Quejas por usuarios que viajan con las piernas abiertas invadiendo el espacio de los asientos aledaños | El metropolitano lanza una campaña con normas de convivencia como facilitar la salida de los viajeros de los trenes antes que la entrada

El metro de Granada ha cumplido sus primeros cien días de funcionamiento. Tres meses en que esta infraestructura, que ha marcado un antes y un después en el sistema de movilidad del área metropolitana, ha logrado la aceptación de los granadinos y ha alcanzado un promedio de 29.000 usuarios diario, muy cerca de los 30.000 que se había marcado la Junta de Andalucía para el primer año. Dentro de los vagones va mucha gente, un ámbito de convivencia -aunque sea durante unos minutos de trayecto- que requiere unas normas y el respeto de un mínimo de espacio vital. Y aquí es donde se están produciendo los primeros ‘roces’.

Los responsables del metropolitano están recibiendo las quejas de usuarios, bien mediante correo electrónico bien públicamente a través de las redes sociales, por conductas como el ‘manspreading’, una expresión inglesa que alude a la manera de sentarse de algunos hombres con las piernas abiertas e invadiendo el espacio de los asientos contiguos. Una pose incómoda si el que va al lado es un varón y doblemente incómoda si se trata de una mujer. «Una forma de micromachismo», aseguran desde la Junta.

No es un problema exclusivo de Granada. La Empresa Municipal de Transporte de Madrid (EMT) instaló este verano adhesivos en los autobuses con una iconografía muy sencilla: una figura masculina con la posición de marras y una cruz roja encima. La Empresa de Obra Pública de la Junta, propietaria del metro, también ha comenzado a desarrollar una campaña, denominada ‘Convivamos con el Metropolitano de Granada’, a través de canales como Twitter -la cuenta oficial de @MetroGranada tiene cerca de 2.500 seguidores-, que se basa en una serie de viñetas con las que se busca sensibilizar sobre de comportamientos como el propio ‘manspreading’ y otra serie de actitudes inapropiadas que pueden generar conflictos entre los pasajeros.

A partir de este mes de enero ya sí se empezará a multar a quienes viajen sin billete

Hasta ahora los revisores se limitaban a invitar a los ‘polizones’ a bajarse en la siguiente parada

¿Qué otras pautas se recomiendan? La mayor parte de ellas emanan del sentido común. Por ejemplo, aconsejan que los viajeros que se encuentran en las estaciones esperen que la gente salga antes de entrar. Los que están dentro deben aproximarse a las puertas antes de arribar a destino. El acceso nunca deberá hacerse después de las señales acústicas, que anuncian la salida inminente del tren. También la cesión del sitio a personas discapacitadas o con problemas de movilidad, mayores, embarazadas y quienes llevan un carrito. En las escaleras hay que pegarse a la derecha dejando libre la izquierda para aquellos que lleven más prisa. Si se va en compañía, hay que procurar no obstaculizar.

Además, antes de montarse conviene comprobar que la tarjeta tiene saldo suficiente ya que, subirse sin el título válido, no significa tan sólo arriesgarse a una sanción, sino que el susodicho queda desprotegido en caso de incidente por carecer de seguro. También se recuerda que en las instalaciones está prohibido fumar, comer o beber y, en la medida de lo posible, hay que bajar el volumen de los teléfonos móviles y las conversaciones.

Vigilantes

La pretensión de los responsables del metro es acrecentar ya el nivel de vigilancia respecto a los que no pagan el billete o no descuentan el saldo en los dispositivos que hay en cada una de las quince unidades móviles que están en servicio. La previsión era que en este mes de enero, ya sí, se interpongan multas -hasta ahora los revisores instaban a bajarse en el siguiente apeadero-.

JORGE PASTORGranada

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