El cambio de inquilino de La Moncloa ha sido tan rápido que hoy se solapan la agenda prevista en presidencia desde hace meses con la tarea de formar gobierno, que es la prioridad de Sánchez en este momento. Hoy la Cadena SER adelanta que en ese gobierno habrá un Alto Comisionado para la Pobreza Infantil que dependerá directamente del presidente.

Todo ha funcionado como debía en España esta semana vertiginosa y se ha demostrado que a pesar del desgaste -que lo hay- y a pesar del abuso, las instituciones de la democracia española son fuertes y están mucho más engrasadas de lo que creemos o de lo que nos quieren hacer creer. No pasa nada, ni apocalipsis ni derrumbe de los mercados. Simplemente una mayoría parlamentaria que representa a más 12 millones de votos de españoles y españolas ha decidido que el gobierno no podía seguir ni un minuto más tras la sentencia Gürtel y se ha impuesto donde debe, en el Congreso, a los 11 millones votos que representaban Ciudadanos y el PP, que creían que sí debía seguir.

Al nuevo gobierno habrá que juzgarlo por lo que haga a partir de que esté constituido y veremos si tiene la cintura y la inteligencia política para manejar la amalgama de partidos que estuvieron de acuerdo en el no a Rajoy pero que discrepan en tantas otras cosas importantes. La principal: la salida política para Cataluña.

Lo iremos viendo, pero una cosa parece clara: Para la izquierda, sobre todo para el PSOE y Unidos Podemos, puede ser la última ocasión de enterrar su historia fratricida y de devolver la confianza en la política.

Enfrente van a tener la oposición dramática, descarnada y dispuesta a cualquier cosa que ejerce el PP cuando pierde el poder. No es nuevo, lo vimos en el año 2004. Ya amenazan con castigar a los vascos enmendando sus propios presupuestos en el Senado y ya han sacado de paseo la presunta agenda oculta de Sánchez con el separatismo. Sin pudor. Y lo dicen sobre el mismo partido que les ayudó a ellos a diseñar la aplicación del 155. Lo cierto es que perdido el Boletín Oficial del Estado, el PP pretende seguir instalado en el «aquí no ha pasado nada». Rajoy tiene intención de continuar al frente del partido sin ninguna asunción de responsabilidad ni renovación, lo que llevará al PP atado del cuello del reguero de sentencias sobre corrupción que todavía tienen por delante.

Será interesante además comprobar en la pelea por el mismo espacio entre PP y Ciudadanos quién se queda con la marca de derecha razonable y quién prefiere la marca ultramontana.

Empieza un tiempo nuevo. Lo iremos contando en la SER. Lo iremos contando en Hoy por Hoy.

http://cadenaser.com/programa/2018/06/04/hoy_por_hoy/1528090130_369958.html

A %d blogueros les gusta esto: