El Consejo Social se ofrece para mediar y desbloquear el Atrio

El presidente del Consejo Social de Granada, Francisco Martín Recuerda, ha asistido en las dos últimas semanas con estupor al enconamiento de un problema que cada día aleja más al Ayuntamiento de Granada y al Patronato de la Alhambra a cuenta del Atrio, ese proyecto de los arquitectos Álvaro Siza y Juan Domingo Santos que allá por el año 2011 se propuso dignificar los accesos y la entrada a la Alhambra.

Con los arrestos que le da haber conseguido sentar al Ayuntamiento y a la Junta en la misma mesa tras siete años de desencuentros para retomar el Plan Especial del Albaicín, Francisco Martín Recuerda ha escrito al Patronato de la Alhambra. En su carta, Martín Recuerda se pone al servicio de la directora del Patronato de la Alhambra, María del Mar Villafranca, que ya ha contestado afirmativamente a la petición, así que el presidente del Consejo Social le ha instado a que fije un día, un sitio y una hora para verse. Una vez se produzca este encuentro, el procedimiento será el mismo pero con el Ayuntamiento.

«No entendemos cómo a estas alturas este problema no está consensuado. Surge la polémica cuando estamos a punto de recibir las ayudas, justo en el momento más inoportuno», explica el presidente del Consejo Social, quien reprocha a ambas instituciones el tono de las acusaciones que se han lanzado unos y otros.

«Es el momento de sentarse a hablar y negociar, cosa que es muy rara en esta ciudad», apuntó Martín Recuerda, quien aseguró que es vital que esos cerca de 20 millones de fondos europeos que se han pedido para ejecutar el proyecto se queden en Granada.

Ya que se sientan a hablar (si es que esto finalmente ocurre, y la cercanía de las elecciones juega en contra de la buena voluntad del Consejo Social), el responsable de la institución quiere plantear otros temas para lograr un acuerdo más global. Dicho acuerdo incluiría la propuesta para subir la entrada a la Alhambra en 2 euros con el fin de destinar esta recaudación a la rehabilitación del Albaicín así como la necesaria ampliación del cementerio.

«En esta ciudad hay que dejarse de destruir. Si cada vez que hay un proyecto nuevo hay bandos, no conseguiremos nada. En los momentos más inoportunos, cuando estamos a punto de poner las primeras piedras, se desatan las furias en Granada», apunta Martín Recuerda, quien sigue sin explicarse cómo es posible que todos los proyectos urbanísticos tengan una fase de presentación y alegaciones y que aquí nadie viera nada.

Sin pararse a valorar el proyecto de Siza y Juan Domingo, el responsable de la institución reconoce que la Alhambra necesita una recepción adecuada al volumen de visitantes que tiene anualmente.

«Parece que el proyecto no es el problema, porque respeta la edificabilidad. Creo que el problema son los usos y eso se puede hablar», añadió.

Sobre las causas que puede haber detrás de esta (y otras) polémicas en la ciudad, el presidente del Consejo Social apuntó que «en esta ciudad todo el mundo tiene miedo de que su estatus cambie. Somos un pueblo tremendamente pesimista y así aquí ocurren cosas que no pasan en ninguna otra parte de España, como que hayamos decidido que no se dan más licencias de taxi. Todo porque queremos asegurarnos nuestro cocidito. Aquí en lugar de preocuparnos por innovar y fomentar esa competencia sana los cambios se entienden como un peligro».

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