Diversos textos publicados en Curiosidades elvirenses de Jose Enrique Granados11062432_912985328787483_43472882139535989_o

Aunque no sabemos exactamente la fecha de la fotografía, podemos encontrarnos ante un retrato de principios de siglo pasado. Casi coetáneo a la misma (1890) nos encontramos con el texto de D. Antonio Almagro Cárdenas titulado “Curiosidades del pueblo de Atarfe y ruinas Elvira”, en el que podemos leer lo siguiente:

El pueblo se constituye de una calle principal, llamada Real, cuya longitud son unos cuatrocientos pasos, y en la que se sitúa la plaza de la Constitución o Ayuntamiento y la iglesia. De la calle Real parten otras transversales a derecha e izquierda que dan salida respectivamente, unas a la vega y otras a las faldas del Cerro del Castillejo, perteneciente a Sierra Elvira. Son también de notar en esta calle Real o mayor, a más de la iglesia, la casa de los tres de Burgos, importante edificio de fines del siglo pasado, en la que se halla una fuente pública.

Aunque hay de dejar claro que esta fuente a la que se refiere el texto no es el pilar que aparece en la fotografía ya que éste se inauguro en 1901, costeado con fondos de los vecinos y siendo alcalde Francisco Giménez Abril.

La fotografía está repleta de tipismo destacando en un primer término las mujeres, casi todas cubiertas con toquilla que con su cántaro cogen agua del pilar. Los burros amarrados a la pared del edificio con sus aparejos y los hombres, tanto los de la calle como los que se ven asomados a los balcones, tocados con sombrero………..

Hermosa estampa de un edificio, cuya fachada nunca debió cambiar.

Curiosidades elvirenses.

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Otra perspectiva de nuestra calle Real allá por 1968, ilustra la Gacetilla de hoy. La fotografía, cortesía de Antonio Sánchez, que aparece en la instantánea junto a la furgoneta, me devuelve a una niñez en donde la calle Real era el eje vertebrador de un pueblo que vivía en ella.

Nuestra arteria principal era una calle bulliciosa, llena de gente que la paseaba y la disfrutaba; una avenida con tránsito de vehículos, con un tranvía cargado de romanticismo y acusados vaivenes; vial de dimensiones proporcionadas, en sus aceras los vecinos se repartían el espacio con las terrazas de bares y cafeterías. Tranvía y vehículos de motor compartían el arcén en perfecta armonía con bestias y carros tirados por caballerías, participando del espacio, motocicletas y velocípedos.

Casas ilustres de dos alturas, uniformes, en cuyas delanteras colgaban ventanas y balcones con magníficas rejerías y apliques de luz daban paso a viviendas más humildes, cuyo único blasón era la blanca cal que año tras año usaban sus propietarios para enjalbegar las fachadas. Las puertas de los comercios tradicionales se sucedían a las de las residencias vecinales con equilibrio, sin estridencia… Lo único discordante eran los ruidos producidos por la chiquillería que ocupaban las plazas y calles adyacentes jugando a la pelota o a policías y ladrones.

Recuerdos de un ayer un poco lejano pero siempre permanente.

Curiosidades elvirenses.

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Y si el otro día elogiábamos la calle Real que conocimos en la década de los sesenta y setenta del siglo pasado, hoy ponemos en valor otra fotografía de esta misma calle, pero en otra zona diferente y en una época más reciente. En la misma podemos observar la construcción de los pisos que hay en esta avenida, esquina calle de las Golondrinas, en donde se encontraba la tienda de Rafael “el Alpargatero”. En la otra esquina, el videoclub que regentaba “Francisquín”.

Contemplamos en todo su esplendor la casa de los Arcos, así como la hilera de olmos, desprovistos de hoja que daban sombra en los meses de estío. Un carruaje tirado por dos caballos pasea tranquilamente, portando a cuatro personas.

Cuantas historias habrán tenido lugar en nuestra calle Real……….

Curiosidades elvirenses.

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 En la fotografía de la Gacetilla de hoy podemos ver una larga hilera de mujeres, en la calle Real, ante la llamada casa de la Falange para el reparto de productos alimenticios de primera necesidad tras el terremoto de abril de 1956. Esta fila sería muy similar a las que se formaban durante la postguerra tras la puesta en marcha del sistema de racionamiento establecido en nuestro país el 14 de mayo de 1939, ante la falta de alimentos.

La reducción salarial de 1939 y el posterior estancamiento de los sueldos –que en 1950 aún se situaban en torno al 50% de los existentes en 1936– adquirieron tintes dramáticos por la escasez de los alimentos, mientras los comedores de Auxilio Social acogían a cientos de miles de familias cada día. Nos referimos a las famosas cartillas de racionamiento.

Éstas, son uno de los elementos más característicos de la posguerra en España. Para llevarlo a cabo, se crearon estas cartillas, variando las cantidades de alimentos que debía recibir el destinatario en función de la edad y sexo. Por ejemplo, una persona de 60 años recibía el 80% de la cantidad recibida por un hombre adulto mientras que un menor, tenía derecho al 60% de la misma. Entre clases sociales también se establecieron diferencias.

Sin embargo, las cantidades establecidas oficialmente por el decreto del Gobierno –un hombre adulto, por ejemplo, debía recibir 400 gramos de pan, 250 de patatas, 200 de pescado fresco, 100 de legumbres, 125 de carne, 30 de azúcar, 25 de tocino y 10 de café al día–, nada tenían que ver con las que finalmente se entregaban a cada ciudadano. El racionamiento no cumplió su función casi nunca.

En un principio las cartillas eran familiares, pero en 1943 pasaron a ser individuales. El sistema de racionamiento estuvo vigente hasta mayo de 1952, cuando las cartillas desaparecieron para los alimentos. Y es que durante estos casi 15 años el sistema demostró ser de muy mala calidad y dio origen al estraperlo y a la venta ilegal de estos productos en el llamado ‘mercado negro’.

Por desgracia, la crisis actual ha hecho que estas filas vuelvan a aparecer ante las puertas de varias ONGs.

Curiosidades elvirenses

Foto de Gacetilla y curiosidades elvirenses.

Y para terminar con este paseo por la calle Real que hemos emprendido en estos últimos días, traemos a la portada de la Gacetilla, una fotografía de nuestra arteria principal de mediados de la década de los sesenta. Hay que destacar que toda esta colección se la debemos a Antonio Sánchez. De nuevo mi gratitud, ya que gracias a su esfuerzo durante tanto tiempo, hoy podemos recordar el Atarfe del pasado.

En un primer lugar, en esta foto podemos leer la palabra Paz. Este vocablo forma parte de la frase acuñada por el régimen “25 años de paz”. Esta campaña de propaganda del franquismo fue puesta en marcha en 1964 por Fraga Iribarne, ministro entonces de Información y Turismo, para conmemorar el fin de la Guerra Civil. Con un discurso más conciliador se pretendía capitalizar la paz asociándola a las mejoras económicas y sociales que empezaban a percibirse en la sociedad española, tras más de veinticinco años de miseria.

Dos relojes hay en la imagen, cada uno marca una hora distinta. Los olmos, esta vez muestran todas sus hojas; estamos en primavera, en verano quizás. La plaza de la Iglesia, ya sin el “entablao”; y el primer kiosco de Miguel adosado a las paredes de la sacristía; la barbería del Solana, la relojería Castro, y una bicicleta. ¿Quién sería su propietario?.

Curiosidades elvirenses.

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