¡Cuidado! Parece una abuelita, pero es la Dama de Hierro, azote de los falsos.

La curiosidad llevó a Elizabeth Hawley de Chicago a Katmandú. Eran los años hippies y aquel lugar tan exótico atraía a jóvenes de todo el mundo. Fue a conocerlo y se quedó allí, en Nepal, rodeada por las cumbres más altas del planeta.

El montañismo la cautivó. Parece inútil: no se sube para hacer nada en la cima, se sube sólo para hacer cima. Uno se juega la vida para subir, llegar y bajar… eso es todo. Pero no es sólo un deporte, es una forma de vida. Es una actividad pura, desinteresada. No cabe la mentira.

Elizabeth le dedicó su vida. No escaló una sola cumbre. Elaboró su propio método para verificar si los montañeros habían hecho verdaderamente cima. Daba y quitaba la gloria: certificaba las gestas de los verdaderos héroes y desenmascaraba a los fanfarrones.

De aspecto frágil y carácter duro, se ha movido durante los últimos cuarenta años por el Himalaya al volante de un Volkswagen azul hasta que ha muerto en Katmandú a los 94 años. Un ejemplo de pasión y amor a la verdad.

Elizabeth Hawley. Photo: THT/File
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