El Consejo de Ministros ha aprobado los indultos a los políticos independentistas encarcelados. Un punto de partida, como reconoce el propio presidente del gobierno, Pedro Sánchez, no la solución definitiva, pero si una herramienta para empezar a recomponer lo que lleva tanto tiempo roto con Catalunya.

Es un gesto decidido de Sánchez que asume en primera persona el coste que, indudablemente, va a tener. Coste electoral, coste político, incluso dentro de su propio partido, aunque las voces críticas aquí se han ido apaciguando. Los indultos son una herramienta legal, constitucional y que corresponde tomarlas a la política. Porque es importante recordar que la justicia ya tomó su decisión, condenó a los políticos y estos están cumpliendo su condena. Los indultos son una decisión estrictamente política, estos y todos los que los diferentes gobiernos han concedido a lo largo de los tiempos.

A veces es importante recordar lo obvio, la legalidad y la constitucionalidad de la medida, porque, desde la oposición, el PP lanza sin pudor falsedades, poniendo en cuestión precisamente la legalidad y la constitucionalidad. Los indultos caben dentro del estado de derecho y ni defenderlos rompe España ni rechazarlos salva a España. España no se rompe tan fácilmente.

Por quedarnos con la historia más reciente, los aspavientos del líder popular, Pablo Casado, recuerdan mucho a los de su partido cuando un gobierno socialista buscaba el camino para acabar con ETA. ETA ya no existe y España sigue entera. Qué hubiera sido de este país sin la valentía de algunos políticos que se sentaron con sus enemigos y acordaron una transición, que, con sus defectos, permitió la llegada de la democracia.

El discurso sobreactuado de Casado tiene otro defecto, la falta de una propuesta para Cataluña, una propuesta que permita restablecer la convivencia. Hasta algunos de los más prestigiosos medios internacionales ven hoy en los indultos una oportunidad. Sus consecuencias, es evidente, que no las conoceremos hasta dentro de un tiempo, pero, de momento, van a permitir el restablecimiento del diálogo. Con los políticos en la cárcel era todo mucho más difícil y no por ellos, sino por una sociedad, la catalana, que, en su mayoría, independentista o no, considera que el castigo ya ha sido suficiente. 

Y hay todavía un último motivo para pensar que los indultos pueden ser útiles, los dos principales partidos independentistas van a tener que mojarse. La defensa de la independencia es legítima, pero solo se puede abordar desde la política y tendrán que demostrar si quieren hacer política o no. Hoy, con la aprobación de los indultos, la otra parte, Pedro Sánchez, ya lo habrá demostrado.

CADENA SER

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