FERROJUNIO, FERROJULIO Y FERRAGOSTO  por Juan Alfredo Bellón para EL MIRADOR DE ATARFE del domingo 09-07-2017

El italiano es un idioma expresivo donde los haiga; un poner, paparazzi y ferragosto son dos creaciones léxicas que vienen a significar ‘fisgón’ y ‘agosto caluroso y como de hierro’ y aún así, con cinco palabras españolas no se consigue explicar bien lo que se dice en italiano con ferragosto. Por eso es tan difícil decir *ferrojulio o *ferrojunio y entenderlo en su justo término como ‘un junio’ o ‘un julio de sofocante calor’ porque, cuando esa circunstancia se produce en agosto, es porque la tierra, las casas y las calles están ya superrecalentadas y esa es la idea de énfasis que aporta la ‘erre’ de ferragosto significando ‘agosto de hierro’ o el ‘rien en va plus del agosto caluroso’.

El caso es que este verano, en Granada, las estamos pasando canutas con el calor, de lo que rinden cuenta los datos de las temperaturas desde el mismo junio y, ya en julio, los de los teléfonos móviles, donde esta mañana estábamos 6 ó 7 grados por encima de Sevilla y, cuando al amanecer teníamos en la Alhambra 27º, había 21º junto al Guadalquivir y hemos tenido una noche insoportable cuando en realidad suele ocurrir todo lo contrario. Bien es verdad que las fases climáticas deben presentarse de modo reconocible y que, como yo digo, si no hay estaciones, no hay jamones, y así es cierto que los cambios exigen contrastes para beneficiar palpablemente a quienes los soportamos. Así, en Sevilla, el título de este artículo sería aproximadamente lo que allí llaman ‘El calor, la calor y las calooores’, solo que este año todo están siendo las calooores y pare usted de contar, todos estamos asfixiaditos perdidos. Y lo que es más, ayer miércoles se hubo de suspender Carmen en el Festival de Música y Danza, no por el calor, que ojalá y también, sino por el temporal de viento y lluvia, cosa que casi no se recuerda otra en este evento estival granadino.

Y luego queda el discurso veraniego acostumbrado en la prensa sobre la reserva de los pantanos y el asunto de los trasvases que tanto nos ocupan desde el Franquismo incrementado ahora con el tema de la potabilización del agua y los usos hídricos mineromedicinales y balneoterápicos que todos los años abordamos en Granada quienes estamos vinculados con La Alpujarra, Sierra Nevada y Lanjarón, sobre todo a final de Agosto, en esta última localidad, donde celebraremos el XIIº Curso sobre la Cultura del Agua, patrocinado por su Balneario, por el Centro del Profesorado de Motril y por la Delegación Provincial de Educación de la Junta de Andalucía. Solo de referir y pregonar este evento se le quita a uno el asadero que tanto le viene agobiando hogaño y se le refresca el cuerpo y el espíritu gracias a la mareílla que allí se disfruta en los jardines y las inmediaciones de los baños y demás instalaciones, contando además con el ejercicio intenso de la amistad que allí profesamos.

Por eso, metido como ando en los albores ardientes de FerroJulio, ardo en deseos de desembocar en la ladera Sur de Sierra Nevada para recibir sus baños salutíferros y la ingesta sanatoria de sus fuentes medicinales que tanto me ayudan a envejecer con dignidad y a encontrar la conexión endógena con el espíritu de nuestra tierra al borde del Mare Nostrum, uno de los contornos geográficos claves en la historia del mundo, más estratégicos y más puestos en peligro en estos momentos. Hasta el Banco que así se llamaba, tras haberse denominado antes en su origen Caja General de Ahorros de Granada, acaba de desaparecer y ser absorbido por otro madrileño, de polémico e infausto recuerdo, que tanto nos costó reflotar al conjunto de la sociedad española gracias a la mala mano de Rodrigo Rato y sus banqueros amigos.

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