Debe ser que Madrid tiene bula, miles de obras de arte  si volvieran a su origen, dejarían en pañales a los dos grandes museos madrileños.

Vaya “escándalo”: el Museo de Osuna expuso piezas arqueológicas, supuestamente expoliadas de yacimientos. Costumbre vieja, por cierto. No por Osuna, ni por su Museo: porque todas las piezas arqueológicas expuestas en museos sólo pueden provenir de yacimientos. Las de Osuna de yacimientos propios. “Otros” de procedencia ajena. La relación que el alcalde de la ciudad ducal remitió a este comentarista, llenaba una docena de páginas A4, a línea por objeto. Debe ser que Madrid tiene bula. Porque no es lo único: la Dama de Baza, llevada para su “restauración” ya no sale de la villa y corte. Ni la Inmaculada de Schultz, robada del Museo hispalense con otros noventa y nueve cuadros por el codicioso Mariscal, que pasaba por allí y se quedó cuando Pètain la devolvió a Sevilla. Y otros miles de obras de arte que, si volvieran a su origen, dejarían en pañales a los dos grandes museos madrileños.

Hay quienes afirman que esas piezas artísticas “ahora” son patrimonio de todos los españoles. Y ¿por eso deben estar en Madrid? Inculca la duda de si Andalucía es o no parte de España, pues la aportación al Estado no depende de la ciudad en que se exponga, pero sí sería lógico que se exponga en lugar cercano a su origen. Lo contrario, en cambio, no deja de ser grave. Esto sí, un escandaloso expolio. Un saqueo. Un gravísimo agravio. Cuando la Guardia Civil precintó el museo ursaonense por presunto expolio, puede que le respaldara noséquéley, altamente discutible, porque si se va al fondo y a la siempre odiosa comparación, cabría mas hablar de arbitrariedad, de muy distinta aplicación de la Ley, que de Justicia. Si así fuera todos los museos del mundo deberían ser cerrados y las obras devueltas a los yacimientos de los que fueron sacadas. Esto sería una aplicación justa, ecuánime, certera y equitativa de la Justicia. O se nos está dando tratamiento colonial y la mayoría no quiere verlo.

Una cosa es el robo de yacimientos para su venta a anticuarios y particulares sin escrúpulos, y otra la conservación de objetos procedentes de yacimientos locales para exposición y disfrute públicos en la misma localidad. ¿O no? O las obras de arte y arqueológicas andaluzas “sólo” están bien expuestas en los museos de “la capi”? Si la conservación en un Museo también se pudiera considerar expolio, si los objetos ursaonenses expuestos en el Museo de Osuna pudieran tener el calificativo de “expolio” ¿qué hace todavía en Madrid esa extensa relación de cuatrocientos bienes culturales de la propia Osuna? ¿Qué hacen allí miles de objetos, obras de arte parte del patrimonio cultural andaluz? Todo lo que se guarda en el Museo Arqueológico madrileño, hurtado a Andalucía, ha salido, también, de yacimientos. Pero no madrileños. Llamarle “español” sólo a lo que reside en Madrid, sólo puede llevar a la duda de qué somos los demás.

Si los objetos objeto de las pesquisas policiales que llevaron a cerrar el Museo de Osuna hubieran llegado de forma irregular, por ejemplo, comprados a los expoliadores, debería entenderse como punible la compra. Sólo la compra, no la posesión. Igual que si le compras a quien te roba para evitar complicaciones, en tanto comprar lo robado, aunque sea a uno mismo, es una forma de animar a los ladrones. También mantener en Madrid objetos depredados a Andalucía, los del consabido “lo que entra en el Prado ya no sale”, es una forma de animar a los depredadores, a quienes, pese al peligro consecuente y a lo negativo de la animación, continúan animando.

Rafael Sanmartín

FOTO:Museo Arqueológico de Osuna.

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