Una investigadora insaciable: María José Gálvez, catedrática de Física Aplicada,

  • María José Gálvez, catedrática de Física Aplicada, celebra que una emulsión para transportar fármacos antiobesidad diseñada en Granada haya despertado el interés de la industria suiza

 María José Gálvez es catedrática de Física Aplicada y coordinadora del grupo de investigación Física de Fluidos y Biocoloides de la Universidad de Granada. Aunque en su juventud, en el año 77, no sabía muy bien por dónde tirar, hoy lleva más de tres décadas vinculada a la institución después de que en los años 80 resurgiera la investigación en la capital, en concreto en su área, que se nutrió de muchos jóvenes científicos como ella. Juntos, decidieron abrir una vía de estudio, la de emulsionantes y espumantes de interés en biomedicina, farmacia y alimentación; además de indagar en los sistemas de transporte y liberación de productos bioactivos. Desde entonces, esta ilustre granadina, que estudió en el instituto Padre Manjón, ha dirigido ocho tesis doctorales y ha participado en 33 proyectos de investigación de ámbitos europeo, nacional y autonómico, de los que ha sido investigadora principal en 12. Ha trabajado en distintas universidades europeas y ha publicado con investigadores de diferentes instituciones extranjeras.

En estos días, María José Gálvez celebra que un proyecto de excelencia de la Junta de Andalucía en el que participó su grupo -que recibió 200.000 euros para cuatro años- y del que salió una patente internacional ha suscitado el interés de una empresa suiza, que quiere explotar el producto andaluz previo pago, claro está. Asistir a que un ‘invento’ propio recorra el camino completo desde el laboratorio hasta la industria y de ahí al mercado no es frecuente, por eso esta investigadora aplaude el hito.

El éxito les llega después de que el equipo multidisciplinar granadino liderado por la catedrática junto a otro de Neuropsicofarmacología de la Fundación IMABIS (Instituto Mediterráneo para el Avance de la Biotecnología y la Investigación Sanitaria, de Málaga) trabajaran juntos y con buenos resultados en la preparación de emulsiones de tamaño nanométrico -una mil millonésima parte de un metro- para transportar y liberar nuevos medicamentos diseñados especialmente para el tratamiento de desórdenes alimenticios, como la anorexia o la bulimia, u otros trastornos relacionados con la alimentación, como la obesidad o la esteatosis hepática, también conocida como hígado graso.

María José Gálvez explica con sencillez que han creado nanoemulsiones estables -no alteran su composición- con oleoiletanolamida (OEA), una molécula que actúa regulando el apetito. Las lograron sacar adelante en el laboratorio a un precio muy competitivo, usando aceite de soja y agua. Y después de estudiar propiedades como el tamaño de las partículas, la densidad de carga y los cambios de fase de estos compuestos consiguieron prever con acierto cuál sería su comportamiento dentro del cuerpo humano -aunque los estudios solo se han hecho en ratones- y ejercer cierto control sobre la liberación de la medicación saciante dentro del organismo humano. La investigación se ha publicado en diferentes revistas especializadas como la prestigiosa Nanomedicine.

Según Gálvez, si la OEA utilizada en las emulsiones es un regulador de la saciedad seguro, tal y como se ha comprobado en IMABIS, «se podría diseñar un nuevo fármaco con efectos profilácticos, es decir, medicamentos preventivos para enfermos con problemas de obesidad», expuso.

Hasta ahí, la catedrática tilda el camino recorrido de muy satisfactorio, aunque al mismo tiempo se queja de que no tiene apenas financiación para revalidar -volver a comprobar- que su patente es óptima de cara a su venta o alquiler a los compradores suizos, tal y como exigen las normas. Además, Gálvez cuenta en su despacho de la Facultad de Ciencias -atestado de carteles y libros – que aquel equipo que logró con éxito la patente está ya disgregado -algunos de sus miembros alcanzan el éxito en otros grupos españoles- y que por mucho que piden financiación para reactivarlo y seguir avanzando en ese campo la cosa está complicada.

Pese a todo, la docente no pierde su ímpetu y sigue trabajando para la incorporación de las mujeres a la ciencia, una disciplina en la que ella quiere seguir investigando dentro del campo de sistemas complejos como las emulsiones.

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