Y-DALE-PERICO-AL-TORNO por Juan Alfredo Bellón para EL MIRADOR DE ATARFE del domingo 15-09-2019

Llevamos dos semanas instalados en la espera permanente de la noticia política de los últimos años y especialmente de la rentrée y ello es saber cuándo se desatascara (si es que se desatasca) el calendario político nacional y, en consecuencia cuándo se podrán cumplir las previsiones constitucionales y se tendrá, según ella, nuevo gobierno de la nación y se acabará la función del “Gobierno en funciones” que disfrutamos desde 1918.

Porque en efecto, desde que se agotó la anterior legislatura como consecuencia de la moción de censura a la que el Partido Socialista sometió y ganó al ex-presidente Rajoy, no ha habido manera de cuadrar las previsiones constitucionales y elegir nuevo Gobierno para ejercer la acción política prevista en la Constitución, presentar y aprobar la cuentas del Estado y los Presupuestos acumulados de 2018 y 19.

Aunque hay comentarios para todos los gustos, lo cierto y verdad es que un país moderno no puede vivir sin planes económicos y sin leyes ni puede seguir trampeando tanto tiempo sin plantear su asignación de gastos y sus previsiones sociopolíticas y culturales, porque, en contra de lo que se piensa erróneamente, ni Italia, ni los países que pasan por tener un mayor índice de ingobernabilidad democrática tienen tanta como para no poder ser gobernados porque, llegado el caso, saben buscar sus propios equilibrios para salir de sus aparentes bloqueos.

Pero España, llegado como es el caso, no parece tener solución y aparenta ser la excepción de la regla mientras la opinión pública y privada se desespera y pierde la paciencia atribuyéndose una ingobernabilidad sin soluciones que en el fondo parece ser una impotencia democrática o una condición antidemocrática que concluye de una premisa desesperada previa: ¡Es que somos la hostia y no tenemos arreglo! como decía Franco cuando nos echaba en cara lo de nuestros demonios familiares.

Y ya estamos llegando a otro nuevo y aparentemente definitivo impasse constitucional. Digo “aparentemente” porque esa percepción es falaz ya que nuestra Constitución prevé un eterno retorno al desencanto y al hartazgo político e institucional de amplias masas populares y, por tanto, a una peligrosa ampliación del abstencionismo y la pasividad que empequeñecen y adelgazan nuestra democracia pero esa es una opción que siempre está por ver y siempre habrá que considerar a posteriori y no se podrá considerar hasta que no se produzca y se palpe empíricamente tanto el desencanto como sus consecuencias. Y ese es el caso en que nos encontraremos cuando (y si) el próximo lunes 16 de los corrientes la Presidenta de las Cortes, Marixel Batet, acuda a la Zarzuela y trasmita al Rey la imposibilidad otra vez del Presidente en funciones de contar con los votos necesarios para su investidura, lo que implicará la inmediata convocatoria de Elecciones Generales, y dale Perico al torno…

En esto que comento ocurre como en la frase popular que sirve de título al presente artículo, que viene a ser como aquella otra, con ritornello, que se usa en los dichos populares y folkloricos del tipo dale que dale que dale,/ toma que toma que toma,/ tengo una novia que vale/ más que la gente de Roma y resulta un recurso expresivo frecuente en las composiciones populares que se sirven del lenguaje repetido para transmitir estilísticamente el cansancio y hartazgo que embarga a quienes se sienten atados a un círculo vicioso comunicativo que les obliga cansinamente a volver a empezar, como aquella otra vuelta machacona que nos obliga a contestar interpelando circularmente a nuestro interlocutor:

Pero si yo no te digo que me digas eso. Yo lo que te digo es que me digas si quieres que te cuente un cuento de pan y pimiento y rabanillo tuerto… / [etc., etc., y así ad infinitum] con lo que resulta un uso lúdico y muy efectivo de los recursos lingüísticos con los que las personas implicadas en la comunicación reciben la impresión de estar participando a la fuerza y sin control en un acto comunicativo que escapa a su voluntad y sobre el que su voluntad no tiene ninguna capacidad de intervenir.

Algo así como lo que ocurre en el panorama político actual donde tampoco podemos romper el atranque en el sentido que desea fervientemente nuestra voluntad y esto, desde el punto de vista de nuestras previsiones encuestadas, es una evidente y muy peligrosa arma de doble filo que puede actuar contra quienes la opinión pública crea culpables del círculo vicioso que comento, lo sean o no de verdad, pues a esa creencia pública le basta con parecerselo, como a la mujer del César.

A %d blogueros les gusta esto: