El expresidente vuelve a escena y se atribuye funciones de vigilancia en la política española

La digestión de los indultos a los líderes independentistas catalanes pide tiempo. A la vuelta del verano tendremos una mejor perspectiva, que seguramente se hará más nítida a medida que vayan pasando los meses. Los indultos no son exclusivamente un acontecimiento político ‘nacional’ español, son también un hecho político que tiene lugar en el marco europeo. Los indultos buscan una mayor estabilidad en el segundo país más importante del sur de Europa, en un momento muy interesante para el futuro de la Unión Europea. La suma de problemas en el Este (la tendencia a la reagrupación del antiguo espacio imperial ruso) y en el Oeste (Brexit) obligan a la Unión a compactarse y a aminorar sus problemas internos.

Evidentemente, la cuestión de Catalunya no es el ombligo de la política europea -pese a que no pocos militantes independentistas, llevados por un fervor casi religioso, así lo creen-, pero la crisis de Catalunya es uno de los asuntos complejos que están sobre la mesa europea. Un asunto difícil de resolver que, por el momento, presenta un lado positivo: no ha habido bajas. Los indultos son, en alguna medida, un asunto europeo y ello explica el tono con que han sido recibidos por la prensa europea de calidad: ni una sola crítica. Ni un solo reproche desde ninguna cancillería. Quienes conocen el circuito diplomático de la UE saben que la medida de gracia ha sido bien recibida por los gobiernos de los principales países europeos. ¿Motivo? La Unión Europea necesita aminorar problemas internos para afrontar mejor los retos que se le plantean desde el Oeste (Brexit) y desde el Este (Rusia y China) en el marco de la nueva presidencia de los Estados Unidos. El indulto es percibido como una medida inteligente en las democracias de largo recorrido, acostumbradas a afrontar situaciones complejas con soluciones de compromiso. El choque frontal a toda costa, deleite de una cierta política española y ardor de una cierta prensa madrileña, no es código UE. El choque frontal a toda costa es arqueología de la España de los castillos. El código UE fabrica pactos. Esa mirada europea está presente en el debate de estos días y han saltado chispas. Vamos a verlo.

El pronunciamiento claro, sin ambigüedades, del empresariado catalán se ha producido en el marco de unas jornadas anuales de debate, cuya historia se remonta al programa desarrollista de la economía española. El Cercle d’Economia de Barcelona es una entidad fundada en 1958, un año antes de la aprobación del Plan de Estabilización, por un grupo de jóvenes empresarios europeístas, bajo la guía intelectual del historiador Jaume Vicens Vives, que mantenía una estrecha amistad con el economista Joan Sardà Dexeus, padre intelectual del citado Plan de Estabilización, desde la jefatura de Estudios del Banco de España. Cierta prensa madrileña suele recurrir a la caricatura del “establishment” catalán, como si fuera un lobby alejado y extranjerizante. El Cercle d’Economia estuvo en la vanguardia de la modernización de la economía española y del ingreso de España en la Comunidad Económica Europea. Las jornadas de debate de este año, en las que no sólo se ha hablado de los indultos, han tenido como invitado especial al primer ministro italiano, Mario Draghi, antiguo presidente del Banco Central Europeo.

El claro pronunciamiento del Cercle d’Economia, flanqueado de inmediato por la patronal Foment del Treball, movilizó la opinión favorable a los indultos del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi. La toma de posición del señor Garamendi ha sido objeto de un linchamiento mediático de tal calibre en Madrid, que ha acabado provocando escenas de adhesión a su favor en la propia patronal española. Esa embestida no es código UE. Garamendi se vio obligado a matizar, pero sus palabras permanecen.

También se han pronunciado a favor del perdón los obispos catalanes, con la posterior adhesión de la Conferencia Episcopal Española, presidida por el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella. Este movimiento no se habría producido sin el visto bueno de la Santa Sede.

Circuito europeo, empresariado, Iglesia católica y mayoría parlamentaria del Congreso de los Diputados, a favor de los indultos. Este es el cuadro, por arriba, Por abajo, una opinión social claramente favorable en Catalunya, que va mucho más allá del ámbito del voto independentista (el zócalo independentista está furioso) y una opinión todavía adversa en el resto de España con balanceos significativos en las últimas semanas. El no estaría ahora en el 55%. Es un cuadro que invita a hilar fino.

Nuevamente, al Partido Popular le cuesta hilar fino. No le fue bien la manifestación de Colón y ha pinchado en la campaña de recogida de firmas. Su problema tiene tres letras: Vox. El partido de la extrema derecha amenaza con presentar una segunda moción de censura a Pedro Sánchez. Vox ocupa estos días el retrovisor de Pablo Casado.

En este contexto entra en escena José María Aznar, con un discurso amenazante para quienes han apoyado a los indultos. “Son días para apuntar y no olvidar”, ha dicho el expresidente del Gobierno, arrogándose funciones de guardia de seguridad del sistema político español. Lenguaje húngaro.

https://www.lavanguardia.com/politica/20210626/7558136/aznar-amenaza.html?jwsource=cl

 

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