El Puente del Álamo estaba a la altura de la actual Calle Salamanca.

Conectaba las dos orillas y facilitaba a los curtidores su trabajo. Olía a cuero y como su puente hermano, cientos de metros arriba, era una defensa natural en el caso que alguien quisiera invadir Granada usando el Darro.

Murió en 1854 y ese mismo año, el afamado pintor belga François Bossuet le da tiempo a verlo, antes de que el Embovedado lo engullera. Y lo pintó. Y nos dejó esta obra de arte.

Algunos pensarán que es imposible la perspectiva de las Angustias pero les recuerdo que el arte no tiene por qué reflejar la realidad.

Lo que sí reflejó a la perfección fue el viejo convento del Carmen que es hoy el Ayuntamiento.

Las dos torres patronales debían estar más atrás desde el Arenal o la Puerta Real, que me imagino, usó el pintor belga para inmortalizar el Puente.

Las riberillas del Darro hace 163 años bajo otro de tantos que vinieron para enamorarse.

Es el único testimonio que tenemos del puente del Álamo, así que disfrutad mucho del lienzo.

Por “David Rodríguez Jiménez-Muriel”

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