TANQUES Y  MUJERES por Juan Alfredo Bellón para  EL MIRADOR DE ATARFE del domingo 21-01-2018

Cuentan las crónicas periodísticas de la semana pasada lo que ha sido la última burrada de La Legión y digo burrada porque no otra cosa es el canto público para acompañar la marcha militar (muy acelerada en el caso de este cuerpo de élite) de sus unidades en El Puerto de Santa María donde se hospeda.

Resulta que lo tradicional era marchar corriendo y cantando Soy el novio de la muerte, con lo que ya se definían los gustos de los legionarios en punto a las aspiraciones éticas del cuerpo… armado. Casi nada que decir sobre el canon estético de los supradichos caballeros y damas salvo disentir del buen gusto que exhiben diciéndose en relaciones prematrimoniales con la Canina. Pero ahora han pasado a mayores cantando a coro marcial, donde empiezan a abundar las féminas, que prefieren tener un tanque a una mujer porque el primero sirve para la guerra y  la segunda es la guerra misma. En otra canción similar, que entonan los caballeros y damas de La Legión, dicen preferir un perro a una mujer por la fidelidad que el animal les guarda, y así sucesivamente… por lo que los mandos concernidos han puesto en marha una investigación para determinar si las legionarias de estas unidades cantaron motu propio o alieno esos conceptos ignorando que también las juezas esas que sentencian en términos ultramachistas lo hacen arropadas por muchos de sus compañeros y para conseguir setirse y  que las sientan como miembros del clan.

Líbreme el señor… ministro Zoido que, por ser juez de carrera, sabe de esto más que yo, de atreverme a insultar al intituto armado porque, desde el general Millán Astray, sus circunstancias y sus tiempos ha llovido mucho y tanto nosotros como él nos hemos encontrado el pastel muy cocinado, pero entiendo que la denuncia de los comunistas andaluces ante los tribunales tiene cierta oportunidad por la urgencia de modernización que el caso exige.

Como exige también, según rezan las crónicas, el adelgazamiento inmediato de los actuales legías que andan mayoritaria y evidentemente sobrados de peso y exhiben un barrigamen impropio de su tradicional condición atlética militar y africana.

Cómo será la exhibición legionaria de curvae felicitatis, que el referido cuerpo de origen africano e imitación francesa ha despertado en mi una renacida simpatía por la Benemérita, fundada por el duque de Ahumada para normalizar las reivindicaciones campesinas y del mundo rural y luego, durante el franquismo para reprimir los brotes rebeldes en ese mimo medio como patentiza la memoria popular granadina en la persona del famoso sargento Colomera, guardia civil que actuaba desde la Guerra por el Albaycín impartiendo su justicia ferrea y espartana entre el vecindario: ¿Andando por la Cuesta del Chapiz en bicicleta, suelto de manos? Pues te quito el mananillar y te empujo cuesta abajo para que demuestres tu dominio ciclístico…

Pues conticoneso, como se dice popularmente por aquí, he acabado simpatizando con los picoletos por su heroica contribución a la lucha contra el terrorismo de ETA y al establecimiento de la paz mundial con las fuerzas de  la ONU, participación en las solución de las causas humanitarias y la crisis de Cataluña, contra viento y marea de separatistas, sentimiento este último de simpatía que ostento a pesar de mi invertebrada condición de culé y de andalucista y progresista. Sin contar la deuda que se le tiene hoy a los civiles  por su contribución a la lucha contra la corrupcíón y por la seguridad en las carreteras. Total que desde 1978 la Benemérita ha vuelto a ponerse de parte de la legalidad constitucional, lo que urgiría hacer a la Legión a marchas forzadas.

Y lo que son las cosas, la presencia de bastantes mujeres en sus filas no tiene por qué significar un mayor acatamiento a los derechos de las mujeres, ni en la judicatura, ni en la abogacía, ni en la Sanidad, ni en las instituciones religiosas. Hasce falta mucha educación y mucha instrucción y quizá mucha huelga mundial de las mujeres y sus sectores aliados para cambiar la correlación  de fuerzas a favor de su causa y tanques no, desde luego.

 

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