EL ACABOSE  Por Juan Alfredo Bellón  para DESDE EL MIRADOR Nº 57 del domingo 07-06-2015

Hay que ver cómo está la cosa. Ya contaba yo en una de estas columnas anteriores la exclamación que el llorado José Luis García Sánchez ponía en boca del también llorado Luis Ciges ante lo que él creía la corrupción moral generalizada en la pensión de la madre de Ana Belén en La Corte de Faraón: ¡esto es la descojonación! Y en efecto, lo es: Sodoma y Gomorra juntas y 1992, la serie televisiva sobre la corrupción en Italia que acabó con el sistema de gobierno a finales del siglo XX aunque allí salieron de Herodes… y se metieron en Franco, porque el control político absoluto cayó como breva madura en manos del absolutamente corrupto Silvio Berlusconi.

Decía esta mañana Almudena Grandes en la SER (y conste que no creo que lo dijera por despecho ante la práctica disolución de Izquierda Unida en Madrid) que los últimos escándalos en aquella Comunidad elevan a la enésima potencia la cantidad y la cualidad de las malas artes de la gobernación: Rajoy ha tenido que hacer dimitir por exigencia de Ciudadanos a los dos consejeros de Ignacio González que, por lo que parece, se dedicaban a financiar con dinero público a unas empresas que a su vez se dedicaban a hurtar la información a la ciudadanía de los muchos casos de corrupción que salpican y oscurecen nuestro sistema informativo. Calamares en su tinta que impedían a la población conocer lo que realmente ocurre y actuar en consecuencia contra estos gravísimos pecadores políticos que amenazan con acabar con nuestra democracia. Lo dicho, el acabose.

Pero la cosa no queda ahí porque se ve corregida y aumentada por el cinismo más vergonzante: a la vista está lo que hacemos y, no obstante, nos vamos de rositas; desgraciados, mindundis: nos podéis ir tocando los cojones, que son, para inter nos, como manzanas. Y encima, la Iglesia nos bendice; la Magistratura nos exculpa; el Ejército nos defiende; la Banca nos apoya y, por si faltara poco, don Ángel María Villar nos organiza la mejor Liga del mundo con ayuda de Blater. Y ahora no nos queda más que vivir con el ombligo muy fruncido y esperar un Tamayazo, o dos, o tres, o cuatro o los que nos sean necesarios. Así salió Esperanza Aguirre tan torera por los medios y ayer mismo doña Soraya dándonos el recado de que no puede ser, de que hasta ahí podíamos llegar los rogelios estos que estamos hechos.

Y para no ir más lejos, en nuestra procesión del Corpus granadino han sido numerosos los apoyos al arzobispo y al alcalde saliente y puede que dimisionario de la capital en forma de saludos fascistas, brazo en alto cara erguida al sol de junio con el traje de cristianar, como en Madrid y otras ciudades españolas donde el rojerío amenaza con un Frente Popular de tan infausto pero sugerente recuerdo. Y los gritos histéricos de ¡Arriba España! crispados y amenazantes como antaño. Habrase visto semejante desvergüenza y falta de moralidad. Parece como si se coordinaran toda clase de provocaciones para impedir como sea el acatamiento de la voluntad mayoritaria popular expresada nítida y reiteradamente a través de las urnas.

¿Les suena? A mí también. Solo que ahora hay mucha luz y demasiados taquígrafos para dificultar sus manipulaciones rufianescas. Además contamos con la alta cualificación de una juventud inequívocamente inclinada hacia la defensa de las libertades democráticas que sin dudar abortaría cualquier intento involucionista de modo tan contundente como radical.

Afortunadamente para todos, ya sabemos y queremos que España no sea más un cortijo de unos pocos sobre el que argumentar con constantes falacias que ya nadie comparte. Por eso hemos llamado a esta crisis ética insostenible el acabose y ante ella nos hemos plantado esgrimiendo el sanseacabó. A ver si logramos romper radicalmente con el pasado y sabemos reinventar el futuro diciendo que aquí paz y después gloria.

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