Las personas de ideas, sean pensadores, poetas, dramaturgos o prosistas, necesitan el corpus lexicográfico de su idioma para encontrar las palabras, esos materiales imprescindibles con que escribir sus textos.

Si además el autor pretende rigor, consultará frecuentemente el diccionario (de la lengua, de uso, de sinónimos y antónimos, etc.) para comprobar la propiedad semántica de las palabras que ha seleccionado. Ese es el camino natural y lógico. Pero hay un buen número de palabras en nuestro idioma que han seguido el camino inverso: han nacido de un texto previo creado por un autor concreto que ha consagrado la palabra y la ha sumado al diccionario o al habla de la calle.

Suelen ser algunos arquetipos o escenarios literarios que han especializado su uso hasta significar nuevos conceptos. Además del poder denotativo de estos falsos neologismos, suelen tener un fuerte valor connotativo, no siempre positivo, pues lo normal no suele servir para crear tipos literarios complejos, sino que el autor más bien busca lo anormal, lo perverso, lo diferente.

        En muchos de estos casos (celestina, donjuán, otelo, etc.) el neologismo se basa en el mecanismo asociativo de la antonomasia, es decir, el cambio de significado que consiste en aludir a alguien mencionando una cualidad muy característica suya en lugar de su nombre propio, o emplear el propio de alguien en lugar de la cualidad que lo caracteriza, como en el Apóstol por san Pablo o en un nerón por un hombre cruel.

 He aquí algunas de estas palabras nacidas de un texto previo:

 ARCADIA

De su significado meramente geográfico (una región de la antigua Grecia) ha pasado a designar uno de los primeros locus amoenus (lugar ameno, en que se pretende representar el edén bíblico), repleto siempre de armonía, abundancia y felicidad. Ya aparecía en algunos poetas menores de la Grecia antigua, pero fue Jacopo Sannazaro quien publicó en Venecia su obra Arcadia (1502), que dio lugar al género de la novela pastoril durante el Renacimiento. El mundo volvía a ser un lugar perfecto tras las oscuridades medievales, durante las que se consideró un valle de lágrimas.

Antonio Machado devolvió el uso literario a esta palabra en su poema Del pasado efímero, al describir al burgués apático e indiferente a la realidad social:

…Lo demás, taciturno, hipocondríaco,

prisionero en la Arcadia del presente,

poco importa…

 CELESTINA

La RAE define el vocablo como: “1. f. alcahueta (mujer que concierta una relación amorosa)”. De nuevo se sustantiva un personaje fundamental de nuestra literatura.

 

El infierno, según Gustave Doré

DANTESCO

La RAE lo explica así:

“1. adj. Perteneciente o relativo a Dante, poeta toscano, o a su obra.

  1. adj. Que tiene rasgos característicos de la obra de Dante.
  2. adj. Dicho especialmente de una escena, una imagen o una situación: Que causa espanto”.

Se relaciona con las pavorosas escenas que Dante mostraba en su La divina comedia, especialmente en los pasajes referidos al infierno.

 DONJUÁN

“Hombre que seduce a las mujeres con audacia y facilidad”.

Es el arquetipo de seductor falto de escrúpulos que gusta de mancillar la honra de las doncellas por el mero placer de la conquista. El personaje, original de Tirso de Molina, que se anticipó al Don Juan Tenorio de José Zorrilla, ha sido analizado desde mil puntos de vista para encontrar las claves de su personalidad incapaz de amar de verdad a una mujer.

También han seguido un proceso parecido sus sinónimos tenorio o casanova.

 EGO

En su origen latino, era el pronombre personal de primera persona. Desde Freud, ya sustantivado, es una de las estructuras que forman parte de la mente humana.

 FATAMORGANA o FATA MORGANA

“1. f. p. Fenómeno de espejismo que la gente de mar atribuía al hada Morgana.

  1. f. p. Ilusión (concepto o imagen sin verdadera realidad)”.

Tiene su origen en el hada Morgana, personaje del ciclo de leyendas artúricas. Curiosamente, dio lugar al adjetivo morganático, variante de matrimonio también llamado de mano izquierda, denominado así porque el contrayente pone la alianza en el dedo anular de esa mano, significando con ello que su pareja renuncia a los bienes y dignidades del otro contrayente.

HURÍ

“Cada una de las mujeres bellísimas creadas, según los musulmanes, para compañeras de los bienaventurados en el paraíso”. Fuera del contexto islámico, es una mujer bellísima que representa una gozosa promesa.

José Zorrilla escribió un conocido romance de tema morisco (Corriendo van por la Vega…) ambientado en la Granada musulmana en que dice:

…hurí del Edén, no llores,

vete con tus caballeros.

 LAZARILLO

La RAE dice que es: “Persona o animal, especialmente perro, que acompaña a un ciego para guiarlo”.

Sin embargo, desde el nacimiento de la novela picaresca, tan nacional y tan actual, designa al personaje literario del pícaro, el superviviente que antepone sus necesidades más primarias a cualquier tipo de consideración ética.

 LILIPUTIENSE

La RAE lo define como:Dicho de una persona: Extremadamente pequeña o endeble”. Tiene su origen en la novela de Jonathan Swuift Los viajes de Gulliver.

Curiosamente, esta obra originó también yahoo, que más que palabra en sentido estricto es una marca registrada de telefonía e internet. En el texto de Swuift, el yahoo era una criatura fantástica muy desagradable.

 

Fotograma de Lolita (Stanley Kubrick, 1962) con James Mason y Sue Lyon

 LOLITA

Desde la novela homónima de Nabokov pasó a significar: “Adolescente seductora y provocativa”. Un nuevo arquetipo literario, el de la púber, casi niña, que va tomando conciencia del potencial erótico que su cuerpo es capaz de generar y que combina inocencia con perversión.

 MARITORNES

“Moza de servicio, ordinaria, fea y hombruna”. Tomado de un personaje secundario del Quijote.

 ODISEA

El diccionario define el término como: 1. f. Viaje largo, en el que abundan las aventuras adversas y favorables al viajero.

  1. f. Sucesión de peripecias, por lo general desagradables, que le ocurren a alguien”.

        En su origen, era el título de uno de los dos soberbios poemas homéricos sobre la historia mítica de Troya.

 ORCO

Aparece en el diccionario, con el sentido de “Infierno”, aunque últimamente se usa con el significado de “Persona de trato hosco y desagradable”. Esta nueva acepción se centra en leyendas de la mitología céltica y, últimamente, en sagas tales como la de Harry Potter.

 OTELO

El nombre propio creado por Shakespeare se especializó como “Hombre muy celoso”.

QUIJOTE

La segunda acepción del DRAE dice de esta palabra que significa: “Persona que tiene ideales elevados y lucha y defiende causas que, aunque nobles y justas, no le atañen”. De nuestro personaje literario más universal pasó al Diccionario con semejante significado, así como su adjetivo quijotesco.

 ROCAMBOLESCO

Según la RAE:Dicho de una circunstancia o de un hecho, generalmente en serie con otros: Extraordinario, exagerado o inverosímil”.

        Procede del personaje de Ponson du Terrail, Rocambole, un aristocrático ladrón que entretuvo con sus desmedidas aventuras a los lectores de varios folletines franceses del XIX.

 SOSIAS

“1. m. y f. Persona que tiene parecido con otra hasta el punto de poder ser confundida con ella”.

Su origen se remonta a una comedia de Plauto, Anfitrión, en que un personaje se hace pasar por otro imitando su gesto y su forma de vestir.

 

Representación oriental del cuento Los tres príncipes de Serendip. Imagen tomada de DesequiLibros

 SERENDIPIA

“Hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual”.

Palabra resucitada recientemente, a partir de la película homónima (en inglés, Serendipity), aparece en un complicado relato de sir Horace Walpoole, Los tres príncipes de Serendip, que improbablemente él había leído en unos supuestos relatos sirios, como aseguraba. En ese cuento, el azar pone en peligro para después recompensar a los príncipes que van en misión diplomática. Desde entonces, se usa para hallazgos científicos de origen casual, que pareciendo al principio catastróficos, al final suponen un valioso descubrimiento, como es el caso de la penicilina.

 TARTUFO

 “Hombre hipócrita y falso”. Se remite a la obra de Molière.

 UTOPÍA

“1. f. Plan, proyecto, doctrina o sistema deseables que parecen de muy difícil realización.

  1. f. Representación imaginativa de una sociedad futura de características favorecedoras del bien humano”.

Otro locus amoenus, en que todo funciona bien, al menos así lo formuló Thomas More en su obra homónima de 1516.

         Los textos bíblicos han generado bastantes palabras creadas por antonomasia: decir que alguien es un judas es aludir a su venalidad y deslealtad; armar(se) un belén es crear una situación confusa y llena de gente; decir de alguien que va hecho un eccehomo o un adán es señalar su aspecto lastimoso, etc.

Atlas sosteniendo el mundo

        Las leyendas mitológicas sobre dioses, semidioses y héroes clásicos también han generado una abundante nómina de adjetivos y sustantivos en que se abstrae la cualidad esencial del personaje: adonis o apolíneo (prototipo de belleza masculina), anfitrión (enfatiza la hospitalidad), atlas (el gigante que sostenía el mundo sobre sus hombros) significa una publicación que contiene mapas, narcisismo (la autocomplacencia de Narciso), volcán (de Vulcano) y un enorme caudal de varios cientos de palabras se asentaron en nuestros diccionarios y proceden de textos previos. El hablante, a través de sus asociaciones y dotado de una imparable libertad creativa, es mucho más dueño y señor de su idioma de lo que creemos.

 Alberto Granados

 

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