Se suele oír mucho estos días que el confinamiento y la crisis sanitaria están sacando lo mejor y lo peor de nosotros. Todos coincidimos en que la sociedad española ha demostrado un alto grado de disciplina, resiliencia y solidaridad.

En lo que también coincidimos todos es en la falta de altura y de responsabilidad del Partido Popular como oposición. No deja de ser asombrosa la falta de empatía, poca o ninguna actitud negociadora y ese constante guerracivilismo de la oposición de nuestro país, casi única en Europa.

Da la impresión de que el Partido Popular ha abandonado definitivamente el centro derecha secuestrado por la vorágine mediática y la presión política de la ultraderecha, llevando a sus diputados y diputadas a la irrelevancia parlamentaria.

Pablo Casado se ha convertido en el durmiente del aguafuerte de Francisco de Goya. Es el político sobrepasado que cae vencido, que abandona el ejercicio racional entendido como criterio de argumentación que sirva de enlace entre la realidad y las ideas, entre el futuro imaginado y el mundo y lo social. Se rinde a las sombras y sus monstruos, con sus mensajes de un mundo de pesadilla, tinieblas y superstición.

La ultraderecha se ha encontrado con un escenario perfecto para desarrollar una eficaz presión política a través de los pactos de investidura que le han sido necesarios al partido conservador para hacerse con Comunidades Autónomas y Ayuntamientos. Pero también para desarrollar una campaña de propaganda feroz a través de las redes fundamentada en mensajes negativos como el odio y la ira, en la desinformación y manipulación.

El debate parlamentario del pasado miércoles en el que se votó la prórroga del Estado de Alarma, solicitada por el Gobierno, supuso la constatación de todo esto. Cuestionar la continuidad del confinamiento sin argumentación ni alternativa, llevó a la portavoz del Grupo Socialista del Congreso Adriana Lastra a interrogar al jefe de la oposición en este sentido.

“¿En qué informe o estudio se basa usted para decir que el confinamiento ya no tiene sentido?” “¿Cuál es su alternativa al estado de alarma?” “¿Asumiría la responsabilidad de poner fin a la barrera que nos está permitiendo derrotar a la pandemia?”, preguntó la portavoz.

No obtuvo respuesta. Pero ahora el Partido Popular tiene la oportunidad de despertar de su ensoñación y participar en la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica de España tras la covid-19, con responsabilidad y con la voluntad sincera de trabajar para alcanzar acuerdos que impulsen esa reconstrucción tan necesaria y urgente para nuestro país.

A esta Comisión no vamos para ganar o perder, ni para sacar ventaja partidista o desgastar al rival, porque el único rival que tenemos en este momento es el virus. La sociedad española, que ha mostrado una gran responsabilidad, capacidad de sacrificio y solidaridad nos exige que estemos a su altura. Tenemos la obligación de no fallarles.

Editorial de El Socialista

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