Acabó el estado de alarma y en mi clase, empezaban a elucubrar cómo sería el curso que viene. Se las imaginaban muy felices sin mascarillas, con excursiones, volviendo a trabajar por grupos… pero el Ministerio de Educación, ya ha avanzado cómo serán las medidas antiCOVID para el próximo curso y no hay mucho optimismo al respecto.

Observamos día a día los datos de contagios y rangos de edad de los vacunados, bailando al son de la canción del verano. No queda duda que una de nuestra mayor fuente de ingresos viene del turismo y, para la campaña de verano, habrá que disfrazar una España vencedora ante el COVID, augurando Pedro Sánchez que en “100 días, España logrará la inmunidad de grupo”. Eso fue el 10 de mayo. Hoy, faltan 117 días para el inicio en las aulas del próximo curso, con lo cual, se supone que estaríamos disfrutando en los centros educativos de la inmunidad de grupo, pero siento decirles que pintan bastos.

Ya ha anunciado la ministra Celaá, que el próximo curso, va a reducir la distancia social 30 centímetros, para que se sitúe en unos maravillosos 120 centímetros entre el alumnado, así que eso de trabajar en grupos, se ha esfumado más pronto que tarde. Quizás no sepa la ministra que, a pesar de la reducción, en el 90% de las aulas, esto sigue siendo incumplible, pero ella sigue a lo suyo… Además, habrá que seguir llevando mascarilla y nuestro contacto con las familias va a seguir siendo telemático. Si eso es consecuencia de tener inmunidad de grupo, no entiendo qué significa exactamente el término.

También se han llenado la boca diciendo que se prorrogará la contratación de docentes de refuerzo COVID, ya que han ayudado de una manera increíble a recuperar a algunos alumnos, los aprendizajes que el curso pasado. Quizás la ministra, desde su despacho, no se haya enterado que estos refuerzos han servido, principalmente, para cubrir las bajas de los docentes que se han contagiado o han estado en cuarentena. Ojalá hubiesen podido desempeñar plenamente sus funciones, pero los hechos son los que son.

Se nota que, tanto desde el Ministerio como desde las Comunidades Autónomas, no han pisado un aula en lo que va de curso. Tampoco saben cuál es la situación emocional y física del alumnado y de los docentes. No es la primera vez que lo digo y creo que tampoco será la última. Los docentes estamos totalmente agotados, con una carga de trabajo y de estrés muy preocupante. Eso no es motivo de evaluación ni de reflexión de cara al próximo curso. “¡Sigan, sigan!”, como diría un árbitro dando la ley de la ventaja…

El colectivo docente sigue dejado de “la mano de Dios”. Con respecto a nuestra salud, nos pusieron una dosis de AstraZeneca a toda prisa, se ha pasado el tiempo recomendado para la inoculación de la segunda dosis y aún estamos a la espera de saber qué es lo que va a pasar con nosotros.. Con respecto nuestro ámbito de trabajo, en lugar de aprobar en la ley una bajada progresiva de la ratio, como aludí en mi anterior artículo, nos siguen hacinando en situación de pandemia. Con respecto a nuestra salud emocional… ¿el colectivo docente tiene de eso? No, ellos siguen para adelante con cuatro migajas y buenas palabras. ¿Hasta cuándo vamos a seguir tragando la incoherencia de las decisiones políticas con respecto a la educación?

https://www.lavozdegranada.info/las-medidas-covid-del-curso-2021-2022-2/#more
FOTO: https://elderecho.com/responsabilidad-los-padres-ante-la-vuelta-al-colegio-pleno-escenario-covid-19

A %d blogueros les gusta esto: