¿Qué significa ser una persona mayor hoy en día: cuando dejas de soñar, cuando dejas de ser útil a la sociedad, cuando llegan las enfermedades crónicas, cuando te jubilas, cuando tienes 70, 80 o tal vez 90 años?

Para la antropóloga Mónica Ramos la respuesta es tan compleja como lo es la vida de cada persona que envejece. Para la escritora y política Carmen Alborch es la consecuencia de tu propia vida y una oportunidad de crecer cultural y emocionalmente.

Para el presidente de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA), Ángel  S. Quesada, uno se hace o se va haciendo mayor cuando el recuerdo es más fuerte que la esperanza; y para la deportista y medallista olímpica (oro) en Barcelona y Atlanta  Theresa Zabell, cuando te dejas vencer por la vida.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), no hay una persona mayor «típica».

Algunos octogenarios tienen unas facultades físicas y psíquicas que nada tienen que envidiar a las de muchos veinteañeros. Otras personas, en cambio, sufren un deterioro considerable a edades mucho más tempranas.

Ahora que la generación del baby boom se aproxima a esta etapa de la vida y que a nivel mundial se espera que la población mayor de 60 años se duplique en 2050, EFEsalud ha pulsado la opinión de ocho  personas  procedentes del mundo del deporte, la economía,  la política, la medicina,  el periodismo… Y estas han sido sus respuestas que presentamos en dos entregas.

Una oportunidad para crecer cultural y emocionalmente

Carmen Alborch, ex ministra de Cultura (PSOE), escritora y profesora de Derecho Mercantil (testimonio oral)

“Cuando escribí el libro “Los placeres de la Edad” (Editorial Espasa) tuve que reflexionar mucho sobre el tema. Creo que hacerse mayor es la consecuencia de tu propia vida, no hay un corte vital, pero para no caer en la nostalgia, hay que hacer un ejercicio de aprendizaje, y hay que aprender a hacerte y ser mayor.

Además está la edad cronológica, la edad percibida y la edad sentida y también creo que depende mucho de tu  generación.

Ahora que se conmemora el 50 aniversario del mayo del 68, nosotros ahora digamos que nos hemos hecho mayores.

En aquel momento muchos buscábamos cambiar el mundo, y vivimos o queríamos una transformación de la familia, las relaciones personales, y eramos antiautoritarios y fue el germen de muchos movimientos a su vez, y todo eso conduce a que cuando cumplimos 65 años o 70, nos encontramos en un entorno con muchas personas que envejecen como nosotras, y creo que en la historia nunca ha habido un fenómeno como este de tantas personas.

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Carmen Alborch EFE/ Kai Försterling

Me refiero muy especialmente a las mujeres que nos hemos sentido con determinadas capacidades, digamos, intelectuales, económicas….

Pero en Occidente estamos en una especie de contradicción social, por una parte se valora la longevidad, porque es una conquista, y por otro lado parece que las personas mayores sobramos.

El decir, no vamos a estar en un primer plano, pero tiene que haber puentes y complicidades intergeneracionales.

Tenemos que dejar paso, no empeñarnos en ocupar determinados lugares, pero tampoco se nos puede menospreciar.

Diríamos que ahí entra el valor de lo que podemos aportar desde la experiencia hasta maneras de aprender a vivir o de cuidar o, por ejemplo, de la cantidad de hábitos culturales que desarrollamos las personas mayores: ir a la universidad, leer, ir al cine, ir a exposiciones…

También ser mayor es una oportunidad de crecer cultural y emocionalmente. Es una oportunidad para hacer aquello que no has podido hacer en otros momentos de tu vida porque muchas mujeres han estado muy ocupadas en la crianza, en la doble y triple jornada.

El tercer acto en una obra de teatro puede ser tan interesante como el primero.

Y hay que saber situarse y valorarlo social e individualmente. Es verdad que ahora el papel de los abuelos y abuelas es fundamental, como cuidadoras de sus nietos, y al mismo tiempo muchos tienen necesidad de ser cuidados.

Todo eso se englobaría en el concepto de educarnos para ser mayores y que toda la sociedad valorara este concepto….

La lucha de los mayores está también en una mayor visibilidad. Es fundamental, por ejemplo, que los mayores salgan en las películas, en los programas de televisión y en otras esferas públicas, porque cada vez hay más hombres y mujeres mayores y necesitamos ese alimento e identificarnos con la ficción.

Hay que procurar tener una vida digna desde que se nace hasta el último suspiro.

…Desde que era muy joven, a los treinta y pico, me dí cuenta de que envejecer para las mujeres no era lo mismo que para los hombres. Ahí se mezcla el tema de la salud que es importantísimo y el tema de la belleza..

Parece que en esta sociedad cuando ya no tienes capacidades reproductivas se te puede apartar, aunque eso yo creo que era más antes que ahora, y creo que es muy importante también tener deseos y proyectos.

En mi caso personal sigo ligada a la universidad y a la causa feminista, que es una causa que no se termina nunca, tengas la edad que tengas, porque el feminismo es una aspiración de una vida mejor tanto para hombres como para mujeres.

Y nosotras estamos en la calle cuando sale el juicio de “La Manada”, desde mujeres de 20 años hasta mujeres de 80, y nos da mucha alegría ver que lo que hemos sembrado está ahí y es también como que nos lo merecíamos.. y es fantástico en esas manifestaciones ver cada día más hombres luchando por nuestra libertad y dignidad”.

Dejar de ser útil para la sociedad

Pilar Bueno, viuda, 87 años, 7 hijos y 12 nietos. Fue directora de colegio. Hace unos cuantos años dejó Madrid  para vivir en un pueblo de Asturias cerca del mar. (Testimonio oral)

“Te haces mayor cuando dejas de ser útil para la sociedad, porque claro yo soy una vieja, que estoy encantada, tengo una situación económica buena y además no me achanto porque soy vieja, pero el ser inútil para la sociedad es muy doloroso. Te acuestas y dices: ¿Qué he hecho yo hoy?

Yo mentalmente empecé a sentirme una persona mayor a partir de los 70, aunque parezca, digamos, una contradicción por lo que he dicho antes.

Si te relacionas con personas más jóvenes también te sientes más mayor, pero no por la brecha cultural o histórica.

Eso no es problema para mí, es problema por la poca fuerza mental que tienes comparada con la que tienen las personas mas jóvenes.

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Pilar Bueno

Y sobre la brecha digital, yo empecé a aprender a manejarme por internet hace apenas unos años porque siento que es una obligación que me ha marcado la sociedad, y además si no consigues manejarte por la red no puedes hacer nada hoy en día…

…También influye la salud, si estás peor te sientes más viejo, pero yo sigo procurando estar activa porque a mí me gusta la vida.

Si tuviera las piernas bien iría como un cohete y de la vista, ni hablemos, he perdido la visión de un ojo y un 33 % del otro.

Pero tengo amigas de mi edad que se acochinan y se meten en casa, se conduelen y se van retirando de la sociedad. Si no eres capaz de tener fuerza de voluntad es cuando te empiezas a encontrar viejo de verdad. Claro que también depende del temperamento de cada persona.

También influye mucho si tienes una familia y amigos, no dices ¡ay! que viejo estoy y que triste estoy, porque a mi alrededor hay mucha vida y yo intento seguir esa vida…

La soledad es tremenda para las personas mayores.

Saber que siempre tienes alguien que te quiere es muy importante porque cuando voy a las residencias de mayores de lo que más se quejan es de que sus familiares no les van a ver y están solos, y no les gusta nada la vejez, aunque yo creo que es muy bonita…

La pobreza también es un problema, mejor vivir en un pueblo, siempre se vive con más dignidad con una pensión pequeña y la vejez es más grata en los pueblos que en las ciudades ..”

El recuerdo es más fuerte que la esperanza

Ángel S. Quesada, presidente de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA) y de la Hermandad de Jubilados de los Ministerios de Comercio, Economía y Hacienda.

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Ángel S Quesada

“Ser mayor, desde un punto de vista físico, es notar que tu capacidad de recuperación ya no es la que era antes.

Antes subías 100 escaleras y solo necesitabas cinco o diez segundos para recuperarte. Ahora necesitarías más de un minuto. Pero no es solo lo físico lo que cuenta.

Según el Diccionario de la RAE se es viejo cuando se cumplen los 70 años. No todos estamos de acuerdo con esta definición.

La vejez no tiene que ver solo con la edad, no es su única característica. Influyen otros factores: físicos, culturales, mentales y muchos más.

Hay que considerar otros factores tales como la forma de ser, la capacidad intelectual, la salud, el aspecto físico, el talante. Todo ello define mejor, en su conjunto, la vejez.

En nuestra cultura el umbral de los 65 a 70 años se consideraba que era donde empezaba la vejez. Pero la esperanza de vida ha aumentado mucho en los últimos tiempos.

Hoy es de 82 años para los hombres y 87 para las mujeres, entonces ¿no habría que modificar al alza ese umbral de 65 a 70 años para la vejez?

Los expertos dicen que habría que incrementarlo, al menos, en unos 10 años.

O lo que es lo mismo a nadie podría llamársele viejo si tiene menos de 80 años y vieja si su edad no supera los 90 años.

Para mí la vejez, el cumplir años, ha de ir de la mano de la tolerancia. Cuantos mas años se cumplen más tolerantes hemos de ser, con los demás y también ¡ay! con nosotros mismos.

Se es viejo cuando se deja de soñar, decía el General McArthur y un proverbio hindú nos recuerda que “la vejez empieza cuando el recuerdo es más fuerte que la esperanza”.

Terminamos con una frase de Rojas Marcos que dice: “La edad no debe verse como una puerta cerrada, sino como una ventana abierta a una vida plena, llena de oportunidades renovadas de realización personal”.

¿Ser mayor es ser fundamentalmente mujer?

Mónica Ramos Toro, doctora en Antropología Social, especialista en envejecimiento y género y directora de INGESS – Instituto de Gerontología y Servicios Sociales. 

“Antes de responder esta pregunta nos podríamos hacer otras muchas: ¿Qué es ser mayor, en 2018?, ¿En una sociedad rica como la española?, ¿En el medio rural o en una gran ciudad?, ¿Siendo hombre o siendo mujer? Así podríamos formular innumerables interrogantes que ponen de relieve la heterogeneidad que envuelve el hecho de envejecer.

Porque en definitiva, hacerse mayor o ser una persona mayor –que ahora veremos que no queda nada claro qué significa, al menos para mí- solo se consigue si hemos superado etapas previas de la vida como la infancia, la adolescencia, la juventud y la adultez.

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Mónica Ramos

De momento, al menos, se confirma pues que envejecer es un proceso que recorre nuestro curso vital.

Pero atrevámonos a responder la pregunta: ¿Qué es ser mayor? La respuesta depende de la dimensión que abordemos de la edad.

Si atendemos a la dimensión cronológica, es decir, los años transcurridos desde el nacimiento, la investigación releva que no existe una edad concreta a la que la gente piensa que una persona es mayor. Pueden ser los 65 años, los 75 o cualquier otra edad.

No hay acuerdo. Además, la cosa se complica si adoptamos una perspectiva de género, pues existe un doble rasero para hombres y mujeres, ya que ellos pueden hacer gala de sus años, mientras que las mujeres parecen abocadas a enmascararlos.

El mensaje, por tanto, que se transmite a las mujeres mayores es que deben esforzarse en seguir pareciendo jóvenes. Lo que complica bastante la respuesta de ¿qué es ser mayor?

Si atendemos a la dimensión fisiológica de la edad, expresada fundamentalmente a través del estado de salud, varía mucho en cada persona, ya que el envejecimiento es un proceso y depende de cómo haya sido todo nuestro curso de vida.

En la actualidad se comienza a diferenciar una primera etapa de la vejez, caracterizada fundamentalmente por la autonomía personal y funcional, de la propiamente definida como ancianidad que puede llevar asociados en mayor medida problemas de salud.

Aunque de nuevo, el hecho de llegar a edades avanzadas no significa de manera automática dependencia, sino mayor probabilidad de padecerla.

Lo que sí se evidencia es la acentuada feminización del envejecimiento. Cuando leemos estudios sobre centenarios, deberían decir “centenarias”, sería mucho más apropiado.

Por tanto, ¿ser mayor, es fundamentalmente ser mujer?

En cuanto a la dimensión social de la edad, quizás el acontecimiento más relevante de la entrada en la vejez, es la jubilación.

Pero dado que hay personas que se prejubilan, otras que pierden su trabajo antes de llegar a la edad de jubilación, otras que siguen trabajando hasta edades avanzadas y muchas mujeres que han trabajado solo como amas de casa no se jubilan nunca, digamos que en la actualidad resulta difícil justificar que jubilación y vejez van unidas.

Por tanto, ser mayor no parece que sea necesariamente sinónimo de estar jubilado o jubilada.

Y, por último, si atendemos a la dimensión psicológica de la edad, relacionada con aspectos cognitivos, con la manera de pensar o las capacidades mentales, nuestra sociedad edadista discrimina a las personas por el hecho de envejecer y mantiene todavía en la actualidad estereotipos negativos hacia la vejez, así representa a las personas mayores como rígidas, cascarrabias, tristes, torpes o enfermas.

Aunque la mayoría de las veces no se corresponda con la realidad de muchas personas que viven esta etapa de sus vidas con independencia, salud, creatividad y autonomía.

Así pues, la respuesta a la pregunta: ¿qué es ser mayor?, es tan compleja como lo es la vida de cada persona que envejece.

Si no reducimos el fenómeno del envejecimiento a un hecho esencialmente cronológico y biológico, sino a un hecho personal, social y político, ser mayor puede significar muchas cosas.

Dependerá de cuestiones individuales y personales, de los patrones y roles de género, de la visión que tenga la sociedad acerca del envejecimiento y la vejez, y de la relevancia que tengan estos fenómenos en la agenda geopolítica”.

https://www.efesalud.com/cumplir-anos-ser-mayor/

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