-¡HOLA, 2020! -¡ADIÓS, 2019! por JUAN ALFREDO BELLÓN para EL MIRADOR DE ATARFE del domingo, 05-01-2020.

La inexorabilidad del tiempo (lo dije y escribí bien, son siete sílabas más una métricamente hablando, porque es palabra aguda) lo que vale decir que el tiempo es lineal y progresivo: nunca da marcha atrás. La que opera en retroceso es la memoria y, por tanto, el recuerdo y la nostalgia, pero Kronos siempre mira hacia adelante y avanza inexorablemente, sin remedio. Pues eso, como empecé diciendo, la irreversibilidad temporal se nos presenta como un corredor olímpico que solo avanza cuando corre aunque pueda retroceder con fines pedagógicos contemplado en la moviola, acelerando sus movimientos, aminorándolos y hasta haciéndolos retroceder en la metáfora de la moviola.o en la observación de los entrenadores para mejorar la técnica de carrera de sus pupilos y avanzar con ella en futuras competiciones. Y pues eso, también, anualmente vivimos colectivamente la manipulación y la observación de ese avanzar inexorable en la celebración de las Fiestas Navideñas que, dogmas aparte, tanto nos enseñan a manipular el tiempo y sus efectos en el fluir de nuestras vidas [que] son los ríos / que van a dar a la mar / que es el morir, / allí va los señoríos, / dispuestos a se acabar / y consumir. / Allí los ríos caudales, / allí los ríos medianos / y más chicos; / en llegados, son iguales, / los que vives por sus manos / y los ricos.

En efecto, nadie pudo decirlo mejor que Jorge Manrique en las Coplas a la Muerte de su Padre ni más poética y claramente hablando que el pueblo llano y sencillo en el famoso villancico que reza así: La Nochebuena se viene, / la Nochebuena se va / y nosotros nos iremos / y no volveremos más. Parece como si estas Fiestas Navideñas fueran unos Ejercicios Espirituales, colectivos y anuales de nuestra percepción social del tiempo y de la memoria; y lo bueno es que estos Ejercicios los realizamos natural y espontáneamente, sin un aprendizaje explícito y anualmente todos los años por Navidad. Y además, hacemos balance de los pros y contras que acompañan al transcurrir de nuestra existencia individual y colectiva, lanzando una mirada retrospectiva que nos devuelve una valoración positiva, neutra o disconforme, esperanzadora o descorazonada.

Yo, lo diré abiertamente, tiendo naturalmente al optimismo y a la credulidad en mis propias fuerzas y en las de los compañeros de viaje con quienes comparto teoría y práctica de la vida que me/nos ha tocado en suerte torear. Por eso, espero lo razonablemente mejor de 2020 con la tranquilidad de quien ve venir el futuro con la conciencia en paz y alejarse el presente hacia el pasado, libre de remordimientos y en que las ya casi perfiladas negociaciones para alcanzar la investidura de un nuevo Gobierno acabarán con éxito con uno de los episodios más astringentes y estreñidos de la reciente historia de España donde la derechona ha estado a punto de salirse con la suya por el simple procedimiento de reducir al absurdo los planteamientos de la izquierda moderada para así postularse luego ella como única salvadora de España. Y conste que sabemos bien detectar este procedimiento maniqueo por habérselo visto desplegar con frecuencia y perfección ante nuestras propias narices y tachar de inviables y atentadores contra la esencia y la unidad de España todo lo que no sea su propio y retrógrado ideario.

Luego ya nadie se acuerda de cuando José María Aznar “hablaba catalán en la intimidad” o de cuando Rajoy jugaba a las maquinas tragaperras con los catalanes o con los vascos separatistas. Maniqueísmo en suma y mucha cara dura en cuyo nombre se fulmina al adversario convertido en enemigo mortal y después, si te vi, no me acuerdo y pajaricos con la madre.

No despleguemos tanta candidez ni perdamos la memoria y recuperemos el recto proceder y la ética de la izquierda que siempre supo actuar con la cabeza bien alta cuando no es que lo hacía con una desmemoria patética y culpable que nadie podrá justificar cuando se observa en casos de personajes pretéritos como Guerra, Leguina o Corcuera que tanto obtuvieron de la política y tan poco le devolvieron a ella y a su patria.

POST DATA: Con posterioridad a la redacción de este artículo de opinión y antes de enviarlo a las redacciones de los respectivos periódicos digitales (EL PLURAL y EL MIRADOR DE ATARFE) decidí no tocarlo nada en su composición original y sólo constatar que, cuando la suerte estaba prácticamente echada, como en el caso del TAMAYAZO, la derecha política tira de sus consabidos recursos ilegítimos y fulleros para impedir que la izquierda acceda a los puestos obtenidos legalmente en las urnas, aplicando los procedimientos constitucionales y, con reserva de cómo llegue a resolverse este nuevo intento de torcer y anular la voluntad popular a instancias de la exigua composición franquista y sesgada de la Junta Electoral Central (siete miembros contra seis) antes de que la doble sentencia contra los señores Torra y Junqueras surta efecto firme y legal con otros fines que los naturales perseguidos por la aplicación recta de la Ley, pues su aplicación inmediata equivaldría a ejecutar injustamente una sentencia judicial no firme de esa Junta Electoral.

Ojalá hayamos aprendido a reaccionar correctamente contra las artimañas legales de la Reacción y nuestras legítimas Autoridades puedan reconducir el camino de los acontecimientos tan reiteradamente burlado por quienes siempre han creído tener la impunidad de la sartén por el mango y el mango también, como decía Adolfo Marsillach en aquel inefable Tarfufo cuya versión se estrenó en Madrid en el Teatro Español en el invierno de 1969.

Y ojalá consigamos nosotros también la Unidad Democrática de quienes sabemos tener la razón y cerrarnos en torno a ella contra las incesantes artimañas de los enemigos, como Marhuenda, de la Libertad y de la Paz entre los españoles.

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