La forma en la que nos expresamos, los tonos y los términos concretos que usamos, tienen un gran peso en la creación de opinión

Decía Antonio Gramsci que «en el lenguaje está contenida una específica concepción del mundo». La forma en la que nos expresamos, los tonos y los términos concretos que usamos, tienen un gran peso en la creación de opinión —o en la ilusión de que tenemos una—. Podemos constatarlo en la relativamente reciente aparición del término feminazi, que el diccionario de la Real Academia no recoge y que, utilizado contra algunas feministas o incluso contra todo el feminismo, ha sido inventado para desprestigiar un movimiento, el feminismo, que persigue la igualdad entre hombres y mujeres, bajo la excusa de que es lo opuesto al machismo.

Nada más alejado de la realidad. El feminismo es un movimiento sociopolítico que busca una igualdad de derechos entre hombres y mujeres, pero existe una clara campaña, en ocasiones abierta y en otras más velada, desde grupos y organizaciones de derechas que aún hoy siguen defendiendo valores machistas y heteropatriarcales. El peligro de este ataque es que el discurso cale en la sociedad de tal forma que esta asuma ciertos términos y aforismos como de uso correcto.

Mientras tanto, las mujeres siguen sufriendo violencia física y verbal, siguen siendo estereotipadas y utilizadas como objetos; las niñas son hipersexualizadas; determinados colectivos contemplan el usar los cuerpos de las mujeres como meros canales para la compra de bebés; se continúan aceptando los celos posesivos como algo habitual de una relación amorosa y sigue habiendo un porcentaje de desprecio frente a quien intenta combatir los micromachismos. Y si, además de mujer, eres joven, inmigrante o tienes alguna clase de discapacidad o diversidad, el nivel de desigualdad puede ser mayor respecto a quienes no tienen alguna de esas condiciones.

El 8 de marzo y el 25 de noviembre son todos los días porque la desigualdad y la violencia hacia las mujeres se producen todos los días. Por ese motivo, es necesario que se aborde desde todos los frentes y por parte no solo de instituciones, agentes sociales, entidades y empresas públicas o privadas, sino también del conjunto de la población y, sí, cuidando también el lenguaje.

Eso, o que hoy me he levantado con el pie feminazi.

Esta tribuna es una colaboración de un lector en el marco de la campaña ¿Y tú qué piensas?. EL PAÍS anima a sus lectores a participar en el debate. Algunas tribunas serán seleccionadas por el Defensor del Lector para su publicación.

https://elpais.com/elpais/2019/02/20/opinion/1550677217_021679.html
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