El 4 de diciembre es el día del año que los partidos y organizaciones del ámbito del nacionalismo andaluz reivindican como Día Nacional de Andalucía. No está reconocido por ningún organismo gubernamental como fiesta oficial, si bien algunos representantes de partidos no nacionalistas han asistido a actos conmemorativos durante este día.

Fue escogida esta fecha porque las manifestaciones que tuvieron lugar el 4 de diciembre de 1977 en favor de la autonomía de Andalucía son consideradas por el nacionalismo como un acto de conciencia nacional. Durante ese día cerca de dos millones de andaluces salieron a las calles de las principales ciudades de Andalucía y en lugares con un gran número de inmigración andaluza, desmoronando, según los nacionalistas, el mito de que en Andalucía no existía un sentimiento de diferenciación ni voluntad de reivindicar instituciones de autogobierno. Ese día se recordaba, además, el 4 de diciembre de 1868, cuando el pueblo de Cádiz se alzó en armas para reivindicar la República Federal.

El 4D también conmemora el asesinato del trabajador Manuel José García Caparrós a manos de la policía durante la manifestación autonomista de Málaga.

Murió en Málaga, con 17 años, por un disparo efectuado por la Policía Armada durante la manifestación del 4 de diciembre de 1977 que reivindicaba la autonomía para Andalucía, nunca se identificó al culpable. Se suele confundir a Manuel José García Caparrós con Juan Manuel Trinidad Berlanga, un chico que durante el transcurso de la manifestación por la autonomía andaluza el 4 de diciembre de 1977, trepó por la fachada del edificio de la Diputación de Málaga para colocar una bandera de Andalucía, que el presidente de la Diputación Provincial de Málaga, Francisco Cabeza, había prohibido.

A partir de que Trinidad Berlanga colocara la bandera andaluza en la diputación, se llevó a cabo un despliegue policial por toda la ciudad de Málaga. Durante las cargas, varios policías comenzaron a disparar, primero balas de goma y botes de humo y más tarde sus pistolas reglamentarias con el resultado de dos heridos (una joven y un chico de 15 años) y la muerte de García Caparrós, en la esquina del edificio situado en la Alameda Colón.

Cuando el pueblo malagueño conoció la muerte del joven sindicalista, la ciudad se mantuvo en Estado de Excepción durante varios días hasta el funeral de Manuel José García Caparrós. Propusieron a los familiares llevar el féretro por toda la ciudad hasta llegar al cementerio, pero estos se negaron, pero igualmente se convirtió en un entierro multitudinario.

La muerte de García Caparrós fue el germen de la lucha por la autonomía andaluza en el marco de la transición española, por ello muchos andaluces reivindican el 4 de diciembre como el verdadero día de Andalucía y el 28 de febrero como el día impuesto por las instituciones para la celebración.

El lugar donde cayó muerto se convirtió en un altar improvisado por donde pasaron miles de malagueños, hasta que fue destrozado por miembros de la organización ultraderechista Fuerza Nueva. Durante varios días hubo protestas por la represión policial.

Obras como el reportaje radiofónico de la periodista Ketty Castillo en 2002 o el libro de Rosa Burgos La muerte de García Caparrós en la Transición política, en 2007, recuperaron datos que llevaban escondidos más de 25 años, como la verdadera identidad del chico que colocó la bandera andaluza en la diputación de Málaga (en el caso del reportaje de Castillo) o los testimonios de varias personas testigos de la muerte y el posterior traslado al hospital del cuerpo sin vida del joven (en el libro de Burgos).

En 2017, 40 años después del suceso de nuevo Rosa Burgos publica un libros, esta vez llamada «Las Muertes de García Caparrós» (en plural)2​. En el libro proporciona información sobre las actas de los hechos que las actas de la Comisión, que aunque la Mesa del Congreso ha vetado su difusión, se han publicado parcialmente en El Observador3​.

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