ley educativa. Y tampoco creen que la educación vaya a ocupar un lugar prioritario en las agendas de las administraciones ni en fomentar el debate público en torno al papel de la escuela y el profesorado, ni con los esfuerzos por dotar de prestigio la figura del docente, ni en lo que tiene que ver con el incremento de las partidas presupuestarias.

No subirá el presupuesto

Tres de cada cuatro expertos y docentes consultados vaticina que no aumentarán en los próximos cinco años las partidas presupuestarias dedicadas a educación. Prevén un menor gasto público en educación que afectará a todas las enseñanzas, con la única excepción de la FP. Creen que se concederán menos becas y que las que haya serán de menor cuantía y tras un proceso selectivo más exigente. Opinan que las familias seguirán abonando las actividades extraescolares y el material escolar sin demasiadas ayudas públicas.

Opinan, asimismo, que se reducirá el numero de centros con las excepciones de los concertados y los que imparten FP. Dicen que se generalizarán fórmulas de gestión privada en los centros y que se reducirán las plantillas, que, además, serán más inestables, formadas por buena parte de trabajadores interinos y temporales.

Entre los consultados, hay opiniones divididas pero tendentes a señalar un aumento de la ratio de alumnos por docente, excepto en la FP. Los profesores creen que la Formación Profesional es la excepción que confirma la regla: tendrá más alumnado y mejorará su situación.

Padres más participativos

A pesar de todos estos augurios negativos, hay señales de cambio «que muestran que el campo educativo está vivo» y que que se abren paso dinámicas transformadoras. Ocho de cada 10 docentes cree que existirá una minoría de docentes activos y comprometidos.

Los docentes también esperan que haya más participación de padres y madres en los centros y la apertura de los colegios al entorno comunitario y social. Los centros, según estas previsiones, gozarán de mayor autonomía en cuanto a las funciones del equipo directivo y a la aplicación de pedagogías alternativas o experimentales.

Un currículo más flexible con menos Humanidades

¿Y cómo será la educación en 2020? De las estimaciones de los 200 profesores consultados se desprende que habrá un currículo más flexible, donde ganarán más peso las asignaturas de contenido más práctico, instrumental o técnico, frente a las Humanidades, que lo perderán.

Se extenderá la importancia de la formación bilingüe en inglés y de un segundo idioma extranjero, aunque los protagonistas del estudio dudan sobre la efectividad de los resultados reales.

Los docentes piensan que las tasas de absentismo en la ESO se reducirán y que las tasas de abandono escolar temprano y de fracaso escolar se mantendrán como en la actualidad. Las nuevas tecnologías se generalizarán como herramienta básica en la docencia, aunque hay opiniones divididas respecto a la destreza del profesorado en su uso.

Los libros de texto y los exámenes perderán importancia

«Los libros de texto irán siendo relegados por otros materiales», dice la investigación, que augura también que «aunque el examen seguirá siendo la forma de evaluación habitual, se irán incorporando otros métodos». ¿Y los ránkings? «Los ránkings tendrán la misma o incluso una mayor importancia que en la actualidad, y generarán competitividad entre los diferentes centros por la posición a ocupar en el mismo. El Informe PISA se mantendrá como forma de valoración internacional del alumnado».

Miguel Ángel Rodríguez, subdirector de Estudios y Programas de la FAD, ha indicado que todos los consultados coinciden en señalar «que va a seguir existiendo una presión por la evaluación«. «Es evidente que eso no gusta, en cuanto a que consideran que distorsiona las prácticas docentes de innovación», ha dicho.

El rol del docente será más bien el de un guía, un conductor de los procesos de aprendizaje de sus alumnos y cada vez habrá más actividades con audiovisuales, debates y grupos de discusión, así como formas de innovación pedagógica, como el aprendizaje por proyectos.

Los docentes estarán mejor formados

Respecto a la formación de los profesores, la mayoría piensa que se endurecerán los requisitos, los criterios y las pruebas de acceso en las oposiciones públicas de los docentes y en la carrera de Magisterio; aumentarán las exigencias teórico-prácticas en la formación, sobre todo en idiomas e informática, y se irá implantando un sistema de evaluación del profesorado de carácter periódico y obligatorio.

Ignacio Calderón, director general de la FAD, ha expresado durante la presentación del estudio que «los perfiles de los docentes tienen que cambiar» en un mundo que está en constante proceso de transformación «que exige niveles de preparación muy distintos de los que hay ahora». Se ha mostrado partidario de que «se incremente la exigencia de cualificación» de los profesores, entre otras cosas porque «sería una fórmula de reconocimiento enorme».

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