«15-M REFLEXIONES DIEZ AÑOS DESPUÉS» por Francisco L. Rajoy Varela

Casualmente me encontraba en Madrid cuando surgió este movimiento reivindicativo. Recuerdo la explanada de Sol cubierta de tiendas de campaña y ambiente festivo.

Contemplé aquel ambiente con  la curiosidad y el escepticismo del hombre cerca de los 60 años que porta en su mochila las enseñanzas y reflexiones que dan el bagaje cultural de haber leído no sólo la historia de la humanidad a lo largo de los siglos, sino también por haber tenido la suerte de haber vivido la dictadura y la posterior transición democrática en este país.

Entonces como ahora, mis sensaciones y opiniones no han variado un ápice. Aquello ocurrió un mes de Mayo y tengo la impresión de que con una diferencia abismal y en un contexto histórico
absolutamente distinto, pretendía emular de forma bastante patética y torpe aquel, por otra parte bastante mitificado, mayo francés del 68.

Lo del 15-M me pareció una reunión de jóvenes con las hormonas pasadas de revoluciones y ganas de fiesta. Un botellón maquillado de pretensiones ideológicas utópicas, trasnochadas y lejos de la
realidad, cuya finalidad estaba condenada al fracaso de antemano aunque se trate de mitificarlo por parte de los medios de comunicación escritos y audiovisuales. Lo que la verdad esconde de aquel fenómeno social, como de otros muchos hechos históricos, jamás se sabrá. Sólo opiniones sesgadas, manipuladas y partidistas en función de quien las realice.

Sabemos quiénes eran las cabezas visibles, irresponsables de aquella estupidez, los Iglesias, Monedero, Errejón, Echenique. Pero, ¿quién movía los hilos de estas marionetas?, ¿quién
financiaba económicamente y con qué interés este movimiento? Estas respuestas no han sidocontestadas nunca. Lo que está claro es que los individuos antes referidos supieron manipular y apoyarse en una juventud ignorante y utópica para sacar los réditos políticos y económicos, derivados de su actividad política posterior. Porque hay que ser muy ingenuo para creerse las milongas de la revolución, la igualdad y la justicia social. Esa canción es tan vieja como el mundo y sólo ha traído guerras, sangre, destrucción, dolor y tristeza. Y si dudan de ello, repasen la historia. Sin ir más lejos ahí está el ejemplo de la Venezuela actual.

A día de hoy no creo que quepa discusión si decimos que no hay nada nuevo bajo el sol en el mundo actual. La codicia, la ambición de poder y poseer y la maldad han sido la constante imperante a lo largo de los siglos. Siempre ha habido una minoritaria clase dominante que ha vivido y se ha enriquecido a costa de una mayoría dominada y aplastada. Pero como diría el Segismundo de Calderón, la vida es sueño y los sueños, sueños son. Y soñar es gratis.

Aquel sueño de una noche de primavera, no deja de ser más que eso, un sueño. El despertar a la triste realidad es muy distinto. Hacer un mundo mejor, más justo, solidario y sostenible, no se construye con ideologías trasnochadas y buenos propósitos, se construye desde nuestro interior con generosidad, respeto y bondad y bajo la bandera de una conciencia colectiva y en caminar todos juntos en la misma dirección. El resto es perder miserablemente el tiempo y consumir nuestra existencia en vano.

Francisco L. Rajoy Varela
prajoy55@gmil.com

foto: Aspecto de la acampada del 15-M en la Puerta del Sol en mayo de 2011. | Javier Barbancho

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