La campaña más intoxicada (2)

El último elemento fundamental devuelve la responsabilidad de la difusión de mensajes en campaña a los medios tradicionales, especialmente al triángulo formado por los grandes grupos españoles: Prisa (Cadena Ser, El País), Mediaset (Tele5) y Atresmedia (La Sexta, Antena 3, Onda Cero).

David Jimenez 1
David Jiménez: “El gran fracaso de la prensa fue convertirse en parte del sistema que debía vigilar”

Jose Durán Rodríguez 1 Un artículo de los investigadores Sergio Olalla, Enrique Chueca y Javier Padilla titulado “España ya no es excepcional: los principales medios de comunicación y el partido de extrema derecha Vox” incluye datos sobre cómo medios clásicos como El País y El Mundo han dedicado una cobertura sin precedentes a un partido sin representación como Vox y aporta una conclusión en forma de cuestionamiento: “Si la cobertura de los partidos políticos en los medios de comunicación es impulsada por el apoyo público a los partidos, incluso si la cobertura de los medios aumenta el apoyo del público, se podría argumentar que los medios de comunicación están facilitando la popularidad”. Por otro lado, señalan estos autores, “si la cobertura de los medios cambia de manera independiente el apoyo público en lugar de reflejarlo, esto podría representar un punto de distorsión en el funcionamiento de una democracia, dependiendo de cómo entendamos el papel del periodismo en las democracias”.

Covadonga 2.0

Rafael Bardají no es un gran orador, es un gran neocón. Es también una referencia del lobby pro israelí en España, enlace con el Partido Republicano —uno de los pocos en la esfera conservadora española que apoyaban sin cortapisas a Trump— y ahora con The Movement, la franquicia creada por el ideólogo de ultraderecha Steve Bannon en Europa para la difusión de la agenda neoconservadora. Su adaptación de esa agenda le ha llevado a decir que Vox propiciará un acontecimiento que llama “Covadonga 2.0” contra la expansión del islam en Europa. Bardají también es un hombre de Aznar, actor poco memorable en las conversaciones para la declaración de guerra a Iraq —basada en la desinformación sobre las armas de destrucción masiva— publicista y experto en marketing de profesión. Además, es uno de los fichajes estratégicos de Vox.

Son los propios partidos quienes contribuyen a cuestionar las informaciones fidedignas o veraces, conscientes de que la pérdida de credibilidad puede ser utilizada para esquivar informaciones comprometedoras

Steve Bannon
Steve Bannon, el hombre a la sombra del “America first”

Àngel Ferrero

Bardají no es un hombre con carisma y tampoco está desinformado. En marzo, su perfil de Twitter daba espacio a noticias de El Matinal, Caso Aislado, u Outono, medios que referenciaban informaciones de Breitbart o Info Wars, los sitios web puestos al servicio de la nueva derecha estadounidense. Pero su fuente principal de noticias es el polémico OkDiario. En el último mes, Bardají compartió una noticia de El Matinal sobre una supuesta auditoría a la Junta de Andalucía en la que habría aflorado una estafa de 4.000 millones durante el mandato de Susana Díaz. Nada que se pueda leer en otro medio, nada que se pueda explicar —una auditoría de ese calibre no se hace en dos meses—, nada que nadie le haya reprochado a Bardají, con un modesto número de seguidores en Twitter (3.255).

En el perfil del cerebro publicitario de Vox abundan los retuits de perfiles como “El Castigador” o “Ciudadano Cualquiera”, tuiteros afines a Vox que se presentan como opinadores anónimos, azotes de herejes y vehículos para la difusión de la campaña de Vox contra el “voto útil” de la derecha.

El uso de Vox de las redes sociales y WhatsApp está siendo intenso, la dificultad para rastrear el alcance de esa “campaña oscura” de comunicación contrasta con lo fácil que permean en los medios de comunicación mensajes que no formaban parte del debate político y que comienzan a copar programas de TV y tertulias de radio. Es un ejemplo el anuncio de que el líder del partido ultra, Santiago Abascal, pretende abrir los permisos de armas para que se extienda el comercio de pistolas y rifles. Un objetivo que solo satisface a un sector muy determinado de población, que eclipsa datos objetivos como que España está a la cola de la UE en protección social.

Políticas a la carta

Mientras Abascal elude ir a debates y demasiada exposición en abierto para no quedar en evidencia —como de hecho ha pasado cuando se le ha preguntado sobre temas como el Brexit—, la sospecha es que Vox está aprovechando todas las vías abiertas por las cadenas de WhatsApp. La fórmula, de nuevo, es la segmentación, que explica asimismo la búsqueda de candidatos que cumplan perfiles determinados en circunscripciones con problemáticas específicas o comunidades preexistentes —militares, de pequeños terratenientes o con una bolsa de padres separados—. Elena Gil explica cómo la personalización de mensajes tiene como objetivo principal trabajar con emociones, ya que “cada vez nos movemos por sentimientos que por datos objetivos”. Unas horas antes de que diera comienzo la campaña electoral, Vox no había presentado su programa de Gobierno.

Amplificar modelos de pensamiento no mayoritarios para hacerlos pasar por tales, poner en marcha emociones antes de que se tome la decisión sobre el voto, encontrar nichos de malestar antes que hacer una campaña. Combinar soledades para generar un falso movimiento social que opere unido solo una vez: a la hora de ir a votar.

Marta Peirano subraya cómo la clave es la generación de un estado de desinformación en el que no se sepa —o no importe— lo que es verdad o mentira. Los medios de comunicación ven perder su legitimidad en una huida hacia adelante definida por su trabajo para estar en —y generar riqueza para— las redes sociales. Y son los propios partidos quienes contribuyen a cuestionar las informaciones fidedignas o veraces, conscientes de que la pérdida de credibilidad puede ser utilizada para esquivar informaciones comprometedoras. Así, cuando el Grupo Prisa publicó que Vox había desviado donaciones a través de militantes, Abascal dijo que era un “invento progre”, y cuando El Mundo recogió una propuesta de Pablo Casado sobre incentivos a mujeres sin papeles que den a sus criaturas en adopción, el candidato del PP se defendió del escándalo calificando la información de “fake news”. Lo mismo dijo el 10 de abril cuando, tras una entrevista, Eldiario.es publicó que Casado pretende bajar por primera vez el salario mínimo interprofesional a raíz de una entrevista en Onda Cero. 

Entre las alertas que las fuentes consultadas consideran que han saltado ya están la destrucción del debate político sano, el fin de los programas políticos, la discusión en torno a datos que cada ciudadano ha recibido por separado —y que posiblemente sean contradictorios— y la banalización de la información. En Nueva ilustración radical, la filósofa Marina Garcés apunta que uno de los síntomas de la delegación en la inteligencia artificial, en el algoritmo, es el empequeñecimiento de los seres humanos. A la vez que brotan formas de autoorganización y nuevas redes, también aumenta la tendencia “a la segmentación, a la disgregación, a la conformación de micromundos y a la autorreferencialidad”, apunta Garcés.

La epidemia de soledad es, para Peirano, lo que está detrás de la creación de burbujas: “Hacer campañas diferentes para gente diferente, lo que significa es que el país no está diciendo colectivamente lo que le parece mejor”. En lugar del pensamiento único, una especie de pensamiento a la carta, dirigido por quienes tienen más capacidad de atraer la atención y sin garantías de que sus mensajes sean examinados y escrutados por el conjunto de la población. Todos los partidos se pusieron de acuerdo para no poner límites a los nuevos tiempos, pero algunos tienen mucho más que perder con este modelo. 

Byron MaherSancho Ruiz Somalo

https://www.elsaltodiario.com/elecciones-generales-28-abril/intoxicacion-bulos-whatsapp-campanas-oscuras-vox

FOTO: Facebook y WhatsApp tendrán influencia en la campaña electoral.

A %d blogueros les gusta esto: