A SU MARIDO » ATARFEÑO»  LO MATÓ UN TORO Y ELLA SE HIZO TORERA 

El dos de abril de 1937., en plena guerra civil,  Luisa Jiménez, la viuda del malogrado torero El Atarfeño, intervino en una novillada en Cehegín (Murcia). Luisa Jiménez, tuvo un éxito rotundo pues toreó de capa de manera sensacional, realizó una magnífica faena de muleta escuchando muchos oles y ovaciones. Con el estoque dio una soberbia estocada que hizo rodar al enemigo. Por tan excelente conjunto de arte y valentía escuchó grandes ovaciones cortando dos orejas y rabo y dando la vuelta al ruedo. Pero recordemos quien fue El Atarfeño y porque se hizo torera Luisa Jiménez, su viuda.

Miguel Morilla Espinar “Atarfeño” fue un novillero granadino, nacido en Atarfe (Granada) en 1909, murió con 25 años. Llevaba muy bien su carrera como novillero hasta que llega el año 1934. El 2 de septiembre se anuncia su despedida como novillero en Granada, donde se encierra con seis novillos toros de la ganadería de Moreno Santamaría. Su próxima actuación como matador iba a ser un mes más tarde, el 2 de octubre en la Plaza del Puerto Santa María, donde iba a tomar la alternativa de manos del mismísimo Juan Belmonte, pero el desafortunado “Atarfeño” no pudo cumplir esta importante cita ya que murió esa tarde de su despedida como novillero.5

La tarde del 2 de septiembre de 1934, en la plaza de toros vieja llamada El Triunfo, de Granada, el diestro Miguel Morilla, El Atarfeño, moría de una cornada del toro Estrellita, de la ganadería de Moreno Santamaría. Su esposa estaba en un palco de la plaza, y al ver al torero prendido y luego caído en la arena, le llamó con el grito más triste que se haya oído nunca en una plaza de toros. Atarfeño dejaba una viuda joven y un zagalico de un año, en unos tiempos donde el hambre y las penurias eran lo cotidiano en aquella España.        

           

Luisa era una joven muy atractiva y figura estilizada, que llamaba poderosamente la atención por sus grandes ojos negros y su arrebatadora belleza. Luisa se hizo torera por querer sacar adelante a su hijo, pero también por afición, por valor y porque decía que así se sentía mas cerca de su malogrado y querido esposo. En una entrevista dijo: _No quiero que mi hijo Miguelito sea torero, si yo pienso ganar mucho dinero con los toros es precisamente para que él no lo sea y viva bien…

Luisa no era aficionada hasta que conoció a su esposo, desde ese día le acompaño a todos los festejos, no faltaba a una, hasta la fatal, la última. En vida de Miguel ella iba también a las dehesas a torear con él, y él la adiestraba.

Se presento Luisa, en la misma plaza en la que su marido falleció, no de luces sino vistiendo un pantalón negro y una chaquetilla  sobre una camisa blanca con el cuello abierto,  el 22 de junio de 1935 (con Alfonso Ordóñez, Niño de la Palma II, Enrique Millet, Trinitario II y reses de la igualmente viuda del marqués de Villamarta.

Luisa toreo durante dos años mas de cuarenta festejos, con sonados triunfos como el de Cehegín pero también algunos fracasos como en Zaragoza que fue incapaz de dar muerte a un utrero y esa noche la pasó en los calabozos de la policía. La guerra cortó su incipiente carrera taurina. Luisa murió en Granada en 1971, cuando contaba con 60 años.      6                                                     

                                                                                                     @julianhibanez

     

 

A %d blogueros les gusta esto: