MILAGROS ALMENARA PÉREZ FARMACEUTICA FUSILADA

La farmacéutica, feminista y socialista Milagro Almenara Pérez fue fusilada por las tropas fascistas, en el barranco existente entre las localidades granadinas de Víznar y Alfacar, a los 35 años de edad, el día 2 de noviembre de 2936.

Milagro era hija del catedrático de aritmética del Instituto Provincial de Granada Salvador de la Cámara y Arrivillaga, el cual dejó embazada a su sirvienta Brígida Almenara Pérez. El catedrático, militante del sector liberal, nunca reconoció a Milagro porque estaba casado y tenía otros siete hijos. En aquella época el catedrático de instituto vivía solo en la casa existente en el número 17 de la calle Triana, esquina con Misericordia 11, de Granada. Su mujer, Alfonsa Giménez de Góngora y los tres hijos menores vivían en Almería y los cuatro mayores ya se habían independizado.
En el verano del año 1900, Salvador acompañó a su criada a dar a luz lejos de Granada. En Santander nació Milagro Almenara Pérez (fue inscrita con los dos apellidos de su madre por no tener padre conocido). Durante los doce años siguientes, Salvador de la Cámara figuró en el censo, solo, domiciliado en la calle Triana 17; Brígida y su hija Milagro, en la calle Misericordia 11. En realidad se trataba de la misma casa, pero al hacer esquina tenía dos puertas (como sigue ocurriendo en la actualidad).
En 1911, la pequeña Milagro, hija de madre soltera, comenzó sus estudios en el Instituto de Secundaria. Allí estuvo hasta 1916, donde obtuvo 24 matrículas de honor. Después se encaminó a hacer Farmacia, donde se licenció en 1921 con todas las asignaturas premio extraordinario.
En el mes de abril de 1911 falleció en Almería la esposa de Salvador de la Cámara, Alfonsa Giménez de Góngora. Ya nada impedía que el catedrático y su criada legalizaran su unión. Se casaron al año siguiente en la parroquia de Santos Justo y Pastor de Granada. Él tenía 80 años y seguía en activo, ella, 50. Sin embargo, no reconoció a Milagro Almenara Pérez como hija suya. Por eso la muchacha no cambió sus apellidos. El motivo, seguramente, fue de índole legal, ya que no podían reconocerse hijos naturales si existían hijos de anterior matrimonio.
Salvador de la Cámara falleció a los 83 años de edad el día 22 de febrero de 1917. La noche anterior a su fallecimiento, en plenas facultades mentales, dictó el quinto testamento de su vida, mejorando de forma evidente a Brígida y a Milagro. Ni en sus últimas voluntades reconoció a Milagro Almenara como hija de sus relaciones con Brígida Almenara.
Gracias a ésta herencia Milagro pudo abrir una farmacia en la localidad de La Rábita y, en julio de 1936, alquiló la «Farmacia de la Compañía», situada en el número 1 de la calle del mismo nombre de Granada.
El 18 de agosto de 1936, una escuadra de Falange fue a visitarla. Revolvieron la farmacia y su vivienda y se la llevaron detenida a la cárcel de mujeres de la Cuesta de San Gregorio Bético. Según el acta de denuncia de los falangistas, se la acusaba de haber sido, antes de la guerra, persona izquierdista, afiliada a Izquierda Republicana. El 23 de septiembre fue puesta en manos del tribunal de responsabilidades políticas. Sus bienes habían quedado en manos de los sublevados y como administrador nombraron al farmacéutico Antonio Cortés Contreras .
La escuadra negra sacó a Milagro de la cárcel durante la madrugada del 2 de noviembre de 1936, junto con otras tres mujeres. La asesinaron en algún lugar de la carretera entre Víznar y Alfacar. Existe una relación de fusilados en esa zona del frente que dirigía el capitán José María Nestares Cuéllar. De no haber sido por el soldado que anotó los nombres, hoy en día sería una desaparecida más.
La «Farmacia de la Compañía» fue expoliada sistemáticamente. La mayor parte de sus existencias fueron compradas por «compañeros» boticarios de Milagro. El edificio donde se encontraba la farmacia desapareció poco tiempo después. Nada más acabar la guerra fue adquirido por el rector de la Universidad de Granada Antonio Marín Ocete que presionó a los nuevos gobernantes políticos para hacerse con el edificio por una cantidad irrisoria. El solar pasó a ser zona deportiva del Colegio Mayor anexo.
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