Si lo fiamos todo a la vacuna, empieza a ser preocupante que el ritmo de vacunación no sea, de momento, el previsto

 

Primer lunes laborable de este nuevo año, es una vuelta a la normalidad todavía renqueante, porque el miércoles volveremos a parar las máquinas por el festivo del día de Reyes, pero hoy ya no hay ninguna excusa para que no nos quitemos esa venda que parece que todos hemos llevado en los ojos intentando ignorar lo evidente, que el número de contagios se va a disparar como consecuencia de las fiestas navideñas.

Se han puesto la venda aquellos que han querido celebrar la Navidades como otras cualquiera, pero sobre todo, se han puesto la venda algunos responsables políticos que han preferido mirar hacia otra lado, aparcar por unos días el recuento de contagios y fallecidos y esperar a ver qué pasa. Pero lo que va a pasar parece evidente, porque la línea ya era demasiado ascendente antes de las fiestas, porque algunas comunidades sí han seguido con el recuento y esto ya da algunas pistas, y porque las restricciones han sido claramente insuficientes, en algunas comunidades más que en otras.

Todo esto mezclado con la gestión de la vacunación en algunas comunidades, y en dos de ellas, dos de las más importantes, hasta hoy la vacunación ha sido un desastre. En Cataluña una pésima organización, en la que tendrá algo que ver también la guerra soterrada que mantienen dos consejerías claves, interior y sanidad, en manos de Junts per Catalunya una y de Esquerra la otra, sitúa el porcentaje de vacunación solo en un 13 por ciento.

En Madrid, donde su presidenta Díaz Ayuso se quejó por las pocas vacunas que le repartía el ministerio de Sanidad, donde su vicepresidente Ignacio Aguado lloró al hablar de la pandemia, sólo se ha utilizado un seis por ciento de las dosis recibidas. Unos datos que exigen, sin duda, una explicación. Como la exige también la falta de medidas contundentes mientras el virus campa por sus anchas.

Hoy se reúne, de nuevo, el Consejo Interterritorial, y estas dos cuestiones, datos y vacunas, van a estar sobre la mesa. Podemos ir preparándonos para el susto de los datos y es de esperar que salga la respuesta a una estrategia de vacunación que, hasta ahora, tiene serias lagunas. Si lo fiamos todo a la vacuna, empieza a ser preocupante que el ritmo de vacunación no sea, de momento, el previsto.

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