Por parejas porque así se ha librado la campaña, con cada candidato andaluz acompañado por su sombra nacional, apoyo o mosca cojonera, según se mire

La próxima vez que nos encontremos en este espacio, el lunes que viene, conoceremos ya los resultados de las elecciones andaluzas y estaremos viendo cómo se reparten méritos y cómo se sacuden deméritos las parejas contendientes. Digo parejas porque así se ha librado la campaña, con cada candidato andaluz acompañado por su sombra nacional, apoyo o mosca cojonera, según se mire. Un buen resultado del PSOE lo capitalizaría sobre todo Susana Díaz, pero también indirectamente Pedro Sánchez. La culpa de un mal resultado, sin embargo, se endosaría casi entera a la presidenta. El presidente, al desmarque, podría parecer como un perjudicado inocente.

En el PP el fracaso sería cosa de Moreno Bonilla, pues Pablo Casado no lo eligió. Pero los méritos de un éxito eventual se los apuntaría Casado por lograrlo a pesar del candidato. No obstante, será inevitable considerar el resultado del PP un test al nuevo liderazgo, modelo aznarista, tras el gran despliegue de Casado durante toda la campaña.

En Ciudadanos todo cuanto aproveche lo cobrará Rivera mientras que, dada la distancia evidente pero difícil de calcular entre Podemos y Adelante Andalucía, es imposible precisar qué parte del botín caería en las arcas de Pablo Iglesias. Vox dejará lo que recaude en el campamento andaluz y proseguirá su cruzada contra los infieles por otras tierras.

Lo seguro es que este mismo lunes, con los datos andaluces, comenzaremos a hacer cábalas sobre las próximas citas electorales y nos iremos con la música a otra parte, dejando Andalucía con sus problemas y sin mayor novedad. Sin mayor novedad, sí, porque he seguido con atención las propuestas de los que aspiran a poner punto final a la hegemonía socialista y veo vaguedades y brindis al sol. Contra el paro lacerante el PP garantiza, dice garantiza, 600.000 puestos de trabajo. No dice por qué no 700.000. Ciudadanos promete impulsar las políticas activas de empleo, que es poco más que una jaculatoria. ¿Y acabar con los subsidios agrícolas, esa vergüenza abominable, raíz del parasitismo andaluz? No, silencio absoluto. En fin, nos vemos el lunes.

 

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