Atarfe anecdotario: 1951 LA IMAGEN PEREGRINA DE LA VIRGEN DE FÁTIMA, ENTRÓ Y PERMANECIÓ EN ATARFE DURANTE DOS DÍAS. PASÓ POR SIERRA ELVIRA.

Hoy es el centenario de la primera aparición de la Virgen de Fátima. Por dicho motivo reproducimos esta anécdota que fue publicada hace tiempo.
Todos sabemos, que el día 13 de mayo de 1917, la Virgen María, inició sus apariciones a tres niños de la población portuguesa de Fátima. Este hecho mariano provocó gran devoción a nivel mundial.
La devoción a la Virgen aparecida en la “Cova da Iria”, en España se cristalizó con la llegada de su imagen peregrina, que fue recibida en Granada el día 02/10/1949, siendo bendecida por el Arzobispo antes de iniciar su visita a los pueblos del último reino conquistado por los Reyes Católicos.
La imagen peregrina de la Virgen de Fátima, también conocida por la Virgen del Rosario de Fátima, entró en Atarfe el día 23/10/1951.
El ya mencionado día 23 de octubre, a las 18 horas, las autoridades locales acompañadas por los atarfeños que se desplazaron a la hermana localidad de Albolote, se hicieron con la responsabilidad de hacer llegar a nuestra localidad la tan esperada imagen representativa de la Madre de Jesús hecho hombre. La imagen fue trasladada en una carroza gustosamente adornada con flores.
Los atarfeños, realizaron el recorrido entre ambos pueblos a paso humano, la carretera que une ambos municipios estaba ocupada en su totalidad con personas viajando a pie, carretas, coches, camiones, bicicletas y algunos niños con patinetes de fabricación propia. El tranvía que unía ambos núcleos de población, en ese tramo horario registró lleno total. Los agricultores ocupados con sus aperos en la tierra de labor, se descubrían e inclinaban en señal de respeto, los ganaderos, sin descuidar su ganado hacían lo propio.
Ambos lados de la carretera estaban totalmente ocupados con vecinos que manifestaban su alegría con cantos, gritos y aclamaciones de respeto y cariño.
En Atarfe, a las 19 horas, fue recibida la imagen con el canto del Ave María de Fátima acompañado por la banda de música Local.
Durante su recorrido por las diferentes calles se pudo admirar como nuestros paisanos se ocuparon en engalanar sus balcones y fachadas con banderas, mantones de manila y las mejores colchas de cada casa, sin envidias, sin vanidad. A su paso se arrojaron pétalos de rosas y claveles. Los coheteros dispararon sus cohetes y demás pirotecnia, con su sonido se avisaba a todos de la nueva buena.
La imagen fue colocada frente al Círculo de Labradores, donde los presentes querían tocar y ceñir cariñosamente la Virgen visitadora.
Queremos creer que todos pudieron hacerlo aunque fuese simbólicamente mediante una cinta u otro método besamanos.
Con máximo orgullo, la torre de la iglesia disfrutó al saber que la totalidad de las campanas (nueva, vieja y rota), tañían con natural fuerza al saber que serían oídas por la Virgen Blanca.
La banda de música, al son del himno nacional, acompañó hasta las puertas del templo (recién reparado), la imagen de la Virgen, donde fue recibida con unas palabras por el párroco.
Coincidió que el capellán responsable del recorrido de peregrinación de la imagen, años atrás fue párroco en Atarfe, por lo que también dirigió unas palabras. Fue colocada en el presbiterio del altar (falta de datos nos impiden concretar más).El templo se quedó pequeño.
Fátima espiritualmente está siempre presente. Con sus manos abiertas, sin intermediarios, ofrece directamente su corazón; su pecho, con más fuerza que el mineral que atrae el hierro se ofrece al que a la implora e ilumina el espíritu como el radiante sol ilumina la mañana.
De tan insigne visita a tierras tan antiguamente habitadas, surgieron voces de pobres, ricos, trabajadores del campo y empleados de industrias que al unísono aplaudían y cantaban en su honor: ”La Reina del Cielo, se quiso llamar, Perpetuo Socorro, del Triste Mortal, ave, ave, ave María”.
¡Qué suerte henos tenido al verla! Era la exclamación que en voz alta se pronunciaba al sentir la grandeza de la Virgen de Fátima en Atarfe. ¡Mamá, mamá!, vociferaba el pequeño, “dame un pañuelo, que a la Virgen quiero saludar”.
Las Autoridades, todas engalanadas, en primera fila pretendían estar: «¡No veo!, dice un vecino al Concejal. Muévase un poco a la izquierda, ¡¿Qué dice usted?! ¡Quiero ver y rezar! Lo mismo se puede hacer viéndola desde ¡la izquierda o la derecha!, quien acude a la Hija de santa Ana, será ayudado por igual».
En el pueblo hubo enfermos que depositaron todo su espíritu e ilusión en ver pronta su recuperación (la fe puede mover montañas). Por la discreción del tema no hemos podido saber de ninguna sanación milagrosa.
Podemos decir sin temor a la equivocación, que durante la estancia en Atarfe, las tierras de regadío adornaron el ambiente vistiéndose de verde, las de secano ofrecieron su peculiar colorido para que la Virgen Blanca supiese que se encontraba en tierra falta de medios necesarios, falta, a veces, del alimento más básico y humilde.
No sabemos cómo, pero los palomares del pueblo quedaron todos vacíos al mismo tiempo, sus aves, anunciadoras de la buena nueva volaron al unísono sobre los cielos de Atarfe. Los gorriones, todos ellos, con sus bulliciosos y ruidosos sonidos, cual melodía interpretada por la mejor de las bandas de cornetas y tambores, se alegraron de tan magnífica visita.
La noche del 23 al 24, se inició con la Hora Santa Mariana continuando con los suficientes rosarios hasta la llegada de la madrugada en que fue celebrada la liturgia de la mañana.
A las 18 horas del día 24, el Templo estaba totalmente ocupado por atarfeños que despedían a la Virgen, la que fue sacada a hombros de autoridades y depositada en la carroza preparada por el pueblo hermano de Pinos Puente. La Sagrada Imagen miró con cariño a todos los presentes y ausentes en general y a cada uno en particular, diciéndoles que las lágrimas que surcaban las mejillas ante la necesaria despedida, no fueran lágrimas tristes, todo lo contrario, que fueran manifestación de alegría por haber visitado a tan nobles gentes, lágrimas que deberían regar la buena simiente que existe en el corazón de estas personas de historia milenaria, lágrimas de superación.
La imagen de la Blanca se alegró al pasar por el paseo de santa Ana; comprobó el insuperable fervor recibido por su madre por devoción de los atarfeños, admiró tan magnífica talla restaurada junto a sus nuevas andas por el escultor y orfebre José Navas Parejo en el año 1915. Igualmente el rostro de la imagen peregrina parecía más alegre, si ello fuere posible, al contemplar el nuevo monumento al Sagrado Corazón de Jesús; al fijarse en el talle de sus manos, espiritualmente, debió agradecer el esmero del estupendo y casi anónimo maestro escultor y vecino atarfeño, que las esculpió (en otra ocasión, dedicaremos este espacio a la capacidad, habilidad y merecimiento del mencionado vecino de Atarfe, que de rudas y primitivas piedras, esculpió las manos).
A su paso por Sierra Elvira, la Virgen fue vitoreada y aclamada por todos sus habitantes consiguiendo que la imagen hiciera un descanso en el recorrido.
El improvisado reposo, se aprovechó para el besamanos de las personas que habitaban el antiguo enclave donde se celebraron, el primer Concilio Local (año 54), y el Concilio Iliberitano (303), primero conocido en España cuyas actas se conservan. San Gregorio de Elvira, seguramente estaba observando con alegría la manifestación de fe y respeto que vivían las gentes de tan enigmático lugar.
Debemos decir que La Delegación diocesana de Peregrinaciones, pidió limosna para la creación de un templo mariano en Granada, dedicado a la Virgen de Fátima.
Autoridades y ciudadanos colaboraron en la medida de lo posible. El Alcalde don José Jiménez Sánchez inició suscripción popular.
Lamentablemente carecemos de fotografías que inmortalizaron la visita. Sabemos que existen bastantes a nivel particular, por tanto seguiremos buscándolas para poder aportarlas, para disfrute y gozo de todos los atarfeños .
Acompañamos las fotografías siguientes:
-Invitaciones realizadas a los atarfeños para que acudan a recibir a la imagen peregrina y un borrador de saluda e invitación para autoridades.
-Imagen de la Virgen de Fátima existente en la iglesia Sagrario de Granada.
Para saber más:
Archivo Episcopal de Granada.
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