Después de un largo, e innecesario, periodo de tres meses desde que me comunicaron que iba a ser relevado, ayer me notificaron el cese con un frío correo electrónico con acuse de recibo. No he hablado con los responsables de esa decisión desde que fueron nombrados, no se han dirigido a mí salvo por una persona interpuesta que me dijo que no era de su confianza y que iban a renovar a todo el equipo de gestión de Sierra Nevada porque «tenían otras ideas». No es una cuestión personal si entendemos que han hecho lo mismo con centenares de personas en la Junta de Andalucía que han cometido ‘el pecado’ de haber desarrollado su trabajo técnico bajo la dirección de gobiernos socialistas, aportando su trabajo y conocimientos de la mejor manera que hemos sabido. En cualquier caso sí me consta que conmigo han tenido una especial inquina, no por mí trabajo, sino por mis ideas. La posibilidad de nombrar y de cesar es una competencia de los nuevos dirigentes políticos a la que no hay nada que achacar salvo que es extraño considerar que nadie era útil, que había que cesar a todo el mundo, a la inmensa mayoría, sin siquiera hablar con ellos y sin conocer ni haber valorado su trabajo anterior.

Por mi parte, en los próximos días me incorporaré a mi nuevo destino en la delegación territorial de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, parece que ligado a la Gerencia de Aguas, algo que como todos sabéis es mi ‘fuerte’ (es ironía). No ha habido ‘suerte’ y ninguna de las diferentes opciones que solicité, en las que creía que podía aportar mi experiencia, puestos en los que «no molestara» al gobierno del cambio (ni me molestaran), ha sido estimada.

He recibido numerosas muestras de apoyo y reconocimiento a mi trabajo de estos años como conservador del Parque Nacional y Parque Natural de Sierra Nevada, que agradezco de todo corazón. He titulado esta entrada “No lloréis por mí” porque aunque aunque el cambio no se ha producido ‘a petición propia’, desde hace tiempo, yo ya había comunicado mi intención de iniciar una nueva etapa, quizás la última de mi ya larga carrera profesional de 30 años como funcionario de la Junta de Andalucía. Siempre he sido de los que he preferido que me echen de menos a que me echen de más.

Mi opinión es que no es bueno eternizarse, que es necesario que se produzcan cambios, y que eso es bueno tanto para los puestos como para las personas que los ocupan. Por eso os pido que no lloréis por mi cese. No estoy triste por el cambio y no quiero que lo estéis por mí los que me queréis; no tengo vértigo al cambio, lo veo como una oportunidad de emprender nuevos retos, nuevos proyectos. Así que don’t cry for me… no supone este cambio, salvo en las formas, una noticia triste.

Como soy funcionario del cuerpo superior facultativo, del grupo A1, y con un alto grado consolidado, tengo derecho a que me ‘reubiquen’ en un puesto de nivel parecido y en mi misma localidad y en mi misma área de trabajo (más o menos), pues tampoco tenéis que llorar por mí por ese motivo. Voy a cobrar, más o menos, lo mismo y ahora además podré ir al trabajo andando, si finalmente se confirma que aterrizo en la delegación territorial como me informaron también ayer mismo. Así que por mi situación laboral tampoco lloréis por mí, no os preocupéis, estoy feliz y quiero que también lo estéis vosotros.

He formado parte de un equipo que ha trabajado con ilusión, con compromiso por Sierra Nevada en los últimos 15 años. Este trabajo ha sido reconocido recientemente con el premio Plaza España por la Delegación del Gobierno de España en Andalucía. Mi salida de la gestión de este singular espacio protegido, junto a la del director Javier Sánchez cesado también este verano y la de la gerente, Mar Lara, que en septiembre se incorporó por concurso a un nuevo destino en la Consejería de Hacienda, supone el fin de una etapa para el Espacio Natural Sierra Nevada. Parafraseando el proverbio indio diremos que “entregamos el testigo a otras personas que tendrán que entender que no reciben una herencia sino un préstamo que tienen que devolver, al menos, en las mismas condiciones que lo reciben”. Modestamente pienso que hemos dejado el listón alto en cuanto a entrega, dedicación y amor a Sierra Nevada y pediría que los nuevos responsables fueran conscientes que esta tarea requiere una vocación y un ‘sacrificio’ que desde luego es recompensado por la satisfacción de saberse responsable de la custodia de un espacio singular y emblemático como la ‘gran montaña mediterránea’.

Nuestro paso por Sierra Nevada no puede encuadrarse en un ‘sin pena, ni gloria’. Precisamente este año 2019 hemos celebrado el doble aniversario de Sierra Nevada como espacio natural protegido pues hace 30 años se produjo la declaración del Parque Natural, en atención a sus singularidades de flora, fauna, geomorfología y paisaje (mediante la ley autonómica 2/1989 “por la que se aprueba el inventario de espacios naturales de Andalucía y se establecen medidas adicionales para su protección”) y también se celebran los 20 años desde la aprobación por la Cortes de la Ley 3/1999 “por la que se crea el Parque Nacional de Sierra Nevada”, y su entrada en la Red de Parques Nacionales representando la alta y media montaña mediterránea.

El modelo de gestión integrada aprobado en 2007 de estas dos figuras jurídicas de protección, recibe la denominación de Espacio Natural de Sierra Nevada y coincide con los límites de la Reserva de la Biosfera declarada en 1986. El Espacio Natural de Sierra Nevada con unas 172.000 hectáreas afecta a 60 municipios entre la provincia de Granada (37) y la de Almería (23) y tiene como base normativa un Decreto del Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía por el que se aprueba la ordenación y gestión de Sierra Nevada (238/2011) que incluye el Plan de Ordenación de Recursos Naturales para todo el conjunto y sendos Planes Rectores de Uso y Gestión para cada una de las dos figuras jurídicas. A finales de 2018 el gobierno autonómico aprobó el II Plan de Desarrollo Sostenible de Sierra Nevada y su área de influencia socioeconómica.

No podemos caer en la tentación de considerar que hayamos realizado una gestión ‘modelo’ pero sí podemos afirmar que el resultado final es que Sierra Nevada se ha convertido en un ‘modelo de gestión’ con un gradiente de protección que va desde las zonas más elevadas, donde se encuentran los ecosistemas más singulares y frágiles, amparados por la figura de máxima protección, (Parque Nacional), hasta el pie de monte donde se disponen la gran mayoría de los pueblos y áreas de aprovechamientos intensivos. Entre medias queda la franja de media y baja montaña del Parque Natural, un paisaje parcialmente humanizado de gran valor donde se promueve la compatibilidad de un régimen amplio de actividades agroforestales con la conservación de la diversidad biológica.

Este modelo ha sido reconocido internacionalmente por partida doble: por un lado la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza, en el Congreso Mundial de Parques celebrado en Sidney, en 2014, incluyó al macizo nevadense en la Lista Verde Mundial, (la Green List para los amigos), un selecto ‘club’ de Áreas Protegidas Bien Gestionadas, resaltando que “su gestión busca el equilibrio entre la conservación de frágil ecosistema de montaña y el rico patrimonio cultural, con la dinámica del sector turístico”; por otra parte, la UNESCO validó en 2012 la zonificación y líneas de gestión de la Reserva de la Biosfera de Sierra Nevada y certificó que cumple las tres funciones de conservación, desarrollo sostenible y apoyo logístico que se requieren para estas áreas protegidas surgidas al amparo del Programa M&B (Man and Biosphere).


En lo personal, sobre todo en los últimos años, creo que he aportado, además, una gran producción en cuanto a divulgación de Sierra Nevada y sus valores, que, haciendo balance, se salda, con unos números muy importantes: 2 libros personales y varios colectivos sobre Sierra Nevada y una importante ‘colección de artículos’ periodísticos en Granada Hoy, casi alcanzamos la cifra de 200, divididos en cuatro series:
– Sierra Nevada, Paraíso de Biodiversidad- Sierra Nevada, Montaña de Oportunidades- La Huella del Cambio Global en Sierra Nevada- Sierra Nevada, Paisaje y Paisanaje



Por tanto, en lo colectivo y en lo personal, me marcho con la satisfacción del deber cumplido que se decía antes y no quiero que lloréis mí pero sobre todo no quiero que nos den razones para que que tengamos que llorar por Sierra Nevada, como ya estamos llorando por Granada, por lo que están haciendo, (y por lo que no están haciendo), por Granada entre el alcalde por la cara y el vicealcalde en la sombra. Estaremos atentos y vigilantes.
En todo caso este año el tópico ‘año nuevo, vida nueva’ que se repite machaconamente en estas fiestas, no será sólo una forma de expresión en mi caso. Pero de eso de ya os contaré…

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