La farmacia Zambrano ha formado parte de la vida de la ciudad de Granada desde su apertura en el siglo XIX.

Ante su inminente cierre, la Universidad adquirió el espacio que componía la misma en el que se incluía entre otros, el mobiliario, botamen o el lienzo mural de gran formato (7,6 m. x 3,3 m. aprox.), que ocupaba el techo del establecimiento.


La farmacia Zambrano era la sucesora de la de Juan López Rubio; este farmacéutico onubense la adquirió en 1876. Era un joven de Alájar que llegó a estudiar Farmacia a Granada en la cuarta promoción de la Facultad (1854-8); contrajo matrimonio con una hija de los banqueros Rodríguez-Acosta y se introdujo en el mundo de los negocios. Juan López Rubio fue uno de los promotores de la introducción del negocio del azúcar en Granada y, también, promotor de la construcción de la Gran Vía de Colón, a partir de 1895.


López Rubio adquirió la Botica del Carbón (así llamada por estar enfrente del Corral de Carbón) en 1876. Entre 1856 y 1858 había sido embovedado el tramo del río Darro comprendido entre los puentes del Carmen (Ayuntamiento) y del Carbón, con lo cual quedó abierta la calle Méndez Núñez (actual Reyes Católicos). La nueva y ancha calle vio cómo todos los edificios que hasta entonces le daban la espalda, ahora comenzaban a ofrecer sus mejores fachadas a la nueva vía. El edificio fue construido por el maestro de obras Giménez Arévalo, amigo del farmacéutico-empresario y socio en los negocios y en la construcción de la Gran Vía.


Pero antes de que López Rubio la comprase en 1876, esta farmacia del Carbón ya había pasado por varias manos. Se sabe que en 1733 su propietario era Domingo García, pues así lo atestigua un almirez que había en la farmacia. En 1752 la vendió a otro farmacéutico cuyo se desconoce. Durante la mayor parte del sigo XX esta farmacia ha estado ligada a la familia Zambrano, últimamente a Diego Zambrano Torres (fallecido en 2008) y a su mujer, María Antonia Rojas.


La farmacia era uno de los comercios más fotografiados por los turistas de Granada.

Ahora se llama Gran Parque, un gran local que a la farmacia suma óptica, junto a la estación de autobuses.

Precisamente yo había escrito hace sólo nueve meses que este local debería ser declarado monumento de interés local. Ahora tiene la persiana echada y el local puesto en alquiler.


Foto de lunalorquiana Zona de los archivos adjuntos

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