Su mayor contribución fue la de ayudar a entender cómo se duplica el ADN. Fue la primera mujer española en ser elegida miembro de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU

La mañana del dia 7 de noviembre la reconocida investigadora española Margarita Salas fallecia en Madrid, a los 80 años. Se ha quedado sin uno de los Premios que más ilusión le hacía tener: el Príncipe de Asturias. «Es muy emblemático para mí, que soy asturiana», decía en una entrevista a El Mundo. Sin embargo, se ha llevado un sinfín de reconocimientos a nivel internacional por los que se sentía orgullosa. Fue la primera mujer española elegida miembro de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU en 2007 y muere exactamente el mismo día que nació la histórica científica Marie Curie: un 7 de noviembre, hace 152 años.

Según han explicado fuentes familiares a este periódico, el pasado 12 de octubre le detectaron varias úlceras isquémicas y fue ingresada en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, donde los médicos vieron que le faltaba riego en el tubo digestivo. A partir de ahí, sufrió varias paradas cardiacas, la última, la de esta mañana.

Hace cuatro meses, la investigadora asturiana fue doblemente galardonada por la Oficina Europea de Patentes, en la categoría ‘Logro de toda una vida’, por haber puesto la secuenciación de ADN al alcance de muchos más investigadores y científicos y allanar el camino para nuevos avances en genética. «Es una de sus mayores contribuciones, ayudó mucho a entender cómo se duplica el ADN», comenta el biólogo Ginés Morata, uno de los dos únicos españoles que pertenecen a la Royal Society del Reino Unido y a la Academia Nacional de Ciencias de EEUU.

Margarita Salas Falgueras nació en 30 de noviembre de 1938 en la localidad asturiana de Canero. Se licenció en Ciencias Químicas por la Universidad Complutense de Madrid y después se doctoró en Bioquímica por la misma universidad. Esta decisión fue gracias al Nobel español Severo Ochoa. «Le conocí en tercero de carrera. Mi padre y él habían estudiado juntos. Me invitó a una conferencia que daba en Oviedo y me fascinó. Seguí los pasos que me indicó», según señalaba en una entrevista a El Mundo. De ahí que ampliara sus estudios en la Universidad de Nueva York, donde fue alumna del científico español durante tres años (entre 1964 y 1967).

Volvió de su posgrado en 1967. Por aquel entonces, reconocía, «España era un desierto científico». Con ayuda de su marido, Eladio Viñuela, también investigador, puso en marcha un laboratorio en el que ambos compartieron trabajo hasta 1970, momento en el que Viñuela decidió dedicarse al estudio del virus de la peste porcina africana. «Con el tiempo, me convertí en una científica con nombre propio, no la mujer de Eladio».

Según recuerda la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT), que también lamenta profundamente el fallecimiento de Margarita Salas, «fue incansable en la denuncia de la situación de discriminación de las mujeres en la ciencia. Ella misma reconocía que tardó en darse cuenta de ese hecho y de cómo había afectado a su propia carrera, pero una vez que fue consciente ya no se detuvo en la denuncia pública de esa discriminación».

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