Al igual que en la mayoría del país, el Pósito desempeño un importantísimo papel dentro de la vida económica de este municipio. No obstante dada la importancia del mismo, es necesario ahondar un poco  dentro de su historia antes de concretar su actuación en el núcleo de Atarfe.

Se cree que es en el siglo XV cuando empiezan a funcionar en toda España los Pósitos, sin embargo hasta el reinado de los Reyes Católicos no alcanzaron su más portentoso incremento. Según el «Diccionario de autoridades» de 1737, el Pósito quedaba definido de la siguiente manera:

«Casa en que se guarda la cantidad de trigo que en las ciudades, villas y lugares se tiene de repuesto y prevención, hará usar en tiempo de necesidad y carestía».

En 1881 se define como

«el banco del pobre, el auxiliar del proletarismo agricultor, el liberador de la reducida propiedad rural».

Más recientemente J. Bautista Delgado, lo definió como

«institución de carácter local, constituida bajo el protectorado del Estado que tiene por objeto fundamental el préstamo en metálico, efectos o especies fungibles para el fomento y desarrollo de la riqueza agrícola y pecuaria».

En el período comprendido entre 1907 y 1910, los préstamos en dinero fueron sustituyendo a los efectuados en granos y de forma clara en este siglo, los Pósitos se convierten en una institución de crédito en el mundo rural para apoyar actividades que no teman porque ser estrictamente agrícolas, pues los beneficiarlos podían usar las cantidades recibidas para otros fines, aunque mediara su condición de
agricultores.

Chocaban así con otras entidades, bancos o cajas de ahorro que ofrecían también créditos parecidos aunque con un interés mayor.

En 1906, por Ley de 23 de enero, el Ministerio de Fomento se hace cargo del servicio de Pósitos mediante el nombramiento de un delegado regio para ese ramo, que contaría como órgano consultivo con el Consejo Superior de Agricultura, sustituido en 1907 por el
Consejo Superior de Fomento y más tarde por la Caja Central de Crédito Agrícola.

La contabilidad de esta institución pasó por numerosos cambios todos ellos tendentes a evitar incumplimientos en la normativa e incluso fraudes. Así, a partir de 1909, toda la documentación se simplifica. Los Pósitos dejan de rendir cuentas, el libro de partes mensuales que
entonces se crea y que se lleva en forma de talonario vendrá a sustituir toda la tipología anterior.

Cada mes se remitiría durante su primera decena, el parte mensual en el que se registraban todas las operaciones que el Pósito llevaba a cabo, caso de no remitir dicha documentación a la Sección Provincial de Pósitos, previo aviso, se nombraba, a instancia del presidente de dicha Sección Provincial, un subdelegado que estudiaba in situ las causas de la demora en el envío de la documentación, así como las supuestas anomalías que hubiere.

Dicho subdelegado percibía sus honorarios a través de la  Junta Local, entendiéndose que era ella (la Junta Local) la causante del trabajo realizado por el subdelegado. En el mes de diciembre iría acompañado de una lista certificada de todos los deudores y de otra de todas las
fincas y valores del Pósito.

El Pósito en el municipio de Atarfe estaba dirigido por una Junta Administrativa que contaba como presidente de la misma con don Juan de Dios Osuna Rueda, el cual una vez reunida la mencionada Junta y una vez que la misma determinaba el reparto de las existencias del Pósito, hacía circular entre los vecinos del municipio un bando, por medio del cual les hacía saber la intencionalidad de la Junta Administrativa del Pósito de repartir las existencias del mismo entre los labradores que lo necesitasen guardando en su distribución las reglas y formalidades previstas por las disposiciones vigentes.

Los beneficiarios de estas ayudas deberían dirigir sus instancias a dicha Junta en un plazo no superior a seis días desde la publicación del bando, en la cual debían hacer constar la cantidad de dinero que necesitan así como el número de marjales que cultivan. Dicho reparto debía de reintegrarse en la cosecha venidera con un interés del 4% anual liquidado trimestralmente. Los préstamos superiores a 1.000
pesetas no podían concederse sin que éstos fueran garantizados mediante fianza hipotecaria y quedaban excluidos de todo tipo de préstamos los concejales y el secretario de la Corporación.

Una vez instruidas y examinadas las instancias presentadas ante el Pósito Local, éstas debían remitirse a la Sección Provincial de Pósitos en Granada, las cuales irían acompañadas de:

  • 1 Certificado expresivo de la existencia en caja en día en que se acuerde el reparto.
    2 Certificado de haberse expuesto al público por un período de ocho días para oír supuestas reclamaciones de agravio.
    3 Certificado de las presentadas o negativo en su caso.
    4 Relación duplicada de los préstamos acordados, con expresión de nombres y cantidades.

Así, en 1911 en Atarfe, se presentan 202 solicitudes de préstamo a la Junta Administrativa del Pósito Local. Estos 202 propietarios cultivaban un total de 5.851 marjales. El Pósito Local acuerda concederles aproximadamente el 59% de las cantidades solicitadas
en todos los casos, lo cual ascendía a 19.575 pesetas, importe equivalente al que debían al Pósito 195 deudores del año anterior, a los cuales mediante apremio de primer grado se les incrementaba en un 5% la cantidad debida y se les instaba a que en un plazo de ocho días abonasen dicha cantidad. En caso de requerimiento negativo, se aumentaba el recargo en un 10%.

 

ARTICULO PUBLICADO EN ATARFE EN PAPEL  DE IDEAL PAGINA 186 Y 187

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