El día en que WhatsApp y wifi acabarán con la telefonía

La telefonía móvil nació de la necesidad de hablar en movilidad. Esa funcionalidad ha cambiado radicalmente en los últimos tiempos. La generalización de los smartphones o teléfonos inteligentes capaces de conectarse a Internet y la aparición de las redes sociales y de aplicaciones de mensajería instantánea como WhatsApp ha trastocado esa funcionalidad básica de llamar.

Internet está devorando a la telefonía móvil. Los mensajes de texto hace tiempo que son un resto anacrónico. Y ahora le toca el turno a las llamadas. Casi la mitad (47,3%) de los usuarios que habitualmente utilizan Internet en España ya realizan llamadas consumiendo datos en lugar de minutos de voz, según el Panel de Hogares elaborado por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

Este cambio de hábitos, que desplaza al usuario desde un universo analógico e individualista hacia otro digital y socializado, tiene una doble consecuencia empresarial y sociológica. En el ámbito del negocio, las operadoras ven como sus ingresos tradicionales por tráfico de voz se desploman e intentan compensar ese descenso con los ingresos por uso de datos. Por el momento, el balance es negativo porque los planes de tarifas planas de datos móviles resultan más asequibles que la facturación de llamadas, sujetos a cargos extras como el coste de establecimiento. Aunque el fenómeno más desestabilizador para las cuentas de las compañías es el wifi, que ha pasado a ser el principal enganche de navegación para los dispositivos móviles.

El 73,6% de los usuarios con smartphone se conecta habitualmente a redes wifi y únicamente el 8,3% recurre exclusivamente a las redes de banda ancha móvil para acceder a internet, según los datos de la CNMC. “Los consumidores no quieren sorpresas en su factura. Perciben el wifi como un servicio gratuito e ilimitado, aunque en realidad esté sujeto a una tarifa mensual. Por eso, prefieren consumir datos a consumir voz, aunque empleen esos datos para hablar”, señala el portavoz de una operadora.

Llamadas y SMS, una reliquias

Mensajes de texto en desuso. Desde que se ha generalizado la mensajería online el 72,6% de los usuarios ha dejado de enviar SMS y otro 18,6% consume menos de la mitad.
Liderazgo de WhatsApp. El 84,5% de los usuarios de smartphones usa esta aplicaicón para enviar mensajes y el 33,8% para realizar llamadas. Le siguen a mucha distancia Facebook Messenger y Skype.
Descenso de la voz. El 45,5% de los que usan la mensajería online ha reducido sus llamadas de móvil a menos de la mitad o que el 6,7% ha dejado de hacer llamadas.

En efecto, para desgracia de Telefónica, Vodafone, Orange o Yoigo los usuarios hablan y navegan más que nunca por su móvil pero cada vez gastan menos en hacerlo. El gasto de los hogares en telefonía móvil cayó un 4,2% en el último año y el gasto medio mensual ha pasado de 29 a 27 euros, según los datos de la última oleada del informe Las TIC en los hogares españoles, correspondiente al primer trimestre de 2015. Este mismo estudio revela que la segunda principal característica que valoran los consumidores cuando renuevan su móvil es la conexión wifi (64,7%) solo superada por la cámara (79,1%)

Consecuentemente, los ingresos por telefonía móvil cayeron un 9,8% en 2014, mientras que los de banda ancha móvil crecieron un 4,4% y los de la banda ancha fija aumentaron un 5,5% según el informe de la CNMC correspondiente al cuarto trimestre de 2014.

A esa conexión asequible se han adaptado tanto los terminales como las aplicaciones. Los smartphones se han generalizado y ya representan el 72,4% del total, lo que ha permitido que el móvil se haya convertido en el primer dispositivo para acceder a internet, empleado por un 77% de los internautas españoles, superando al ordenador. Paralelamente, el uso de las aplicaciones de mensajería instantánea, que ahora se complementan con servicios de voz, como WhatsApp se han generalizado igualmente en tiempo récord.

El 75,7% utiliza estas aplicaciones de mensajería online diariamente, superando al uso de llamadas de voz, que en el último año ha disminuido y ahora solo el 33,6% de los consumidores realiza esas llamadas diariamente. Eso provoca fenómenos como el 45,5% de los usuarios que usan esas aplicaciones de mensajería haya reducido su consumo de llamadas de móvil a menos de la mitad y el 6,7% ha dejado de hacer llamadas y otro 67,3% ya no envía SMS.

“El éxito de WhatsApp puede venir de que es una convergencia entre SMS y las redes sociales. Por un lado, guarda el respeto a la privacidad; por otro, permite la mensajería en grupo, emulando una red social pero sin que el contenido sea público, y sin que el usuario tenga la impresión de que se rastrea su contenido con motivos publicitarios como hace Facebook o Google”, dice Frederic Guerrero-Solé, profesor de Comunicación de la Universidad Pompeu Fabra.

¿Autismo o socialización?

Los españoles empleamos dos horas y dos minutos al día de media mirando o interactuando con nuestro móvil. Si se unen la pantalla del portátil y la tableta ese tiempo se amplía más allá de las tres horas, según el índice de tendencias de Internet que elabora todos los años Mary Meeker, la renombrada analista de Sillicon Valley e inversora conocida como la Reina de Internet. Además, el 56% asegura que se lo lleva cuando va al baño, el 68% lo lleva consigo aunque sólo salga 5 minutos de casa y el 77% vuelve a por él en caso de haberlo olvidado en el hogar, según Phone House.

Antes ese uso intensivo, han surgido dos explicaciones radicalmente opuestas. Las de los que opinan que existe una dependencia obsesiva y enfermiza de esas pantallas, que está orillando las relaciones personales; y las de lo que piensan que el móvil o la tableta permiten una nueva forma de socialización más amplia, sin que por ello ese tengan que resentir las relaciones más personales.

Entre las primeras, está Sherry Turkle, una psicóloga estadounidense del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), que en su último trabajo Reclaiming Conversation se pregunta si se nos ha olvidado el arte de conversar por la cantidad de veces que las abandonamos para mirar un teléfono. “Hay una nueva generación que ha crecido sin saber lo que es una conversación ininterrumpida”, asegura.

Del otro lado, el profesor Frederic Guerrero-Solé observa: “No estoy de acuerdo con la visión apocalíptica de que estas aplicaciones de mensajería y las redes sociales impersonalizan nuestras relaciones sociales, evitando el contacto cara a cara. Lo que ha ocurrido es que nuestra estructura social ha cambiado de tal forma que quizás lo único que nos queda muchas veces es ese tipo de contacto. También me parece muy arriesgado hablar de dependencia del móvil como si se trata de una patología. Usamos el móvil continuamente porque satisfacemos una necesidad, ya sea la de jugar, ver un vídeo o comunicarme con otras personas. Antes necesitábamos más de un instrumento para hacerlo y ahora lo tenemos en un solo dispositivo

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