EL OLMO SECO Por Juan Alfredo Bellón

EL OLMO SECO Por Juan Alfredo Bellón DESDE EL MIRADOR Nº50Para el domingo 03-05-2015

A este olmo centenario, plantado en la rivera, no del Duero, sino del mismísimo Mare Nostrum, tan nostrum que da nombre a un banco que fue caja de Granada y que ahora ya no se sabe de quién es ni si va a poder operar con el virtual gobierno de Andalucía si, por fin Podemos deshoja la margarita y se pringa políticamente hablando y deja de ponerse de perfil, como los reyes en las monedas y como Ignacio Sánchez Megías cuando se lo llevó por delante el toro de la vida. Pues decía que a este olmo viejo andaluz parece que algunos brotes verdes le han salido.

No somos nadie. El mes de mayo aquí y nosotros con estos pelos tan revueltos, que más parecen un amasijo de calamidades que la encimera ordenada de nuestro instrumento anatómico de pensar, más o menos desordenadamente, pero de pensar y darle que darle al tarro procesando los estímulos que diariamente nos excitan las entendederas y nos obligan a tomar partido y a mojarnos porque así es la vida y más cuando se tiene por delante –y por detrás– lo que aquí tenemos. No hay más que mirar a Grecia, para no salirnos de ese Mediterráneo que nos riega nuclearmente, en vez de separarnos y diferenciarnos como muchos piensan. En Grecia, las cosas no han acabado de entrar en vereda, que fue lo que todos (y especialmente Txipras) prometieron durante la reciente campaña electoral. El caso es que no han sido capaces de desatascar el retrete, sobre todo porque la primera parte contratante, la del mercader de Venecia alemán y los fondos de inversión, que son los acreedores salomónicos, no están dispuestos a ceder sus derechos patrimoniales en beneficio de la segunda parte contratante y recortada, sujeto pasivo de una mega-transacción obligada que ahora padece el escarmiento a terceros en el ámbito internacional globalizado de entregar una libra de carne de la parte que el acreedor elija. Y parece que ha elegido la más tierna y sensible, que está junto al corazón, de la que un buen chef sacaría sin dudarlo un jugosísimo bistec tártaro con fondo de inversión intercontinental de repera patatera y suflé caramelizado de merengue y arándanos.

Casi nada. ¿y ahora qué hacemos? Porque no nos vale ni la receta shakespeariana que el propio Shylok acabó por aceptar, pues su autor, no pertenecía aún a la Inglaterra protestante del ojo por ojo y diente por diente y no hay mejor libro de texto que una buena vara de medir las costillas al educando, que viene a ser una parte importante del mensaje luterano que Ángela Merkel sí mamó de su padre, en el sentido metafórico del término «mamar», claro. Y como no se puede dar al mundo el peligrosísimo mensaje de que lo nuestro es de todos y, cuando no puedas pagarme lo que me debes, yo te lo condonaré, aquí estamos atrancados repudiando a los bancos que ejecutan a los pobres y no sabiendo quién nos va a prestar el dinero que necesitamos, reflexión tan cierta como la de que no existen vegetarianos puros ni omnívoros tan salvajes como los vegetarianos argentinos que mezclan el Pilates con el aprendizaje del tango en el colmo de la exaltación de lo sucedáneo.

Y así ocurre que nuestro corazón viejo y cansado como el olmo sufre no se sabe si una transformación primaveral o un espejismo, creyendo vernos avanzar en Andalucía hacia un gobierno estable fruto del consenso y sabedor del mensaje de las urnas (o de los idus) de marzo pasado. Para ello no hace falta haber estudiado Politología ni Geopolítica ni Traducción e Interpretación de Expectativas y Resultados Electorales. Basta con tener mucho sentido común, un pelín de buena voluntad, un pellizquito de sensibilidad política y una cucharadita de pimiento rojo homologado. La floración tiene que ser segura, como seguro el ciclo nuevo que reinaugure la democracia. Por cierto, el martes fui a ver a Zapatero en la Universidad Euro-Árabe granadina y comprobé que su discurso sobre la Alianza de Civilizaciones sigue tan vivo y vigente como lozano y salí de allí dispuesto a gritar ¡Viva el 1º de mayo, Día Internacional del Trabajo y de los derechos de los trabajadores autóctonos y alóctonos!

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