Cuando fuimos refugiados. 78 años de la salida de los Niños de la Guerra

Araceli Ruiz, Presidenta de la Asociación Asturiana de Niños de la Guerra: “Yo también fui una refugiada”

 
El pasado 23 de septiembre se cumplieron 78 años de una salida dolorosa, de una salida triste e injusta. 78 años de que niños y niñas que tuvieron que sufrieron en sus carnes la Guerra Civil española gestada por el francofascismo tuvieran que huir para poder tener un futuro en paz y de oportunidad. Muchos serían los destinos, unos a México, otros a países europeos como Bélgica o Suiza y otros, como los 100 niños asturianos que partieron en 1937 del Puerto de El Musel de Gijón, rumbo a la URSS.
El sábado 26 de septiembre, la Asociación Lázaro Cárdenas conmemoró en Gijón este aniversario acompañado de otras organizaciones como Asturias Laica, La Sociedad Cultural Gijonesa, Soldepaz Pachakuti, el Ateneo Obrero de Gijón y el Comité de Solidaridad con la Causa Árabe, junto con organizaciones políticas invitadas como Izquierda Unida de Xixón y el Partido Comunista de Asturias.
Un año más que recordar y un año más para reflexionar sobre los porqués, los cuándos, los quiénes y los cómos. 100 niños y niñas junto a sus maestros partían en un barco rumbo a la URSS en busca de una nueva vida. “Fuimos refugiados en América y en Europa. Países como México o la URSS nos dieron la oportunidad de vivir una segunda vida. Hoy en día, vivimos en una sociedad desmemoriada, en una Europa que recibe a refugiados tratándolos como animales, con vallas, militares, concertinas… Hace 78 años otros países fueron generosos con nosotros y nos dieron todo, incluso lo que no tenían” afirmó Manuel Villar, Presidente de la Asociación Lázaro Cárdenas que quiso poner en valor a todos aquellos que acogieron a los refugiados de la Guerra Civil con los brazos abiertos como una clara muestra de lo que es la solidaridad internacionalista.
Las breves intervenciones posteriores, quisieron alabar y poner en valor la valentía y el compromiso de quienes se vieron obligados a marchar y de quiénes les acogieron. Desde el Ateneo Obrero de Gijón se quiso hacer referencia a la reciprocidad entre quienes nada tenían pero todo compartían. Por su parte la Asociación Cultural Gijonesa reafirmaría la crítica a los gobiernos traidores de Europa que dejan a su suerte a los refugiados, mientras que desde Soldepaz Pachakuti se quiso recordar a los 43 jóvenes estudiantes de Ayotzinapa y agradecer a México su solidaridad con los españoles que también fueron acogidos en el país. Desde Asturias Laica y El Comité de solidaridad con la Causa Árabe se enviaría un fraternal abrazo a los compañeros y camaradas allí presentes, ejemplo vivo de solidaridad y resistencia.
Finalmente, llegaría el momento más emotivo. En representación de los niños y niñas de la guerra, recitaría un poema la nonagenaria presidenta de la Asociación asturiana de niños y niñas de la guerra, Araceli Ortiz que quiso celebrar la llegada a Leningrado que les recibió hace 78 años con los brazos abiertos y exhortó a los presentes a ser solidarios y luchar contra las injusticias justo antes de que sonaran los himnos de la República Española y de la Unión Soviética mientras los ahora ya no tan niños y niñas se fundían en un abrazo junto a la estatua que recuerda su partida.
David Santirso Ruiz | Mundo Obrero
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