Somos animales sociales. Ya lo dijo Aristóteles hace 2.400 años. Pero en la vida moderna, esa en la que nos despertamos y nos acostamos con el smartphone en la mano, socializar no siempre es fácil.

Las razones sociológicas darían para varias tesis doctorales; las puramente logísticas son muchas y muy variadas. Puede que tus amigos tengan la vida montada, con sus hijos, sus parejas, sus trabajos y sus hobbies. O puede que hace mucho tiempo que dejaras de tener algo que ver con ellos.

Quizá acabes de mudarte o estés de paso en una ciudad donde no conoces a nadie. Además, a partir de cierta edad, es más difícil relacionarse… No es que no sean razones reales, pero precisamente en la era digital han dejado de ser una buena excusa. Para eso está MeetUp. Convertida en un fenómeno urbanita en todo el mundo, esta red social sirve para conocer gente con intereses comunes, conectar a través de internet y llevar esas relaciones al mundo real. Al de las barras de bar, las salas de cine, las exposiciones, las rutas de senderismo o las canchas de tenis. Todo (o casi todo) cabe.

Isabel Cabezas llegó hace dos años a Madrid. Entonces, esta ingeniera de software de 33 años que trabaja en la sede madrileña de Microsoft, no conocía a nadie en la ciudad. Ahora, y gracias a esta red social, nunca le falta un plan. O una amiga con la que quedar a tomar algo y charlar. Cabezas es la organizadora de un grupo llamado Ada Code, que periódicamente reúne a programadoras informáticas para hablar de lenguajes de programación y tecnología en general. “Estoy bastante concienciada con la brecha de género en el sector tecnológico y tratamos de que en nuestros eventos las ponentes sean mujeres”, explica.

Pero aunque la informática es su pasión, Cabezas pertenece a muchos otros grupos: uno de naturaleza y senderismo, otro de intercambio de idiomas, otro cuyo nombre es toda una declaración de intenciones: “No te quedes en casa”… “A veces, si un fin de semana no tengo plan, recurro a MeetUp. Cuando te mudas a una ciudad es como empezar de nuevo: no conoces a nadie y no tienes ese tejido social que tenías antes. Y esto te permite hacer planes, conocer gente nueva y que te dé un poco el aire. De hecho, así es como he conocido a la mayoría de mis amigas en Madrid”, explica.

Nueva red de amigos

«Si te mudas a una ciudad, empiezas de nuevo; así conoces nuevos amigos».

Pero, ¿cómo funciona exactamente? Aunque se trata de una red social, la idea es que la plataforma sirva solamente como herramienta para que personas con intereses comunes se encuentren y, a partir de ahí, compartan experiencias fuera del universo digital. Los usuarios pueden ser simplemente miembros (y apuntarse a los grupos que les interesen) u organizadores y poner en marcha sus propios eventos. Eso puede consistir en encontrar gente nueva para practicar algún deporte, pero también para ir al cine, bailar o ir a cenar a un restaurante exótico. Incluso para tomarse una caña y conversar. Pero MeetUp también puede tener un marcado carácter profesional. Es especialmente popular entre los programadores informáticos, los aficionados a las criptomonedas y los emprendedores que organizan multitudinarios eventos de networking.

Curiosamente, esta fue una de las primeras redes sociales. Nació en 2002, mucho antes de que Mark Zuckerberg pusiera en marcha Facebook desde su habitación de estudiante en Harvard. Su fundador, Scott Heiferman, vivía a unas manzanas de las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001 y, cuando aquella fatídica mañana subió a la azotea de su edificio para contemplar el desastre, se encontró allí a casi todos sus vecinos. Nunca había hablado con la mayoría de ellos, pero aquel luto compartido ante la tragedia dio lugar a un profundo sentimiento de comunidad que se extendió por toda la ciudad durante los meses posteriores al ataque.

Así fue como se me ocurrió la idea. ¿Qué pasa si usamos internet para salir de internet?”, ha explicado Heiferman, un pionero de la red que también fundó Fotolog en la misma época. Unos meses después, en junio de 2002, nació MeetUp. Y 16 años más tarde (toda una eternidad cuando hablamos de la era digital) está presente en 182 países, tiene más de 35 millones de usuarios y 300.000 grupos diferentes.

6 apps más contra la soledad

  • Timpik: como dice su lema, “ya no tienes excusa para no practicar deporte”. Esta aplicación gratuita te ayuda a buscar equipo de baloncesto, compañeros de running o alguien de tu mismo nivel con el que jugar al tenis. Puedes sumarte a los eventos u organizarlos tú mismo.
  • Skout: es como Facebook, pero al revés: una red virtual de amigos que se han conocido por primera vez en ella. Luego, depende de cada cual llevar esa relación a la vida real. Se puede chatear, curiosear los perfiles del resto de usuarios (más de 50 millones en todo el mundo), subir fotos…
  • Geokeda: si no tienes con quién practicar la fotografía o ir a una exposición, esta app te ayuda a proponer una actividad y que la gente que está cerca de ti se apunte. Y al revés: si no tienes plan, puedes sumarte sobre la marcha al de otro usuario.
  • Bumble BFF: Bumble sirve para todo: para encontrar pareja y para entablar relaciones profesionales, pero también para buscar a tu futura mejor amiga (o, en el lenguaje millennial, tu Best Friend Forever). Introduciendo el filtro BFF, puedes buscar amistades a través de perfiles con descripción y fotos muy parecidos a los de Tinder.
  • MeetMe: esta aplicación te dice qué usuarios tienes alrededor y qué están haciendo para que puedas acoplarte a su plan. Es la preferida de los millennials y mucha gente la utiliza cuando está de viaje en una ciudad nueva y no conoce a nadie.
  • Patook: es el Tinder de las relaciones platónicas. De hecho, ligar está terminantemente prohibido en esta red social. Sus algoritmos incluyen “bloqueadores de coqueteo”, que no permiten mandar mensajes sugerentes. A cambio, te ayuda a encontrar gente con tus mismos intereses cerca de ti.

Como cualquier otra red social, también hay que aprender a navegarla. Algunas empresas (de yoga, de idiomas o de fitness) aprovechan su alcance para publicitar sus cursos y talleres. No está prohibido, pero ese no es el espíritu de MeetUp. Tampoco funciona igual en unos países que en otros. Mientras en España abundan los grupos de intercambio de idiomas y los eventos tecnológicos, en Estados Unidos los grupos de madres que organizan playdates (tardes de juegos) con sus hijos son un auténtico fenómeno. Y aunque las ciudades más grandes y cosmopolitas aglutinan la mayoría de los grupos y los eventos, algunas urbes pequeñas empiezan a apuntarse poco a poco al fenómeno. En Vitoria, por ejemplo, Marta Kernstock es la organizadora de un club de oratoria que pertenece a la red Toastmasters Internacional, presente en 140 países y que cuenta con más 300.000 socios en todo el mundo. MeetUp les ha ayudado a darse a conocer en la ciudad y a captar nuevos socios. “Cada semana viene alguien que nos ha conocido gracias a esta plataforma. De hecho, ya tenemos más de 80 personas interesadas gracias a ella. Funciona muy bien”, explica Kernstock.

¿Otra app para ligar?

Como dijo Aristóteles, somo animales sociales. Pero ahora necesitamos un smartpohone para conocernos.

MeetUp no es Tinder ni una de esas apps pensadas por y para ligar. Por eso, encontrar pareja no es su razón de ser, pero como cualquier otra actividad que implica relacionarse con gente desconocida, en ocasiones el amor surge en el sitio más insospechado. Diego Martínez Castañeda conoció a su novia, Anastasia, en un grupo de intercambio de idiomas poco después de mudarse a Sevilla. Ahora, coordinan juntos otro grupo que organiza paseos fotográficos y que, en ocasiones, ha logrado reunir a 35 fotógrafos aficionados en el centro de la ciudad.

“Si vienes con nosotros, puede que te toque aprender o puede que te toque enseñar”, explica sobre la vocación amateur del grupo. “Muchos vienen buscando una afición, pero también se apunta gente que acaba de llegar a la ciudad y que quiere conocer gente”, explica. De hecho, la relación entre los miembros del grupo ha trascendido a esos paseos con la cámara colgada del cuello. “Ahora también quedamos para ir a conciertos, al cine o hacer otro tipo de actividades”. Se han convertido en el clásico grupo de amigos.

Alberto Plaza es el organizador de varios grupos en Barcelona: desde un curso gratis de salsa y bachata hasta otro de intercambio lingüístico. De hecho, la red social se ha convertido en un pilar de su trabajo. Su empresa, Fun Events Barcelona, organiza estos y otros eventos gratuitos en locales y bares de la ciudad en los que él ejerce de relaciones públicas. Por eso, conoce perfectamente la mecánica (y las reglas no escritas) de este pequeño universo. “La gente viene, sobre todo, buscando amigos. En Barcelona hay muchos expatriados, mucha gente que acaba de llegar o que viene para buscar trabajo. Utilizan esta aplicación para conocer a gente y, a veces, también para ligar”, admite.

Cuestión de dosis

El calendario de eventos en ciudades como Madrid o Barcelona es inabarcable: desde cursos de escritura creativa o de mindfulness a intercambios de zapatos y bolsos, jam sessions de músicos aficionados, sesiones de juegos de mesa o grupos de veganos que quedan para cenar. Prácticamente cualquier plan imaginable tiene su hueco en MeetUp. Depende de cada miembro modular la intensidad de su vida social, porque la oferta puede ser abrumadora. De hecho, es importante dosificarse: “Puede llegar un punto en el que digas: “No quiero conocer más gente”. Les pasa a muchas personas. A veces, puedes terminar saturado”, explica Plaza. Es cuestión de entender al animal social que nos habita y darle la dosis que necesita. Lo que nunca hubiera imaginado Aristóteles es que necesitaríamos un smartphone para conectar entre nosotros. 2.400 años después de sus palabras, seguimos siendo animales sociales, pero socializar ya no es lo que era…

ixone díaz landaluce

http://www.mujerhoy.com/vivir/ocio/201803/31/como-hacer-amigos-nuevos-meetup-20180326134707.html

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