LOS CAPRICHOS DEL VERANO por JUAN ALFREDO BELLÓN para EL MIRADOR DE ATARFE del domingo 07-07-2019

Dado que hoy es día de san Fermín y que el cuerpo nos suena a gloria veraniega, me pondré en modo festivo bullanguero ya que me lo permite mi condición de jubilata y porque, al comprender que más vale alegrarnos desinhibidamente que entristecernos viendo la escualidez de la paga extraordinaria, casi nada ganamos con la queja y más nos vale tirar por la calle de la alegría, que es la de en medio y, para cuatro días locos que vamos a vivir, habrá que divertirse y echar las campanas al vuelo y una cana al aire aunque no tengamos, a parte de esas ganas de diversión, más razón, incluyendo la salud, el dinero y el amor, para el jolgorio.

Lo cierto es que ni el país, ni el paisaje ni el paisanaje están para tirar salvas celebrando lo bien que nos van las cosas, ni en lo económico, ni en lo político, ni en lo social y solo en lo cultural, que pasa por ser lo más superfluo, puede decirse que esporádicamente nos comamos alguna rosquilla, porque es lo nuestro, ya saben lo que decían los romanos del pan y del circo ese que había que echarle al pueblo de vez en cuando para calmarlo y distraerlo y, en las sociedades modernas, si no es de pan, lo que es de circo sí tenemos un rato largo.

Sin ir más lejos y teniendo en cuenta que uno está casado y bien casado ¿a quién no se le han soliviantado un poco las pajarillas viendo a Garbiñe Mugururza jugar al tenis en Roland Garros, aunque este año tocara la de arena, tan veraniega, luciendo ese palmito con que la parió su mamá, teniendo además como tiene, la muy puñetera, esa moral de victoria tan resquebrajadiza y esas reacciones fulgurantes tan caprichosas e inesperadas? Y no me digan ustedes que tampoco han disfrutado el pasado fin de semana con el triunfo incontestable de La Roja sub-21 en la Final del Campeonato de Europa frente a la rocosa Alemania, tan ordenada y firme como siempre. Y con nuestro paisano, el motrileño Luis Rubiales Jr, celebrando el triunfo en suelo italiano y diciéndonos tácitamente a todos que a él no le va a pasar lo que a su antecesor en el cargo, el Villar ese, que fue encontrado con las manos en la masa. Y como los periodistas y dirigentes deportivos, habla (qué orgullo) sin esconder el acento local.

Y tampoco debe de ser moco de pavo lo que el aficionado sienta si le da por ver la repetición de una corrida de San Isidro, en Canal+ Toros, esperando como estamos los Sanfermines, esa manifestación irrefrenable de la fuerza y del arte patrios, esa plaza de toros donde pasa todo en manada sin que nadie parezca verlo y como quien no quiere la cosa. Y luego, cómo comen las peñas, rediós. Y cómo se tiran los mozos y las mozas haciendo balconing desde lo alto, tan intrépidos como los requetés, riau, riau. Como decía Gila contando cómo eran las fiestas de su pueblo… Y si nos da por bajarnos a la Costa y tomarnos unos espetos en un chiringuito, con sus birritas correspondientes no me digan que no disfrutamos una barbaridad.

Y eso para quienes nos dé por refrescarnos y divertirnos por la Alpujarra, o sobre todo por Lanjarón, con esas aguas tan saludables por dentro y por fuera, recién reseteadas, y a la vez, limpísimas. Y Borrell, que ha terminado saliéndose con la suya porque, como decían en mi pueblo después de la guerra, los jorobados y los bizcos siempre tienen mucha suerte y acaban llevándose la razón incluso antes que sus jefes de filas que, en vez de tener que lidiar con Merkel o Cristine Lagarde (que también) les ha tocado discutir con la persistencia machacona de Pablo Iglesias, más pesado con sus asuntos que una pava en un pepino, que ya es decir, y no lo dejan a uno ni respirar.

Y con todos estos mimbres, el verano va a ser glorioso y no hay quien pronostique en uno u otro sentido ni de qué lado de la red caerá la bola amarilla ni en el campo de quién terminará por alojarse ni, sobre todo de si, para saberlo habrá que recurrir a otras elecciones generales ni, sobre todo, cuál será el coste añadido de las mismas.

Luego falta también dilucidar las soluciones de las incógnitas granadinas y saber si, como parece, el tanteo de VOX a la izquierda recién desfenestrada de la alcaldía de la capital para formalizar un auténtico pacto con su consiguiente moción de censura a Luis Salvador guarda algún punto de verosimilitud como en Murcia o es que la derechona resulta tan cobarde como la derechita y se echa para atrás a la hora de la verdad tanto o más la una que la otra. Y al final, todo el mundo piensa que todo esto son galiborleos que no acaban de fraguar en nada serio (como en Murcia, repito, cómo sería el candidato en cuestión paras sonrojarlos) como el nuevo alcalde cuando empieza a hablar en plan jurista como Groucho Marx con aquello de la primera parte contratante…

Total que, resolviendo lo del Ave y su terminación definitiva y poniendo una vez más a nuestra Universidad en el cuadro de honor que ella sin duda merece en el concierto del resto de las españolas y extranjeras, dejamos pasada (o casi) la lista de cuestiones que nuestra Granada nos suscita y solo dejamos fuera el acuerdo explícito entre el dueño chino del Granada club de fútbol y los representantes del poder local porque eso va de suyo y no hay forma de vigilar su cumplimiento por el secretismo de los orientales. Y así acabará el verano, con algunos enigmas resueltos y otros sin resolver, pero con gran jolgorio sin que ello importe a priori demasiado sabiendo como sabemos que la historia es un proceso sin sujeto y sin fin(es), como dijo con tanta rezón como precisión el maestro de filósofos y de más cosas, el gran Louis Althusser antes de empezar a hacer y a decir cosas raras y a volver a entrar en la férula papista y vaticana, postrer proceso de sus andanzas filosóficas donde ya no tiene nada que enseñarnos ni sobre qué engañarnos

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