Vientres de alquiler: bebés de nadie almacenados en hoteles ucranianos

El jueves 7 de mayo un avión fletado por el gobierno ucraniano para repatriar a los ciudadanos de su país que residen en España regresaron con siete parejas españolas y siete criaturas, fruto de los vientres de alquiler.

Siete parejas regresan a España de Kiev pero no vienen solas. Las acompañan a cada una de ellas una criatura. Su retorno es el resultado de un procedimiento extraordinario que ha abierto el gobierno ucraniano por el coronavirus. «Se trata de una situación de excepcionalidad de nuestras autoridades cuyo fin es traer de vuelta a los ciudadanos que residen en España», explica a Público Vladimir Gerapogento, primer secretario de la Embajada de Ucrania en España. «Por ello hemos dispuesto un avión con ruta Madrid-Kiev-Madrid con ellos. Se ha querido aprovechar su vuelta para que a su vez se pueda trasladar a los ciudadanos españoles que quisieran regresar a su país».

La vuelta a España de estas siete parejas que recurrieron en Ucrania a vientres de alquiler (para así saltarse la ley en España que prohíbe la explotación reproductiva), es posible después de que las autoridades ucranianas comprobasen «que habían hecho los trámites para esta vuelta con la ayuda de la Embajada de España en Kiev. Con todos los papeles en orden nos hemos limitado a dar luz verde a su vuelta y a que puedan subir al avión», añade Gerapogento.

Oídos sordos a la ley española

Fuentes del Ministerio de Exteriores de España confirman que la Embajada española en Kiev ha facilitado el regreso de estas 21 personas ya que su labor «es la asistencia consular» a los españoles. «Lo que se ha hecho es facilitar el regreso en su condición de ciudadanos españoles. Ahora mismo, con las fronteras cerradas se les ha facilitado todas las gestiones para volver a España aprovechando el avión que han dispuesto las autoridades ucranianas».

Al mismo tiempo dichas fuentes recuerdan que su política desde hace meses es la desaconsejar viajar a Ucrania para este proceso. «Nos fundamentamos en razones de seguridad jurídica y en el conocimiento que tenemos de casos de malas praxis médicas. Aún así hay parejas que siguen acudiendo a dicho país para promover procesos de gestación subrogada».

Así las cosas mientras que estas parejas heterosexuales han conseguido regresar a España en este avión lo cierto es que hay otros bebés en Ucrania que, tal y como afirma Berta O. García, consejera de administración en la CIAMS (Coalición Internacional por la Abolición de los Vientres de Alquiler), están «almacenados en stock por empresas sin autorización legal de tutela de menores sin que pase nada. Las empresas de vientres de alquiler exponen, sin esconderse, que tienen a los bebés en su poder en hoteles, en casas particulares. Son bebés nacidos durante el confinamiento y cierre de fronteras por el Covid-19 que están sin inscribir en el registro civil y son apátridas», explica.

Esta docente y denunciante de los vientres de alquiler, saca esta conclusión viendo las propias comunicaciones e imágenes en las redes sociales que hacen las empresas beneficiarias de esta práctica ilegal en España como Biotex. «Deduzco que esas empresas no han comunicado la situación de esos bebés al Estado ucraniano y georgiano, que deberían haber cumplido su obligación de amparo y tutela previsto en su ordenamiento jurídico. En una palabra, esos bebés no existen como ciudadanos de derecho, se les está privando de sus más elementales derechos. Si es trata, tendrán que dilucidarlo las autoridades ineludiblemente, porque sería un escándalo que esto quedara así. Desde mi punto de vista, hay una vulneración flagrante de derechos fundamentales«.

Posible delito de tráfico de bebés

Una situación que para esta experta puede resumirse como trata de bebés. «Lo que está ocurriendo en Ucrania por el covid con los bebés tendrán que decir las autoridades ucranianas y las de otras nacionalidades, entre ellas la española, de donde son los clientes que van a Ucrania a surtirse de bebés de vientres de alquiler soslayando la legislación española. También tendrán que decirlo organismos supranacionales de derechos humanos y de la infancia, como ONU y Unicef. Incluso el Parlamento Europeo debería pronunciarse, ya que existe un acuerdo de asociación con Ucrania. Yo sólo me he dedicado a denunciar esta situación de los bebés en Ucrania y también en Georgia durante el coronavirus».

Para la representante la Coalición Internacional por la Abolición de los Vientres de Alquiler, mientras llega esta resolución jurídica estos bebés se ven como en un limbo legal. «Es curioso que cada vez que se habla de bebés con derechos vulnerados se utiliza esta expresión. Y no, no están en un limbo; han nacido en Ucrania y en Georgia de ciudadanas ucranianas y georgianas, y esos países tienen un ordenamiento jurídico, no son un limbo. Simplemente se han cerrado los ojos a la situación de esos bebés. Supongo que les conviene hacerlo así para no espantar la liebre, ya que el negocio de los vientres de alquiler es una fuente importante de dinero para la economía de esos países».

En cuanto a si las organizaciones en contra de la explotación reproductiva han presionado de forma extraordinaria ante dicha situación, García responde que en lo que se refiere a su Coalición, se tomarán cartas en el asunto. «Desde luego, esto que está ocurriendo está en manos de la Coalición Internacional por la Abolición de los Vientres de Alquiler, de la que formo parte en su consejo de administración, y se llevarán a cabo acciones. Lo que yo he hecho hasta ahora día tras día es exponer esta situación a modo de denuncia en mis redes sociales. Y cada vez que lo hago, menciono al gobierno ucraniano, a los ministerios de Interior y de Justicia españoles, a organizaciones supranacionales de derechos humanos y de la infancia… Si no se han enterado, es porque no quieren».

Bebés en hoteles y casas particulares

Precisamente uno de los tuits de Biotexcom (empresa que sigue operativa en Ucrania a pesar del escándalo de 2018 por tráfico de personas, falsedad documental y evasión de impuestos, entre otros delitos) alude «que tanto los bebés como las niñeras reciben un buen trato».

Una expresión que para García nada tiene que ver con cuidar a los recién nacidos sino más bien de su interés económico. «Vulnerar los derechos de los más débiles no es ‘un buen trato’, es todo lo contrario. Además, esos bebés han sido separados de sus madres nada más nacer, eso no es ‘un buen trato’, y quedan secuelas psicológicas muy profundas. En cuanto a las cuidadoras, por lo que la propia empresa ha dicho, trabajan en condiciones cuando menos abusivas, ya que están confinadas con los bebés por periodos de 30 días y separadas de sus propias familias, con las que sólo pueden hablar a través de videoconferencia», recalca.
Según se puede ver en las redes sociales de dicha empresa la clínica ucraniana ha colocado una cámara sobre un trípode para enfocar cada cuna. De esa forma y a través de un enlace, nombre de usuario y contraseña ofrece un servicio de videollamada en cualquier momento del día para que quienes han firmado un contrato para adquirir a su bebé puedan verle.

Por si las condiciones tanto de las criaturas como de sus cuidadoras fuesen poco llamativas García añade otra no menos curiosa. Que un hotel esté siendo el lugar en el que se estén cuidando a estos bebés y no en instalaciones públicas. «Se trata del hotel Venice de Kiev que curiosamente tiene una dirección de correo electrónico en la que aparece el nombre de la empresa de vientres de alquiler Biotexcom. Quizás el hotel sea propiedad de la empresa, este negocio de los vientres da muchísimo dinero. Se ha sacado a los bebés de la clínica donde han nacido y se les ha transportado directamente al hotel sin pasar por el registro civil ucraniano a formalizar su inscripción, que no es un mero trámite que se pueda hacer si se quiere y cuando se quiere. En Ucrania la inscripción en el Registro Civil tiene que hacerse en cuanto el bebé recibe el alta hospitalaria», describe García.

Pero los hoteles, no son los únicos lugares donde están estas criaturas. “También hay bebés en casas particulares en «régimen de acogimiento profesional», que ya me dirás qué es eso, ya que el régimen de acogimiento de menores nunca es profesional y se rige además por normativas muy estrictas. Los bebés no están en establecimientos públicos porque simplemente se ha eludido solicitar protección y tutela al Estado ucraniano y georgiano. Obviamente, la intervención del Estado complicaría mucho las cosas a los «padres intencionales», añade.

El dueño de la clínica dice tener “tres casas de bebés especialmente equipadas para niños donde estos son atendidos 24/7 por niñeras capacitadas con educación médica, un pediatra, comida y alojamiento, todos los productos de higiene y apoyo completo están incluidos».

Discriminación de los bebés por Ucrania

Esta situación es la que lleva a la representante en España de CIAMS a denunciar que el Estado ucraniano discrimina a esos bebés. «Lo hace simplemente por el procedimiento por el que han venido al mundo, a pesar de haber nacido en Ucrania de madres ucranianas. Una vulneración flagrante de derechos y garantías por parte del Estado de Ucrania hacia recién nacidos por encargo y contrato en su territorio, almacenados en stock por una o varias empresas que no cuentan con autorización legal de tutela, guarda y custodia de menores».

Dejación de funciones que «revela la desprotección hacia la parte más débil, el bebé, que es el objeto de contrato de la mal llamada gestación subrogada, y que viene a sumarse a todo lo que venimos denunciando sobre la práctica de los vientres de alquiler. Mientras tanto, la empresa Biotexcom continúa su actividad a todo ritmo, ofreciendo incluso contratos online de vientres de alquiler».

Además, para García esta situación provocada por el Covid19 y el cierre de fronteras ha venido a revelar grandes lagunas en la legislación sobre vientres de alquiler que existe en varios países. «En lo referente sobre todo al derecho de protección y tutela de los bebés por parte del Estado donde nacen ha venido a mostrar la crudeza de este negocio inhumano, donde prima el dinero, las ganancias y el contrato por encima de todas las cosas y los derechos humanos elementales de los más débiles, los bebés, que son el objeto de ese contrato y la única parte interesada que no tiene voz en el contrato».

Así las cosas García no olvida a quienes son borradas nada más firmarse un contrato de vientre de alquiler por las parejas españolas que recurren a ello. «Muchas mujeres que están ahora embarazadas como vientre de alquiler han dejado de ser pagadas por las agencias, y me pregunto qué va a ser de ellas y de los bebés que traigan al mundo con la crisis económica a escala mundial que ya tenemos encima, una crisis que afectará primero y principalmente a las mujeres. Y si no se pone freno a la compraventa de seres humanos, preveo un futuro muy negro, con la industria de los vientres de alquiler ofertando bebés con precios a la baja y más mujeres en situación de vulnerabilidad y de pobreza que se verán obligadas a ser madres de alquiler como último recurso para subsistir ellas y su propia familia», recalca.

Supermercados de bebés

Unas madres cuyos hijos e hijos acaban siendo utilizados como tráfico de menores en Ucrania. Basta ver las recientes detenciones a quienes regentaban una clínica de vientres de alquiler «que se dedicaban a vender recién nacidos a ciudadanos chinos “solteros de una cierta orientación” (así aparecían descritos y entrecomillados en los medios), involucrados también en matrimonios ficticios con ucranianas».

Un caso en el que el viceministro de Interior de Ucrania Anton Gerashchenko emitió un comunicado en el que calificaba a la clínica como «supermercado para la venta de bebés» y en el que apostillaba que «el alquiler de vientres no está regulado en Ucrania, aunque tampoco prohibido por ley”, y que su país no debería ser «un campo de juego semiilegal para la trata de bebés».

Esta misma acepción es la que lleva a García a preguntarse si las clínicas que operan según la legalidad ucraniana no lo son también. «Es curioso cómo en unos contextos se utilizan los términos ‘compra’ y ‘venta’ y en otros no, cuando el objeto de la transacción comercial –sea ésta legal o no– es siempre un bebé y es siempre a cambio de dinero».

Por ello, para la CIAM solo hay una solución a esta tremenda realidad. «Este negocio tiene que ser erradicado y la práctica, tanto la comercial como la falsamente altruista, debe estar prohibida en todo el mundo, porque no es otra cosa que vulneración de derechos humanos y fundamentales de mujeres y bebés para dar satisfacción a deseos ajenos», finaliza Berta O. García de la CIAMS.

Nuria Coronado Sopeña

FOTO:Cuidadoras con las niñas y niños apátridas en un hotel de Ucrania / Biotexcom 

 

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