La rubeola resurge en España con un brote que afecta a 12 trabajadores de un matadero de Zaragoza

Es la mayor concentración de casos registrada desde 2012 en el país, que había logrado eliminar la enfermedad en los últimos años

Una docena de trabajadores de un matadero situado en Zuera (Zaragoza) han contraído en las últimas semanas la rubeola, una enfermedad muy infecciosa causada por un virus que, aunque suele cursar de forma leve en niños y adultos, puede provocar graves secuelas en los bebés en gestación si la madre resulta infectada en el primer trimestre del embarazo.

La presencia de la rubeola en un matadero de cerdos «no ha supuesto ningún riesgo para la población por el consumo de la carne», coinciden en destacar el Gobierno de Aragón y la empresa propietaria, el Grupo Jorge. «El brote no tiene ninguna relación con la actividad laboral. Ha coincidido aquí porque es un espacio de convivencia, como podría haber sido cualquier otro», añade un portavoz de la compañía.

Este es el mayor brote de rubeola registrado desde 2012 en España, país que había logrado prácticamente erradicar esta dolencia en los últimos años. La Organización Mundial de  la Salud (OMS) incluyó en 2016 a España entre los países libres de la enfermedad. Esto supone que se ha logrado interrumpir la circulación del virus en el interior del país, aunque pueden seguir produciéndose casos importados (personas que han adquirido la enfermedad en el extranjero) y secundarios (a los que el primer afectado transmite la enfermedad en España).

«Las altas coberturas vacunales existentes [por encima del 95%] confieren una protección de grupo o rebaño que evitará que el brote vaya a más, aunque se produzca algún nuevo caso», sostiene José Miguel Cisneros, presidente de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica. La Consejería de Sanidad no ha ofrecido datos sobre los afectados, aunque en su gran mayoría son adultos jóvenes procedentes del África subsahariana y del este de Europa, según fuentes del departamento.

Las primeras informaciones sobre el brote causaron a finales de noviembre una gran inquietud en el Gobierno de Aragón al coincidir un cúmulo de casos de una dolencia sin diagnosticar en un espacio en el que cada día se procesan cientos de toneladas de carne para consumo humano. En un primer momento fueron siete los trabajadores afectados, que presentaban fiebre de 38º y exantema (manchas rojizas en la piel).

Los resultados de las pruebas hechas en laboratorio confirmaron, entrado el mes de diciembre y cuando el número de afectados había ascendido a 12, que el agente causal era el virus de la rubeola. Sanidad aún no da el brote por cerrado dado el largo periodo de incubación (entre 14 y 23 días) y el hecho de que algunos adultos pueden cursar la enfermedad de forma casi asintomática, lo que hace posible que existan casos aún no detectados.

Aunque tiene algunas similitudes con el sarampión, «la rubeola es más benigna», explica Pere Soler, jefe de la unidad de Patologia Infecciosa de Pediatría del Hospital Vall Hebrón de Barcelona. «Provoca fiebre moderada, inflamación de ganglios y exantema. Pero sus síntomas son más suaves, duran menos, tiene menos complicaciones y, cuando estas ocurren, son más leves que con el sarampión», aclara Soler.

Los expertos resaltan que «el gran peligro es que resulte infectada una mujer embarazada». «Si esto ocurre en el primer trimestre de gestación y el virus llega al feto, las secuelas pueden ser muy importantes», afirma Cisneros. Se trata de la llamada rubeola congénita, caracterizada por la sordera (la infección daña el nervio auditivo), problemas de visión y cardiopatías, entre otras secuelas. En estos casos, ante el riesgo de daños al bebé, los médicos y la madre pueden contemplar la posibilidad de interrumpir el embarazo, afirma Soler.

El Gobierno de Aragón no ha informado por ahora si alguno de los afectados es una mujer embarazada. Mientras, los centros de salud de la zona vigilan de forma activa cualquier caso con síntomas compatibles y Sanidad ha iniciado un plan de vacunación para toda la población susceptible de no estar inmunizada entre los trabajadores del matadero y el entorno de los afectados.

«En general, la mayor parte de población española nacida a partir de los años 70 ha sido vacunada y las personas mayores pasaron la rubeola de pequeños. La inmunización puede ser menor en algunos españoles nacidos en los primeros 70 y la población nacida en países donde las coberturas vacunales son menores», explica Cisneros.

Soler constata que «como ocurrió en 2012, este brote afecta a población inmigrante no vacunada, lo que supone que el riesgo de que la enfermedad afecte a la población bien inmunizada es nulo». Para Santiago Moreno, jefe de enfermedades infecciosas del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, «sería conveniente adoptar políticas específicas para vacunar contra enfermedades como la rubeola y el sarampión a las personas procedentes de países donde las coberturas no son adecuadas».

FOTO: Matadero de Zuera (Zaragoza), donde se ha detectado el brote. David Asensio / EPV
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