Los abuelos actuales, modelos de compromiso, no están recibiendo el reconocimiento debido

El pasado 26 de julio se celebró el día de los abuelos. Hasta hace poco, las opiniones de los abuelos se imponían en las familias, porque la ancianidad era un grado. Hoy, aunque su papel ha cambiado, siguen siendo la figura más representativa de la unidad familiar, un modelo de valores morales, y un ejemplo de cómo afrontar la vida, y cómo envejecer dignamente.
Nuestros abuelos son un modelo de comportamiento ético: sufrieron las privaciones económicas, culturales, educativas y sanitarias de la posguerra; sobrevivieron, ellos y los suyos, con trabajos precarios y mal retribuidos; y, durante las crisis económicas, con sus pensiones, sufragaron necesidades de hijos y nietos. Consolidaron la democracia y el estado de bienestar, y, sin embargo, la sociedad no les está respondiendo adecuadamente.

A raíz del covid-19, hemos descubierto cómo se les ha marginado. En todas las residencias de España, según datos de las Comunidades Autónomas, han muerto 27.359 ancianos (9.003, el 32,9%, por covid-19; 9.830, el 35,9%, por sintomatología parecida, aunque sin confirmar; y el resto, 31,2% por otras causas). Las razones de estas cifras tan altas se deben a la precariedad de medios y personal, pero, también, a que, en ciertas Comunidades Autónomas, como Madrid, se dictó un protocolo para que los pacientes de centros geriátricos no fueran trasladados a los hospitales. En Cataluña, incluso, se puso un tope de edad -80 años- para ingresar en las UCI a los afectados por coronavirus, algo que tumbó por inconstitucional el Ministerio de Sanidad, porque “excluir a pacientes del acceso a determinados recursos asistenciales, por razón únicamente de una edad avanzada, resulta contrario, por discriminatorio, a los fundamentos mismos de nuestro Estado de Derecho (art. 14 de la Constitución)”.

Esa “cultura del descarte, que nos hace desechar a los mayoresporque no producen”, como dice el Papa Francisco, no solo se da en el ámbito asistencial, también está presente en la economía neoliberal. Así,el ministro japonés de Finanzas, Taro Aso, instó recientemente a los mayores a que “se dieran prisa en morir para aliviar los gastos sanitariosdel país”; Dan Patrick, Vicegobernador de Texas, afirma que “los abuelos deberían sacrificarse y dejarse morir para salvar la economía, en bien de sus nietos”; y Christine Lagarde, Presidenta del Banco Central Europeo, que “los ancianos viven demasiado y eso es un riesgo para la economíaglobal”.

En esta etapa de “posconfinamiento”, tampoco los nietos, nuestros jóvenes, los cuidan adecuadamente. La Asociación de Abuelos de España les pide “responsabilidad” y que “sigan a raja tabla” las medidas de prevención y seguridad para evitar contagios ante el grave riesgo que los mayores corren en caso de infectarse. Ahora, “la responsabilidad de cuidar a los abuelos es de ellos, pues los contagios se producen, mayormente, en el ocio nocturno, por las reuniones de jóvenes adolescentes. Los que sois nietos y queréis a vuestros abuelos: cumplid las normas, por favor, porque en ello nos va la vida”.

Juan Santaella

Publicado en Ideal, el jueves, 13 de agosto de 2020

FOTO:Abuelos y nietas se abrazan en Milán (Italia) / EFE

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