Hace casi treinta años, en 1990, que un grupo de gente decidió unir su devoción y sus ganas de fiesta para formar una de las agrupaciones rocieras pioneras en la provincia de Granada.

Parafraseando al insigne Fénix de los Ingenios, don Lope Félix de Vega y Carpio cuando escribió aquello de “un soneto me manda hacer Violante, que en mi vida me he visto en tal aprieto, catorce versos dicen que es soneto, burla burlando van los tres delante” hace unos días que me asaltó el Chapu por la calle Real y muy serio se plantó delante mía. Levantando el dedo índice de su mano derecha, firme, inhiesto, con mirada fija me dijo: tienes que hacer un escrito para cuando nos juntemos los del coro. ¿Para cuándo, pregunté? Para pronto, respondió.

“Un escrito me manda hacer el Chapu y en verdad, me ha puesto en gran aprieto”………….

Y me ha puesto en aprieto porque soy incapaz de resumir en unas líneas lo que supuso para mí, habló en primera persona, para nosotros, para nuestras gentes, para nuestro pueblo, hace casi treinta años, en 1990, que un grupo de gente decidiera unir su devoción y sus ganas de fiesta para formar una de las agrupaciones rocieras, pioneras en la provincia de Granada. Después han surgido muchos coros, pero el de Santa Ana fue de los primeros. Y no fue flor de un día, su trayectoria se prolongó hasta bien entrada la década de los noventa del siglo pasado dando lugar a incontables formaciones. Creo firmemente que ninguno las recordaremos todas, y prueba de ello es el corista misterioso que apareció en la cena de las Yucas y que hoy por hoy, no le ponemos nombre. Me niego a nombrar a todos los componentes, simplemente por miedo a dejar a alguno en el tintero.

Han sido muchas personas las que de una manera u otra hicieron que aquella promesa cuajara en realidad y nuestro pueblo contara con un grupo activo que dinamizó celebraciones religiosas, fiestas, romerías, veladas, acontecimientos familiares, etc. Y no solo en nuestro entorno más cercano actuamos, como bien recordáis, extendimos nuestros tentáculos hasta la misma Barcelona. Grato viaje y bonito el motivo por el cual nos desplazamos hasta allí. Y es que si en algo se caracterizó el Coro Rociero Santa Ana, fue el compañerismo y el altruismo que pusimos todos y cada uno de los componentes en sus diferentes etapas.

Los viajes al Rocío, evidentemente a rendir pleitesía a la Blanca Paloma, en aquellas fechas le hacíamos la competencia al Miguel el Chavico con los viajes organizados, las actuaciones en el Corpus, las primeras confraternizaciones con los coros de Armilla y María Auxiliadora de la Alhambra con los que nos hermanamos, aquel lejano Granada Canta en el palacio de Congresos ¿cuantas tardes de sábado estuvimos allí? Yo no las recuerdo, pero más de una y dos. Son tantos los recuerdos de aquella etapa que se hace dificultoso construir un hilo conductor.

Por desgracia, no podemos contar con todos aquellos que formamos esta gran familia del coro rociero. Desde donde estéis Juan Sierra y Juan Ignacio, nuestro recuerdo, nuestro afecto y nuestro cariño. Vuestras huellas siguen presente entre nosotros.

Y luego está, Esa que dio nombre a nuestro coro, nuestra amada y venerada Santa Ana. Como bien cantábamos hace unos años, “eres mi estrella, eres mi lucha, tu eres mi guía, nuestro primer pensamiento en ti, está puesto cada día”. Y por eso lo primero que se ha hecho hoy en este encuentro, ha sido reunirnos en su ermita para cantarle una hermosa plegaria de consuelo y esperanza.

Y es que como hijos de este pueblo, nos sentimos protegidos por el patronazgo de Santa Ana, ya desde el siglo XVII. Atarfe y su gente, nos unimos bajo una misma bandera, bandera verde, de esperanza, de paz. Bandera de Santa Ana.

Atarfe llora, que hasta los Juanes se visten de primavera, “pa” saludarte Santana, blanca azucena. Porque Santa Ana, como dice la copla que un día te cantó tu coro: «madre mía te dije un día, y hasta el día de mi muerte lo diré con alegría».

Que sea el primero de muchos reencuentros más. Viva el Coro Rociero Santa Ana.

En la fotografía el coro rociero en plena actuación.

Curiosidades elvirenses

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