El alemán Otto Wunderlich llega a España con 27 años y ya no se moverá los próximos 62, cuando fallece en Madrid, poniéndose al servicio de la historia y la memoria.

Sus fotografías se las rifaban las tres grandes publicaciones periódicas de la época (Mundo Gráfico, Blanco y Negro y La Esfera) y trabaja de forma oficial para el Estado, inmortalizando las grandes empresas constructivas de la época. Su legado fue adquirido por el Ministerio de Cultura, pero un dato nos hace sonreír: antes de dedicarse profesionalmente a la fotografía, en 1917, hace sus pinitos, pruebas y propuestas, encandilado por una ciudad.

Es el año 1915 y se convierte en uno de los pocos fotógrafos de entonces, animado por lo antropológico. Lleva menos de dos años en España y encuentra en los aguadores, gitanas y personajes populares de hace 106 años, una atracción irrefrenable.

Ese 1915 fue muy provechoso, porque lo que inmortaliza son los tipos, los ciudadanos, los personajes. Y lo hace en GRANADA.

Vendrá una segunda vez, en 1920, pero ya para mirar a través de su cámara al patrimonio histórico. Esta imagen es de ese 1915, tiene esos 106 años. Aguadores ante una taberna y tienda de ultramarinos de la época.

De su puño y letra, Otto escribe detrás: “burros de reparto”. Se nos antoja difícil precisar la calle, pero lo que a nuestro admirador alemán no le explicaron, es que son los constructores del día a día de Granada, los héroes sin capa de cada jornada granadina, los responsables de la higiene, la limpieza y de la vida. 

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