El debate que comienza en la terminología: gestación subrogada frente a #MiVientreNoSeAlquila

La semana pasada, un grupo de mujeres feministas -y activistas- se alarmó ante un programa de televisión: la emisión en la noche del sábado de un Sálvame Deluxe en Telecinco que incluía un debate sobre la regularización de una práctica cuya terminología es ya motivo de polémica: ¿gestación subrogada o vientres de alquiler?

«Vimos la necesidad de hacer algo porque el asunto forma parte del debate político, algunos partidos parecen estar a favor, y vimos programas en Telecinco donde se daba una visión de la cuestión que no nos gustó». Habla Alicia Díaz, miembro del colectivo Nosotras, generador de una campaña que comenzó la noche del viernes pero ya era trending topic en horas anteriores: #MiVientreNoSeAlquila.

«Lo llamo vientres de alquiler porque llamarlo gestación subrogada es un eufemismo», matizan desde Nosotras. «Lo que hay es el deseo individual de ciertos colectivos, como el gay, y cierto famoseo que vende una imagen idílica de los vientres de alquiler cuando lo que hay detrás es una mujer vulnerable«, amplían.

Pero para Aurora González, que también se define como feminista y es miembro de la Asociación por la Gestación Subrogada en España (AGSE) que le llamen vientre resulta una ofensa. Lo explica para EL MUNDO así: «Me llaman vientre, útero de alquiler, me insinúan que soy una vasija, desconfían de mis motivos y creen que sólo puedo tener motivaciones económicas».

González, que ayer regresaba de «unas jornadas sobre gestación subrogada con las Juventudes Socialistas de Cáceres», se refiere a #NoSomosVasijas, campaña que avivó este mismo debate hace dos años: «Las mujeres no se pueden alquilar o comprar de manera total o parcial», apuntaban entonces las académicas, filósofas y juristas feministas (Amelia Valcárcel, Victoria Camps, Alicia Miyares) tras este manifiesto. En el texto mostraban su «preocupación ante los variados pronunciamientos a favor de la maternidad subrogada o la práctica de alquiler de vientres de mujeres en favor de terceros».

Un documento también de 2015 de la Fundación Grifols -cuya «misión es promover la bioética mediante el diálogo entre especialistas- llama «subrogación uterina» a la cuestión que estas líneas ocupan.

Ampliaban en el informe mencionado: «El término subrogación uterina se aplica cuando la gestación también se lleva a cabo por parte de otra mujer, la llamada madre portadora o subrogada; la mujer que presenta los problemas reproductivos y que no va llevar a término el embarazo recibe el nombre de madre subrogante«. Se da la casualidad de que la presidenta de la Fundación Grifols, Victoria Camps, es una de las mujeres que firman el manifiesto #NoSomosVasijas.

Para Aurora González, el término adecuado sería gestación subrogada. Y así lo explica: «En el tema de la gestación por subrogación hay feministas que estamos a favor y entendemos que nosotras somos quienes tenemos que decidir qué hacer con nuestro cuerpo (ya sea para abortar o para gestar para nosotras mismas o para un tercero) y hay feministas que no opinan así. Creo que el tener puntos de vista diferentes sobre un tema, como por ejemplo éste, en absoluto hace menos feminista a un sector o al otro. Sencillamente son puntos de vista diferentes. Creo que todas las visiones del feminismo que existen tienen un punto en común, que es el empoderamiento de la mujer como agente dentro de la sociedad y la igualdad de género en todos los ámbitos sociales de una forma absolutamente transversal».

Pero Alicia Miyares, portavoz de #NoSomosVasijas, en entrevista concedida a EL MUNDO durante la polémica de 2015, se expresaba así: «Los que defienden esta terminología emplean la palabra gestación, un eufemismo, y nosotras nos negamos a usar esa terminología, porque no es aséptico y porque tiene muchas implicaciones, por eso decimos vientre de alquiler, para describir lo que realmente es, o útero de alquiler, que también niegan porque quieren desvincular la idea de madre de todo el proceso«.

Amplía el debate la activista feminista y presidenta de Mujeres Jóvenes de la región de Murcia Loola Pérez al considerar «inadmisible» que, para debatir sobre esta técnica reproductiva, «un sector del feminismo haya empezado a usar el término ‘gaycapitalismo’, ofensivo para el colectivo gay y contra sus familias. Si quisieran debatir seriamente no recurrirían al insulto y a la homofobia, pero no quieren… solo pretenden imponer su punto de vista, ese que está basado en una visión romántica de la sexualidad y la reproducción: solo puede ser madre quién tenga útero. La Gestación Subrogada garantista que se quiere proponer en España es totalmente opuesta a la concepción que este sector del feminismo tiene de esta técnica de reproducción».

Precisamente ayer, un artículo titulado Los vientres de alquiler, la cara más brutal del ‘gaycapitalismo’, del periodista Raúl Solis, avivaba el debate: «Desde hace unos meses, una marabunta de hombres homosexuales, casi siempre organizados a través de entidades LGTB subvencionadas con dinero público para trabajar por la igualdad de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales no para defender la compra y venta de mujeres como método de inseminación artificial, están haciendo una tournée mediática para convencer a la sociedad de que regular los vientres de alquiler -ellos lo llaman «gestación subrogada»- es ir a favor de la tolerancia sexual, de la igualdad. Por tanto, oponerse a los vientres de alquiler, según este lobby de gays ricos, es ir en contra del colectivo homosexual y situarse del lado de la jerarquía eclesiástica».

http://www.elmundo.es/sociedad/2017/03/26/58d79652ca4741dd3f8b45ab.html

 

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